Aire fresco entre el polvo

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Yoongi se encontraba revisando los materiales, con el hombro doliéndole más de lo usual. Entre el ruido de la obra y la carga mental que suponía trabajar en el mismo sitio del desastre de años atrás, apenas había notado la presencia de Taehyung, que se acercaba con su habitual porte tranquilo pero imponente. No era la primera vez que lo veía caminar por la obra, pero esta vez venía directamente hacia él.

Cuando Taehyung se detuvo a su lado, Yoongi enderezó la postura, instintivamente sintiendo la necesidad de mostrar algo de respeto.

—Señor Kim, ¿necesita algo? —preguntó Yoongi con la formalidad que creía necesaria.

Taehyung lo miró por un momento, evaluando su respuesta antes de hablar.

—Señor Min —comenzó Taehyung, con un tono educado y preciso—. Necesito que me mantenga informado de cualquier irregularidad que encuentre en la obra. No me importa lo pequeña que parezca. Quiero estar al tanto de todo.

Yoongi lo miró desconcertado. No era común que alguien de la posición de Taehyung se dirigiera a él, un simple obrero, para un asunto tan delicado. Aún más extraño era el tono formal y directo, como si estuvieran discutiendo asuntos de gran importancia. Por un segundo, Yoongi pensó si estaba siendo evaluado.

—Entiendo, señor Kim, pero... ¿por qué yo? —preguntó Yoongi, todavía incómodo por el intercambio—. No soy exactamente el más calificado para hacer ese tipo de reportes. Hay otros supervisores...

—Precisamente por eso lo estoy pidiendo a usted —interrumpió Taehyung con calma, manteniendo el tono formal—. No quiero filtros. Quiero honestidad, y he escuchado que usted no tiene problema en decir las cosas como son.

Yoongi se quedó en silencio por unos segundos, asimilando lo que le acababan de decir. Esa no era la respuesta que esperaba.

Taehyung, notando la incomodidad en la postura de Yoongi, cambió ligeramente su expresión. Bajó el tono, rompiendo un poco la distancia formal.

—Mira, Yoongi —dijo, cambiando a un tono más personal—. No necesito que me trates con títulos ni formalidades. No soy alguien que espera ser adulado. Quiero que me hables de manera informal, sin filtros. No hay necesidad de mantener esa barrera entre nosotros.

Yoongi lo miró, sorprendido por la repentina familiaridad en el trato. Era raro que alguien de la posición de Taehyung pidiera eso.

—Está bien, si es lo que prefieres —respondió Yoongi, todavía con algo de duda en su tono, pero aceptando el cambio—. Pero no entiendo por qué alguien como tú, con tu reputación, me pediría algo así. No soy el empleado más importante aquí, y no suelo llevarme bien con la gente que se viste tan bien.

Taehyung soltó una pequeña risa, sincera, pero sin dejar de ser educada.

—Precisamente porque no eres el tipo de persona que intenta caer bien —respondió Taehyung—. Me han hablado de ti. Dicen que eres directo, que no tienes miedo de señalar los errores. Y es exactamente lo que necesito. No quiero que me digas lo que quiero escuchar. Quiero la verdad, aunque sea incómoda.

Yoongi lo miró por un momento, tratando de entender si todo esto era una especie de prueba o simplemente una conversación honesta. El rostro de Taehyung no mostraba ni un rastro de engaño, solo una firme determinación.

—Entonces, lo que me estás diciendo es que no esperas que te adule ni que te trate con guantes de seda —dijo Yoongi, cruzando los brazos—. Quieres que te diga cuando las cosas estén mal, aunque eso no sea lo más bonito de escuchar.

—Exactamente —afirmó Taehyung, con un ligero asentimiento—. No me interesa ser el arquitecto más admirado. Me interesa que este proyecto salga bien, y para eso necesito saber qué está fallando. Si ves algo, lo que sea, dímelo.

Yoongi dejó escapar un pequeño suspiro. No estaba acostumbrado a este tipo de trato, pero había algo en la sinceridad de Taehyung que lo hacía sentir un poco más cómodo.

—Está bien —dijo finalmente—. Te diré lo que vea. Pero ya te advierto, esta obra tiene más de un problema, y no solo en la estructura.

Taehyung lo miró con un destello de interés en sus ojos.

—Eso es lo que quiero escuchar —respondió, su tono más relajado—. Si hay algo que no está bien, necesito saberlo antes de que sea tarde.

Hubo una pausa, un breve momento de silencio en el que ambos hombres se miraron, reconociendo el respeto mutuo que comenzaba a formarse entre ellos.

—Aprecio que seas honesto, Yoongi —dijo Taehyung con una pequeña sonrisa—. No me interesa ser tratado como alguien especial, solo porque llevo un título. Quiero que me trates como una persona más, igual que a cualquiera. Alguien que está aquí para trabajar, igual que tú.

Yoongi asintió, comenzando a entender la lógica de Taehyung. No era arrogancia lo que impulsaba al arquitecto, sino una genuina necesidad de hacer las cosas bien.

—Es raro encontrar a alguien que piense así —comentó Yoongi—. La mayoría solo quiere impresionar o cubrirse las espaldas. Pero tú... parece que de verdad te importa lo que pasa aquí.

Taehyung inclinó la cabeza, aceptando el cumplido sin demasiada ceremonia.

—Es porque he visto lo que pasa cuando las cosas no se hacen bien —dijo, su voz cargada de una seriedad que Yoongi no había notado antes—. Y no quiero que eso vuelva a ocurrir.

Yoongi reconoció en sus palabras un trasfondo oscuro, algo más allá del simple deseo de hacer su trabajo bien. Había algo personal en el empeño de Taehyung, algo que no se mencionaba pero que estaba claramente presente.

—Bueno, entonces estamos en la misma página —dijo Yoongi, con una media sonrisa—. Si veo algo que no cuadra, te lo haré saber. Sin rodeos.

—Perfecto —dijo Taehyung, extendiendo la mano hacia Yoongi, algo que lo tomó por sorpresa.

Después de un segundo de vacilación, Yoongi estrechó la mano de Taehyung, sellando el acuerdo informal entre ambos. No había necesidad de más palabras. El respeto se había establecido, y con eso, una alianza inesperada comenzaba a formarse.

Mientras Taehyung se alejaba hacia la zona donde revisaban los planos, Yoongi volvió a sus herramientas, pero con una sensación nueva en su mente. No todos los días se encontraba con alguien que valorara la honestidad por encima de la fachada. Quizá trabajar con Taehyung no sería tan malo después de todo.

Y si eso significaba que las cosas en la obra podían mejorar, entonces Yoongi estaba dispuesto a seguir ese camino. Después de todo, la sinceridad era un lujo que escaseaba en su mundo.

Desde los cimientos (Yoonjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora