Desde los cimientos (Yoonjin)

Un salto de fe

Jungkook caminaba de un lado a otro en su oficina, sintiendo el peso de la decisión que debía tomar. Había recibido un mensaje de su esposa, recordándole una cena esa noche con socios importantes. Una parte de él quería ignorar la obligación, quería huir a los brazos de Jimin y dejar de pretender. Pero la otra parte, la que había aprendido a actuar sin sentimientos, sabía lo que estaba en juego. Este matrimonio, aunque sin amor, le daba acceso a un mundo de poder e influencia que su familia siempre había codiciado.

Jungkook miró la pantalla de su teléfono, viendo la foto de Jimin que tenía guardada como fondo de pantalla. "¿Qué estás haciendo?" murmuró para sí mismo, con el rostro cubierto de dudas. Jimin siempre lo había alentado a ser más valiente, a no temer romper las cadenas que lo ataban, pero... ¿cómo podía dejarlo todo?

Llevaba semanas así, con Jimin presionando suavemente, pidiéndole que tomara una decisión. Pero las cosas se habían complicado desde que Jimin había vuelto a trabajar en las calles, sobreviviendo con lo mínimo. "Jimin podría irse en cualquier momento", pensó Jungkook, sintiendo el nudo en el estómago apretarse un poco más. "Y si no tomo esta decisión ahora, lo perderé."

Esa noche, en la cena, Jungkook se encontró a sí mismo sin poder concentrarse. Las palabras de su esposa resonaban en su cabeza, pero no registraban ningún sentido. Ella estaba haciendo su papel a la perfección, sonriendo, hablando con los invitados, fingiendo que su matrimonio era más que un simple contrato. "Todo es un espectáculo," pensó, observando las caras vacías a su alrededor. "Todo es una maldita mentira."

Mientras tanto, Jimin estaba en su apartamento, tratando de distraerse con una taza de café frío en la mano. Desde que se había enterado del accidente de Yoongi, no había sido capaz de dejar de pensar en su amigo. La llamada había sido breve y sin detalles. "Se golpeó con una viga, está en el hospital," le había dicho Taehyung. Y ahora, Jimin estaba allí, en ese pequeño apartamento, sintiéndose impotente, deseando estar en todas partes a la vez. Pero lo más doloroso de todo era saber que Jungkook estaba con ella, esa "esposa" que solo existía en papeles y negocios. Jimin se había distanciado, pero esa distancia solo hacía que su dolor fuera más profundo.

La puerta se abrió de golpe, y ahí estaba Jungkook, con una expresión tensa en el rostro, los ojos oscuros de preocupación y miedo.

—¿Cómo está Yoongi? —preguntó sin saludar, como si esa fuera la única razón para estar ahí.

—No lo sé —respondió Jimin, levantándose de su silla, su voz teñida de tristeza—. No he tenido noticias desde la última vez.

—Lo siento... No debí... —Jungkook se acercó, pero Jimin levantó una mano, deteniéndolo.

—No, no quiero hablar de Yoongi ahora. —Los ojos de Jimin se llenaron de lágrimas, aunque trató de contenerlas—. ¿Por qué estás aquí, Jungkook? ¿Por qué sigues viniendo?

Jungkook sintió el peso de esas palabras como un golpe en el pecho. No sabía qué responder, solo sabía que no podía dejar de venir.

—Porque te amo —dijo finalmente, con la voz rota.

—¿Y qué harás con eso? —preguntó Jimin, acercándose un paso—. ¿Seguirás viniendo en la oscuridad, ocultándote como si yo fuera tu secreto sucio? ¿O harás algo para cambiar las cosas?

—Jimin... no es tan fácil. Hay tanto en juego...

—¿En juego para quién, Jungkook? ¿Para ti, para tus padres, para esa mujer con la que estás casado? —Jimin se rió amargamente, una risa que resonó en la pequeña habitación—. Nada de esto es fácil para mí tampoco. Trabajo en las calles porque no tengo otra opción, porque tú no eres capaz de dar un paso hacia mí, porque no soy más que una sombra en tu vida.