Después de salir del hospital, Yoongi se encontró en un punto crucial de su vida. Necesitaba recuperarse, no solo física sino emocionalmente, y sabía que no sería un camino fácil. Pero lo que no esperaba era el apoyo inquebrantable que le ofrecieron sus amigos y su hermano. Era como si, de repente, todos hubieran decidido unirse para levantarlo, para sostenerlo cuando él mismo sentía que no podía más.
El primer día en casa fue una mezcla de alivio y ansiedad. Su apartamento, pequeño y sencillo, se sentía extrañamente vacío. Yoongi miró alrededor, sintiendo una mezcla de emociones encontradas. Había pasado tanto tiempo fuera que casi se había olvidado de lo que era estar en su propio espacio.
No mucho después de instalarse, la puerta se abrió sin aviso, y Taehyung entró con su típico entusiasmo, cargando varias bolsas de supermercado.
—¡Surprise! —gritó, entrando sin permiso como si fuera su casa—. Hoy comienza la operación "Mimemos a Yoongi".
Yoongi lo miró con una mezcla de exasperación y diversión.
—¿Operación qué? —preguntó, levantando una ceja.
Taehyung soltó una risa despreocupada.
—Así es, hyung. Me he encargado de llenar tu despensa con todo lo que necesitas. Y, por cierto, también he pagado tus servicios por los próximos seis meses —dijo, como si fuera lo más natural del mundo.
Yoongi se quedó sin palabras por un momento, sintiendo una oleada de gratitud. Pero en lugar de mostrar su emoción, decidió seguirle el juego a Taehyung.
—Espero que no hayas comprado esas galletas raras que tanto te gustan —respondió con un tono seco.
Taehyung hizo una mueca exagerada.
—¡Por supuesto que no! —mintió descaradamente—. Pero... si, bueno, tal vez haya algunas escondidas en el fondo.
Ambos rieron, y en ese momento, Yoongi sintió que quizás, solo quizás, podría empezar a creer que las cosas mejorarían. Taehyung se encargaba de que el ambiente siempre estuviera lleno de bromas y risas. Hacía chistes sobre todo, desde los programas de televisión que veía Yoongi hasta la extraña decoración de su pequeño apartamento.
—Hyung, de verdad, ¿cuándo decidiste que era buena idea tener un cuadro de un gato en patines? —preguntó Taehyung un día, señalando con el dedo la pared del salón.
Yoongi rodó los ojos.
—Fue un regalo de cumpleaños. De alguien a quien claramente le gustaban los gatos en patines.
Taehyung se echó a reír, un sonido tan contagioso que Yoongi no pudo evitar reírse también.
Los días se convirtieron en una especie de rutina caótica, con cada amigo y su hermano aportando algo diferente. Una mañana, Namjoon llegó temprano, con su laptop en la mano y una sonrisa llena de determinación.
—Buenos días, hyung —saludó con energía mientras se sentaba en la mesa del comedor—. Hoy es el día de discutir tus planes futuros.
Yoongi lo miró con escepticismo.
—¿Planes futuros? ¿Te refieres a cómo sobrevivir el resto de la semana sin que alguien más me traiga más comida que no pedí? —bromeó.
Namjoon soltó una carcajada.
—No, Yoongi. Me refiero a tu trabajo. He decidido que, hasta que estés completamente recuperado, recibirás tu sueldo completo. Y no solo eso, te reubicaré en un puesto administrativo donde no tengas que forzar tu hombro.
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Desde los cimientos (Yoonjin)
FanfictionEn una obra llena de recuerdos dolorosos y secretos enterrados, Jin, un arquitecto con un pasado difícil, se encuentra con Yoongi, un obrero que parece conocer demasiado bien las cicatrices de aquel lugar. Lo que comienza como un choque entre dos mu...