Chapter 43

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-Han pasado dos semanas desde que leí la carta de Jimin. Dos semanas de dolor, ira y, sobre todo, una creciente sensación de desconfianza. Sabía que algo estaba mal desde el momento en que el Coronel Kim me interceptó en el pasillo aquel día. Su mirada, su falsa amabilidad... todo indicaba que él sabía más de lo que decía. Pero no podía apresurarme. No, tenía que jugar bien mis cartas.

-Durante esas dos semanas, me mantuve ocupado. Entre entrenamiento y preparación, revisaba cada detalle, cada conversación, buscando algún indicio de lo que Kim ocultaba. Mientras esperaba los resultados de Minho, sabía que el momento de actuar se acercaba, y cuando lo hiciera, tenía que ser impecable.

[Dos semanas antes]

-Apreté el volante con tanta fuerza que los nudillos se me pusieron blancos. Todavía podía sentir el dolor crudo en el pecho por la pérdida de Jimin, y el peso de la promesa que me había dejado. Saqué el teléfono y marqué el número de Minho, un viejo amigo y un experto en rastreo. Sabía que podía confiar en él.

Lee-Minho, soy yo -le dije, sin perder tiempo en formalidades-. Necesito un favor, es urgente. Tienes que rastrear una llamada. No preguntes, solo hazlo.

Minho-Lee... hace mucho tiempo que no sé de ti. ¿Qué demonios está pasando? -Su voz estaba llena de preocupación, pero no tenía tiempo para explicaciones.

Lee-No puedo hablar de esto ahora. Es sobre Jimin. Y su hermana está en peligro. Te enviaré el número, pero necesito resultados rápidos.

-Hubo un silencio en la línea, y luego escuché su voz grave.

Minho-De acuerdo. Dame algo de tiempo, pero no te prometo milagros.

-Le agradecí y colgué. Sentí un nudo en el estómago mientras salía del coche y entraba a mi casa. Sabía que la espera sería insoportable, pero no podía hacer nada más que confiar en que Minho encontraría algo antes de que fuera demasiado tarde.

[Las dos semanas después]

-Mi rutina en esas dos semanas fue brutal. Me levantaba antes del amanecer y entrenaba hasta que mi cuerpo no podía más. Boxeo, pesas, cualquier cosa para mantenerme ocupado y dejar de pensar en Jimin y en lo que estaba en juego. Cada golpe al saco de boxeo era un intento de desahogar la rabia y la impotencia que sentía. Pero más allá del dolor físico, lo que realmente me atormentaba era saber que algo andaba mal.

-El Coronel Kim... había algo en sus ojos aquella vez en el pasillo. Algo calculador, algo oscuro. ¿Sabía lo que llevaba? ¿Sabía sobre la carta? No podía confiar en él, y por eso tenía que fingir que no sospechaba nada. Debía ser inteligente y paciente.

-Minho me mantuvo informado durante esas dos semanas. Me llamó varias veces para actualizarme, pero siempre con la misma respuesta: "Estoy trabajando en ello". Sabía que lo hacía lo más rápido posible, pero la espera me estaba destruyendo por dentro.

-Finalmente, una noche recibí la llamada que lo cambió todo.

Minho-Lo tengo -dijo Minho, con su tono serio-. Te enviaré la ubicación. Pero escucha, Lee, esto es más grande de lo que imaginábamos. No vayas solo.

Lee-Gracias, Minho -respondí antes de colgar. Sabía que iba a ignorar su advertencia. Esto era personal.

-Abrí el archivo que me envió y miré la dirección. Ahí estaba. La ubicación de la última llamada de la hermana de Jimin. Estaba lista. Y también yo.

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[En el cuartel]

-Al llegar a la unidad de Kim, me encontré con él dando órdenes a sus guardias, su tono firme y autoritario. Pero ahora lo veía de manera diferente. Todo lo que hacía, todo lo que decía, me parecía parte de una actuación calculada.

Kim-Quiero que aumenten la vigilancia en los puntos de control -ordenaba Kim, mientras yo me acercaba lentamente-. Nadie entra ni sale sin que tengamos un informe detallado.

-Los guardias asentían, siguiendo sus instrucciones sin cuestionamientos. Me acerqué, y cuando Kim se dio cuenta de mi presencia, me recibió con su habitual sonrisa falsa.

Kim-Joven Lee, ¿qué lo trae por aquí con tanta urgencia? -preguntó, su tono como siempre educado, pero esta vez, yo podía ver lo que realmente escondía.

-Apreté los dientes, forzándome a no mostrar lo que sabía, a mantener la fachada. No era el momento de enfrentarlo. Aún no.

Lee-He resuelto el caso de la señorita Tn -le dije, tratando de sonar calmado. Lo mire serio mientras recibía las miradas de todos-. Aquí está la ubicación de su última llamada. Sabemos dónde está.

-Los ojos de Kim brillaron por un instante, un destello que casi pasó desapercibido. Estaba interesado. Tal vez más de lo que pretendía.

Kim-¿D-de verdad? -preguntó, fingiendo sorpresa-. E-excelente trabajo, joven Lee. Movilizaremos a nuestros hombres de inmediato.

Lee-Sí, Coronel -dije, aunque cada palabra me sabía a veneno. Sabía que no podía confiar en él. No después de todo lo que había descubierto. Pero necesitaba su ayuda por ahora, hasta que tuviera la hermana de Jimin a salvo. Entonces, y solo entonces, lo confrontaría.

Kim-Lo atraparemos -continuó Kim, mirándome con esa sonrisa de serpiente-. Y salvaremos a la señorita Tn.

-Asentí, aunque por dentro sabía que mi plan era muy diferente. Kim caería, pero no hoy. Hoy, lo usaría para llegar a ella. Y cuando todo estuviera terminado, no habría lugar donde pudiera esconderse de mí.

-The devil himself-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora