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Aquella tarde, Ester oyó llegar a Victoriano, y ya le oía gritar desde lejos, sabía que menos de 24 horas después de que Inés se hubiera marchado a Boston todo había vuelto a ser como antes.

- Victoriano, que pasa, pareces un loco. - dijo Carlos cuando entró su hijo.

- Dije que quería el muro terminado antes de irme a Boston, y León me acaba de decir que el ingeniero no lo terminará en quince días.

- Tardará 4 o 5 semanas, lo sé, dije que había tiempo, Victoriano, tenemos que hablar.

- Papá, no puedo parar ahora, voy al procesador de Diana que me está esperando.

- Sé quién estaba en la torre la noche de tu cumpleaños. - se detuvo y volvió a mirar a su padre.

- ¿que? - mira a su padre con preocupación. - ¿Quién era?

- Francisco Montesino Jr.

- Inés lo vio en la plaza.

- Eso creo, por eso estaba aquí. Vamos, tenemos que hablar. Te diré cómo sé que fue ella.

Antonio Carlos le dijo a su hijo que había recibido una llamada esa mañana y no se creía quién era, pero entonces la señora María Teresa le explicó que su hijo había visto a Inés llegar a la capital porque Francisco trabajaba en el aeropuerto. Victoriano no podía creer que después de años todo volviera a su cauce y no le gustó el cariz que estaba tomando la historia.

- ¡Vas a tener que contarle a Inés lo de aquella noche!

- Lo odiará.

- Te quiere, te perdonó una vez, fue por una buena causa, lo entenderá.

- La dejé para salvar a su familia, y mira lo que está pasando ahora. Roberto quiere a Inés a toda costa, a Francisco de vuelta, piensa si se entera de que su padre está en la cárcel y no muerto.

- Esto ya no es nuestro problema, ayudamos en su momento, María lo necesitaba, o ella y el niño estarían muertos ahora.

- Papá, esto es algo que nunca te he preguntado antes, pero ¿por qué ella siempre corrió a pedirte ayuda a ti y no a la policía?

- Sigo siendo tu padre y exijo respeto. Pero te contestaré, tu madre y ella eran mejores amigas, y tu madre me hizo jurar que protegería a María siempre que me lo pidiera. Y no, no tienes ningún hermano.

- Qué alivio, pensé que era pariente de uno de ellos.

- ¡Idiota! - le da una bofetada en la cabeza a Victoriano, que estaba sentado en la silla. - Llama a Inés y cálmate. Es la única que puede aguantarte. Bronco.

- Oye, basta, sólo pregunté, y preguntar no ofende.

- Ofende y duele. - sale de la habitación y se encuentra cara a cara con Ester.

- Mira, si no los conocieras, pensarías que están teniendo una pelea civilizada ahí dentro. ¿Ha empezado otra vez con sus tonterías?

- Se está haciendo viejo e insoportable. Me voy a montar a caballo, volveré para la cena.

Ester, que estaba a punto de entrar en el estudio, decidió no hacerlo y volvió a la cocina. Sabía que Carlos se había enfadado con Victoriano y que pronto iría a por su padre.

[...]

Inés dejó a Cassandra en la evaluación final del tratamiento, ella no participaría porque Jesse le iba a hacer las pruebas, con su embarazo su prioridad era ella.

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