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- Inés, ¿qué está pasando aquí? - Victoriano se puso a su lado, sin entender lo que el hombre le decía.

- Hola Victoriano, este es el doctor Gabriel Medina, también es uno de los socios del hospital, Gabriel este es Victoriano Santos. - se miraron con fuego en los ojos, sabían quienes eran, y sabían que estaban interesados el uno en el otro, Inés Huerta. - Bueno, ahora tengo asuntos importantes, Gabriel, mantenme informado de cualquier otra cosa referente a la Fundación, Victoriano, hablaré contigo después de ver a Casandra.

Se marchó, dejando a ambos con cara de panoli, y ambos supieron que estar con ella no sería sólo un duelo de «mear más allá», sería un duelo de titanes, pero para conquistar a la única Diosa del Olimpo. Inés cruzó el hospital y entró en su habitación. Victoriano se dirigió a la habitación de Cassandra, donde Alejandro y Constanza ya hablaban con la joven.

- Hermanita, es muy simpática, Ester la vio, ¿verdad nana? - dijo la chica mirando a la señora del sofá, que sonrió y asintió. - Que Cassy se recupere pronto para que podamos salir de aquí.

- Bien, he oído a las enfermeras hablar de ella. - habló con dificultad. - Y tú eres su hijo, ¿verdad?

- Sí, soy Alejandro, mucho gusto señorita, me alegra mucho saber que está bien, bueno ahora me tengo que ir, necesito ver algunas cosas y a un paciente. Constanza, ¿podemos hablar un momento? - sonrió y dejó la cama de su hermana, yendo con él al pasillo. - No le hables de mí, todavía no, deja que lo haga Victoriano.

- ¿Que haga qué? ¿Y por qué me convertí en Victoriano y ya no en padre? - dice en tono serio y un poco irritado.

- Lo siento, tengo que acostumbrarme, papá, es que le decía a Constanza que sería mejor que hablaras de mí con Casandra, y no quiero avergonzarte ni dejar una situación incómoda para ti y, por supuesto, para mí o para mi mamá.

- Por supuesto, tienes razón hijo, pequeño, nuestro secreto hasta que tu hermana esté bien, eso va por ti también, señorita. - Dijo abrazando a su hija menor.

- Está bien, pero cuando vaya a hablar con Cassy, quiero estar ahí, ¿de acuerdo? - besa la frente de su hija y tira de Alejandro para que se una a ellos.

- Bien, ahora estamos bien. - Alejandro se aleja y sigue a lo suyo.

***

En su despacho, Inés estaba al teléfono, hablando con alguien sobre la venta de acciones del hospital.

- Sí, lo sé, pero esta empresa no tiene nada que ver con los hospitales, ¿por qué las habría comprado y, lo que es peor, cómo las ha vendido la dirección de la organización sin informar a los demás interesados? - hace una pausa, respira hondo y sigue escuchando a la otra parte. - Muchas gracias, esperaré, sí, por supuesto, me ocuparé de Gabriel Medina. Y una vez más, gracias.

Inés colgada en el sofá de su despacho, mira preocupada hacia el exterior cuando oye la puerta.

- ¡Adelante! - miró la puerta que se abría.

- Inés! - su voz resonó en la habitación y ella sintió un escalofrío, porque sabía que preguntaría por Medina. - ¿Puedo pasar?

- Claro, Victoriano, pasa. - ella volvió los ojos hacia fuera y lo vio entrar y acercarse al sofá.

- ¿Preocupada?

- Sí, un poco, pero nada por los pacientes. - él se sentó y la miró de reojo. - Mañana trasladarán a Cassandra a la sala de terapia.

- Sí, acabo de firmar los documentos y he visto tu nombre como uno de los médicos que la rehabilitarán.

- Sí, lo haré junto con dos médicos y un fisioterapeuta. Seguirá en observación esta noche porque su recuento de glóbulos blancos es bajo, tiene anemia.

¡Enséñame cómo lidiar con esto!📖✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora