capítulo 38 ↷❀

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Jungkook se removió con pereza sobre el colchón de la cama. Sintiendo el calor del cuerpo contrario sonrió con satisfacción,  su chico dormía plácidamente, con su rostro sereno y su cabello hecho un lío. La imagen más tierna que alguna vez vio.

Con sumo cuidado se deshizo del agarre de Jimin y salió de la cama pues quería lavar su rostro e ir a su casa para asearse correctamente.  Pero antes de que pudiera cruzar hacia el baño, el quejido de Jimin lo detuvo.

— ¿A donde vas?— preguntó somnoliento tallando sus ojos.

—Al baño, mi amor. ¿Por qué? — dándose la vuelta para ver a su chico sonrió esperando algo más.

La risa de Jimin inmediatamente inundó el lugar, Jungkook no comprendía a qué se debía aquella majestuosa carcajada pero sonrio de igual forma, ver a su chico feliz era la mejor sensasión de todas.

—¿Ya viste tu rostro?— dijo Jimin al fin tratando de calmar su risa.— Espero que eso se quite.

Jungkook corrigió al baño para verse al espejo, encontrándose con su rostro marcado con líneas negras simulando un vigote y una extraña barba.

—¿En qué momento hiciste esto?— interpeló tratando de recordar. Limpiando su rostro con una toalla caminó hacia la cama de manera amenazante tirandose sobre Jimin con todo el peso de su cuerpo.

— Yo no he hecho nada.— se defendió de inmediato con dificultad.

Jungkook lo miró con severa duda. Eran los únicos en la habitación, ¿quién más podría haber sido? Confiaba completamente en Bobby, él nunca le haría eso.

—A mi no me engañas pequeño diablillo. Tendré que castigarte por eso.— sentenció.

—Yo no fui, lo juro.— dijo sonriendo, anulando cualquier credibilidad.

Sosteniendo las pequeñas manos de Jimin, Jungkook las elevó sobre la cabeza del mismo, colocándolas cerca de la almohada. Inclinando su rostro besó los labios del castaño que lo recibieron con total afabilidad. Con una mano sostenía ambas manos de Jimin, y con la otra se inmiscullo bajo las sábanas, encontrando la piel desnuda de su chico, la cual, al entrar en contacto con los frios dedos se erizó por completo.

Aquella mano encontró los muslos de Jimin demasiado rápido, suavemente sus yemas dibujaron un recorrido invisible hasta encontrar una parte que yacía demasiado despierta. Jimin se arquéo un poco cuando sintió el tan anhelado toque.

— Eres tan receptivo, Jimin, y a las vez ávido, ¿a caso no te bastó lo de anoche?— su voz grave hizo estremecer el cuerpo del castaño.

— Contigo no puedo tener suficiente— sus temblorosas palabras dejaban de manifiesto lo sobre-estimulado que se encontraba. La mano de Jungkook jugaba con él sin descaro, pero le encantaba tanto que no podía quejarse.

—¿Lo hacemos de nuevo?— propuso aún sabiendo la respuesta.— ¿Mhhh?— el silencio que se había formado se debía a que Jimin no podía coordinar sus palabras para poder hablar.— Si no respondes me iré y tu te quedaras con este pequeño problema— aprentando su mano sobre el miembro del castaño espero respuesta.

— Eres... muy malo.— logró decir con severa dificultad.— Ya sabes la respuesta, no me tortures de esta manera—. el tono en su voz se había vuelto empalagoso.

Sonriendo como todo un perillan, Jungkook se lanzó a un lado de Jimin, colocando sus brazos tras su propia cabeza, miró a Jimin de una forma intensa y seductora. Sus dos lagos negros reflejaban deseo y amor, un sentimiento puro e irreprochable.

Los ojos de Jimin se desviaron hacia el bulto sobresaliente bajo la ropa interior negra que Jungkook siempre usaba, este no pasó por alto aquella mirada pretenciosa.

—Demuestra que lo quieres, Jimin.

Aquel no supo cómo tomar sus palabras, el nerviosismo y deseo se mezclaron creando una sensación de apetito voraz. Con su cuerpo aún temblando lanzó la sábana hacia cualquier parte y se situó a horcajadas de Jungkook. Jimin estaba completamente desnudo lo que perturbó con afán la estabilidad de Jungkook.

Los movimientos de cadera que le sucedieron fueron, para el pelinegro, la perdición. Ver a Jimin mostrando su bella y blanquecina piel solamente a él lo hacía sentir el hombre más afortunado de todos. La cintura del castaño creaba ondas que bien podían ser magnéticas porque lo atraian de gran manera que le era imposible rebatir su fuerza. Parecía que el que estaba siendo torturado era él y no Jimin. Se obligó a sí mismo mantener sus manos alejadas de aquel precioso cuerpo, porque su cordura pendía de un hilo demasido fino.

Jimin besó los labios de su chico sonriendo en el proceso cuando un quejido de total satisfacción salió de sus labios. Apoyándose sobre sus rodillas se elevó un poco hasta separase de Jungkook, con la malicia pintando sus orbes metió la mano bajo los boxers del pelinegro sacando posteriormente lo que sería su regalo por buen comportamiento, ¿o mal comportamiento? Ya no lo recordaba.

Remojó sus labios observando aquella parte del cuerpo de Jungkook que encajaba perfectamente dentro de él. Acarició el falo con sus dedos ya húmedos.

—Ponme el preservativo, Jimin.

—¿Por qué?¿No me quieres preñar?— preguntó formando un falso puchero, estiró su mano alcanzando un preservativo de la mesita de noche. Con cuidado lo colocó en el eje contrario.

—Si eso quieres tú, quítalo.

— No es el momento todavía.

—Cómo me encantaría verte preñado, bebé.

Jimin colocó su dedo índice sobre los labios de Jungkook indicando guardara silencio. Bajo la atenta mirada de su chico llevó el falo hasta alinearlo con su entrada. Se deslizó poco a poco sobre este, con total paciencia, sintiendo como se expandía por dentro recibiendo la calidez de un eje que no pertenecía a su cuerpo pero que ya era tan familiar para él.

Su cuerpo cayó por completo sobre el miembro de Jungkook, tenerlo dentro,  para Jimin, se había vuelto la mejor sensasión de todas. El suspiro que lanzó Jungkook lo inspiró a moverse, cerrando sus ojos para poder vivir la experiencia de tener dentro suyo una parte de Jungkook.

Sus movimientos certeros hacían que el pelinegro lanzara maldiciones de vez en vez y le  recalcara a Jimin cuanto le encantaba.

El castaño sentía el roce de la tela del bóxer bajo sus nalgas, y dentro de ellas se deslizaba animoso aquel pedazo de carne tan extenso y exquisito que chocaba constantemente con una parte en específico dentro de su cuerpo que hacía que su estómago hormigueara y sus labios suplicaran por más.

— Ayúdame, Jungkook, ayúdame.— pedía una y otra vez.

Al escucharlo, el nombrado finalmente llevó sus manos a la cintura de Jimin y, elevando sus caderas mismas fue al encuentro de su chico, colisionando con insistencia, empalando el cuerpo de su amado con fiereza. Qué imagen más exquisita el ver a su chico disfrutando de su miembro dentro de él. 

Era un encuentro agresivo. Buscando llegar al clímax juntos se vesaron con hambre, arrebatados por las sensaciones en sus cuerpos, y lo confortable que era aquel momento de intimidad entre ellos. Finalmente se liberaron al unísono,  concluyendo en que había sido un despertar intenso y que estaban dispuestos a repetir aquello todas las veces que fueran necesarias hasta saciarse.




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Mi vecino es un TONTO ⤿❀ | kookMin | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora