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Cuando Alejandro paró el coche, tocó el claxon para avisar a las chicas de que habían llegado, y ellas corrieron a ver a Inés.

- Mamá está bien, ¿verdad? - preguntó Diana.

- Mamá, ¡te dije que el perro te haría llorar!

- Sí, estoy bien, mucho mejor ahora. Ahora enséñame lo que te traes entre manos.

- ¿Lo sabías, Inés? - Victoriano la miró.

- Todo el tiempo, cuando te dejabas el ordenador encendido y yo pedía algunas cosas, Julia estaba al teléfono, dándote la dirección de dónde entregar la comida. ¿De verdad crees que me lo ocultarían?

- Venga, vamos a enseñarte la sorpresa.

 Inés se quedó impactada al ver lo que habían hecho, los regalos que los niños habían hecho a los gemelos y la mesa especial, todo era precioso y se emocionó

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Inés se quedó impactada al ver lo que habían hecho, los regalos que los niños habían hecho a los gemelos y la mesa especial, todo era precioso y se emocionó. El montaje de la mesa, los globos y los regalos de los hermanos eran increíbles. Una vez terminada la recepción, a Inés le encantó la conversación de todos. Victoriano le enseñó los caballos, le enseñó las celdas de los niños y luego volvieron a casa.

- ¿Qué te ha parecido? - preguntó Victoriano, abrazando a Inés en el balcón.

- Todo es perfectamente hermoso, mi Espíritu es hermoso, pero a los bebés no se les permitirá montar hasta que tengan unos siete años, y algo más.

- Déjate de tonterías Morenita, pregúntale a las niñas qué edad tenían cuando montaron.

- No lo creo, y no quiero volver a hablar de eso. - le besó y se zafó de sus brazos.

- ¿Adónde vas?

- Necesito ir al baño y tomar otro trozo de tarta nube, me encanta esta tarta.

- Entremos, cogeré una bandeja con algunas cosas para comer y subiremos a nuestra habitación.

[...]

Los niños disfrutaban de la granja, Diana y Alejandro paseaban a caballo, Cassandra paseaba con Pathel y coqueteaban. Constanza estaba con Bryan en el establo, le estaba enseñando todo. Julia y Carlos estaban sentados en el balcón platicando de todo y de todos.

- Me alegro de que la señorita Inés se quede en la finca hasta que nazcan mis nietos.

- Yo también, está agitada y no para, aquí se relaja, está más tranquila, necesita parar un rato.

- ¿Tú también te vas a quedar aquí? - preguntó Carlos mirándola.

- Sí, me voy a quedar, me gusta estar aquí y casi creo que me quedaré más tiempo, me gusta la vida en la granja. - sonrió ella.

- ¿Te gusta la vida en la granja, Jujú? - preguntó Alejandro, llegando con Diana. - ¿O te gusta alguien que vive en la granja?

- Esto es precioso, ¿verdad? ¡Te adaptarás rápido en la granja de Puebla! - agregó Diana.

¡Enséñame cómo lidiar con esto!📖✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora