Vales mucho más que una expectativa

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La noche era fresca, con una brisa suave que balanceaba las hojas de los árboles a lo largo de la calle. Jin y Yoongi habían decidido explorar un vecindario diferente esta vez, uno más cercano a las zonas residenciales elegantes de la ciudad. Caminaban sin prisa, compartiendo historias y risas, disfrutando de la tranquilidad de la noche.

Jin estaba hablando sobre una anécdota graciosa de su infancia cuando, de repente, se quedó en silencio, su expresión cambió de relajada a tensa. Yoongi notó la rigidez en sus hombros y siguió la dirección de su mirada. A unos metros de distancia, una pareja mayor caminaba en dirección opuesta hacia ellos. Eran los padres de Jin. Su madre, elegante y seria, llevaba un abrigo de cachemira que parecía hecho a medida, mientras que su padre, con un semblante severo, se movía con una confianza que irradiaba autoridad.

—Mierda... —murmuró Jin casi sin aliento, sus palabras apenas audibles para Yoongi.

Antes de que Yoongi pudiera preguntar qué pasaba, la pareja se acercó lo suficiente como para que la tensión en el aire se volviera palpable. Los padres de Jin también se habían detenido, claramente sorprendidos de verlo allí.

—Jin, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó su madre con una voz afilada, sus ojos fríos recorriendo a Yoongi de arriba a abajo.

Jin tragó saliva y trató de mantener la calma.

—Salí a dar un paseo con un amigo, mamá, papá —respondió, gesticulando hacia Yoongi—. Este es Yoongi.

Yoongi, consciente del escrutinio al que estaba siendo sometido, se inclinó ligeramente a modo de saludo.

—Encantado de conocerlos —dijo con una voz serena pero firme.

El padre de Jin asintió cortésmente, pero sus ojos reflejaban una mezcla de desaprobación y curiosidad. La madre de Jin, en cambio, no hizo ningún esfuerzo por disimular su disgusto.

—Un amigo... —repitió ella, como si la palabra fuera ajena a su vocabulario—. No sabía que ahora tenías tiempo para... estas cosas.

Jin tensó la mandíbula, sintiendo cómo cada palabra de su madre era una pequeña daga que apuntaba no solo a él, sino también a Yoongi.

—Mamá, Yoongi es un amigo —insistió Jin, tratando de mantener un tono neutro—. Trabajamos juntos en el proyecto de reconstrucción del centro comercial.

—Oh, ¿de verdad? —respondió su madre con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. Me pregunto cómo alguien tan... ocupado como tú tiene tiempo para hacer amistades. Pensamos que te estabas enfocando en proyectos más... importantes.

Yoongi entendió el comentario implícito. Había escuchado suficientes tonos de desdén en su vida para saber cuándo no era bienvenido. Pero no dejó que eso lo afectara. Mantuvo su postura relajada y su expresión neutral.

—Es un proyecto importante para Jin —comentó Yoongi con tranquilidad—. Y está haciendo un gran trabajo. Su dedicación y su talento han sido notables.

La madre de Jin apretó los labios, evidentemente incómoda con el elogio de Yoongi, pero antes de que pudiera responder, el padre de Jin intervino.

—Jin, sabes que deberías centrarte en lo que verdaderamente importa. Este tipo de proyectos pequeños no te llevarán a ningún lado. No es lo que imaginábamos para ti.

Jin sintió el calor subir a su cara. Podía sentir la decepción de sus padres como una presión sobre sus hombros, pero trató de mantenerse firme.

—Sé lo que hago, papá. Y creo que este proyecto es importante, no solo para mí, sino para mucha gente.

Yoongi notó la tensión en la voz de Jin y, sin perder su compostura, intervino de nuevo.

—Es admirable que Jin se preocupe por hacer una diferencia, sin importar cuán grande o pequeño sea el proyecto —dijo, mirando directamente al padre de Jin—. A veces, son los pequeños gestos los que cambian el mundo.

Hubo un silencio incómodo después de esas palabras. Los padres de Jin parecían perplejos, no acostumbrados a que alguien tan joven y aparentemente fuera de su "mundo" les hablara con tanta franqueza. Jin, por su parte, sintió una oleada de agradecimiento hacia Yoongi. Había algo en su calma, en su manera de enfrentar la situación, que le daba a Jin una fuerza inesperada.

Finalmente, su madre resopló, como si hubiera decidido que la conversación no merecía más su atención.

—En fin, Jin, no olvides nuestras expectativas. Nos preocupamos por tu futuro, por tu bienestar. No queremos verte atrapado en cosas que no te llevarán a donde deberías estar —dijo con una sonrisa que parecía más una advertencia.

—No lo olvido, mamá —respondió Jin, su voz firme, pero sus ojos mostraban un dolor profundo—. Siempre lo tengo presente.

Sin más, los padres de Jin asintieron, aún con esa expresión de desaprobación que pesaba en el aire como una niebla espesa, y continuaron su camino. Jin los siguió con la mirada hasta que desaparecieron entre la multitud, y solo entonces dejó escapar un suspiro largo y tembloroso.

Yoongi se quedó en silencio a su lado, dándole espacio para procesar lo que acababa de suceder.

—Lo siento —murmuró Jin finalmente, con una mezcla de vergüenza y frustración en su voz—. No quería que te vieras envuelto en esto.

Yoongi se encogió de hombros.

—No es culpa tuya —respondió, su tono despreocupado, aunque sus ojos reflejaban una preocupación genuina—. Además, estoy acostumbrado a eso. Gente juzgándome por lo que soy... o lo que creen que soy.

Jin lo miró, notando la sombra de tristeza en su mirada.

—No deberían juzgarte así —dijo suavemente—. No saben lo que realmente vales.

Yoongi sonrió, una sonrisa leve y melancólica.

—Es algo que he aprendido a aceptar. Pero gracias por decirlo.

Caminaron en silencio por un rato, la tensión de la interacción aún pesando en el ambiente. Jin estaba preocupado; había visto a Yoongi manejar la situación con tanta calma, pero había notado el cambio en su mirada, la leve caída de sus hombros. Se detuvo de repente, girándose para enfrentarlo.

—Oye, Yoongi —dijo, con seriedad en su voz—. No quiero que pienses que mis padres me representan. Yo no soy como ellos.

Yoongi lo miró, sorprendido por la intensidad en la voz de Jin.

—No lo pienso, Jin. Pero... me hace preguntarme si tú piensas que deberías ser como ellos.

Jin parpadeó, no esperando esa respuesta. La pregunta resonó en su mente, más profunda de lo que esperaba. No estaba seguro de cómo responder, pero antes de que pudiera decir algo, Yoongi continuó.

—Tus padres... tienen sus expectativas. Pero eso no significa que tengas que cumplirlas si no te hacen feliz.

Jin sintió un nudo en su garganta. Quería decir algo, pero las palabras no salían. En lugar de eso, simplemente asintió, reconociendo que Yoongi había dado en el clavo de un dilema que había estado evitando.

—Lo pensaré —murmuró finalmente, su voz baja.

Yoongi asintió, dándole un golpecito en el brazo, un gesto de camaradería que fue reconfortante en medio de la confusión.

—Hazlo —dijo con una sonrisa—. Porque vales mucho más que cualquier expectativa.

Mientras continuaban su camino, Jin notó que Yoongi se quedaba en silencio, mirando hacia el suelo. Podía ver la tristeza en sus ojos, una tristeza que, aunque bien escondida, todavía estaba ahí. Se dio cuenta de que, a pesar de su fortaleza exterior, Yoongi había sido herido por el encuentro. Y en ese momento, Jin supo que haría cualquier cosa para demostrarle que no todos los sueños tienen que ser sacrificados, y que, tal vez, podría ser parte de los sueños de Yoongi, tanto como Yoongi comenzaba a ser parte de los suyos.

Desde los cimientos (Yoonjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora