✭62✮-🔞

47 7 2
                                    



Victoriano le dio la vuelta y la besó con locura. Y fue correspondido, Inés estaba ansiosa y deseaba a su marido.

- Cariño, no lo hagas así, te quiero, ¡no te pelees conmigo! - dijo Victoriano mientras la besaba.

- No quiero pelear, quiero que me hagas el amor. - ella se giró sobre él y se quitó el camisón, Victoriano se limitó a levantarle las caderas y a quitarse el pantalón del pijama. - No quiero que tomes una decisión que involucre a nuestra familia sin mí, hablemos.

- ¡Muy bien, Morenita!

- Estoy cansada, pero te quiero a ti, quiero a mi marido, a mi amante, a mi hombre, ¡os quiero a todos haciéndome ver estrellas! - Ella no podía inclinarse sobre Victoriano, su vientre ya no se lo permitía.

Victoriano vio que necesitaba sus besos y la besó y le dio la vuelta en la cama, tumbándola de lado y besándola, era intenso. Ella le cogió la mano y se la puso entre las piernas, haciéndole tocar su punto de placer.

- ¡Qué delicia eres! - deslizó los dedos en sus húmedas profundidades.

- Oh mi amor, hazme vibrar, hazme .... ahhhh Mi vida. - gimió socarronamente.

Inés le dio la espalda a Victoriano, que sonrió sabiendo lo que ella quería. Él le devolvió el beso y le agarró la pierna, empujándola para que se doblara un poco, se colocó y la penetró lentamente. Inés jadeó fuertemente.

- ¡Morenita!

- ¡Estoy bien! - le cogió la mano, que tenía alrededor de la cintura, y le hizo masajear su punto de placer. - Así, amor, así.

- Lo que quieras Morenita, estoy aquí para satisfacerte, para darte lo que quieras. - intensificó sus embestidas en la intimidad de Inés, haciéndola inclinarse hacia atrás y levantar un poco el cuerpo, moviendo rápidamente las caderas. 

Inés sintió que iba a correrse, se movió un poco más, casi poniéndose a cuatro patas para que el clímax fuera más intenso y Victoriano comprendió y la llevó a la cima del placer junto con ella.

- Morenita, qué delicia, hacer el amor contigo es una bendición, es lo más maravilloso del mundo. - él estaba tumbado en la cama jadeando, Inés no dijo nada pero sonrió y le besó con deseo.

- Amor, ¡necesito agua fría! - dijo jadeando.

- Hay en la nevera, voy a por ella, hay fruta y fiambre, ¿quieres?

- Sí. ¡Pero también quiero más de ti! - dijo mordiéndose los labios de deseo.

- Seré tuya toda la noche Morenita, soy toda tuya....

Comieron y charlaron un rato, luego Victoriano se tumbó en la cama y ya estaba dormitando cuando Inés salió del baño vestida con su bata y lo vio tumbado y desnudo. Ella sonrió y se acercó a la cama, se puso a cuatro patas y empezó a besarle los muslos hasta llegar donde quería, y entonces el cuerpo de Victoriano reaccionó a ella.

- Cariño, tu boca es perfecta. - Le puso la mano en la pierna y se acercó a la zona íntima de Inés. - Morenita, no quiero llegar hasta el fondo de tu boca, quiero que me sientas. Siéntate y apóyate en mis piernas.

- Sólo un poco más, amor, eres deliciosa, perfecta y me gustas así y me gusta mucho.

Eran sólo algunos movimientos que Inés le hacía a su marido; según él, su boca era increíblemente asombrosa. Pronto Inés se sentó en su regazo y el ajuste fue perfecto, él dobló las piernas para que ella pudiera apoyarse en él y sus manos se deslizaron por su cuerpo. Victoriano masajeó el punto de placer de Inés, aquella posición era increíble para ambos, y juntos alcanzaron el placer absoluto.

¡Enséñame cómo lidiar con esto!📖✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora