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Inés se despertó sobresaltada, se sentía extraña, algo había ido mal aquella mañana. Miró a su alrededor y Victoriano seguía durmiendo. Se metió en la cama, se sentó y se puso la bata, estaba agotada, pero era diferente.

- Victoriano, despierta, ¡te necesito! - gritó.

- Inés, acabamos de hacer el amor, ¿quieres más? - dijo él sin abrir los ojos ni moverse.

- Victoriano, necesito que llames a Alejandro, ¡me voy a desmayar! - salta de la cama y mira a Inés, que está demasiado pálida.

- Alejandroooooo tu mamá, ven corriendo. - El sonido de su voz en el pasillo asusta y todos se despiertan. Corre hacia la puerta y grita llamando a su hijo, luego se vuelve a poner los pantalones del pijama y abraza a Inés, que está pálida. - Inés, ¿qué tengo que hacer? Dime. Amor, ¿qué te pasa?

- Me ha bajado el azúcar, voy a tener una crisis, Alejandro. - Inés se desmaya.

- ¡Alejandro! - Victoriano vuelve a gritar, presa del pánico y sin saber qué hacer.

Diana entra en la habitación de su padre y contempla la escena de él con Inés en brazos.

- Papá, ¿qué pasa? - pregunta Alejandro desde detrás de Diana.

- No lo sé, me dijo que te llamara, dijo algo de glucosa y se desmayó. Hijo, ¿qué hago? Llevémosla al hospital.

Alejandro coge la maleta de su madre y prepara una inyección. Dice unas cosas que nadie acaba de entender, sobre la vuelta de Inés con sus problemas anteriores.

- Papá, acuesta a mamá, necesito que le traigas algo para tomar, puede ser algo dulce o algo salado.

- Ya voy yo. - dijo Diana, y cuando se dio la vuelta, todos estaban en la puerta y Julia volvía de la cocina con un vaso de zumo y un plato de fiambre y pan.

- Toma Diana, está teniendo una crisis de hipoglucemia. - dijo la señora.

Alejandro le estaba poniendo la inyección a su madre cuando Diana entró con la comida y miró a su padre asustada, sin saber qué hacer.

- Papá, todo va a salir bien, ve a lavarte y la cuidaremos hasta que vuelvas.

- Alejandro, hijo mío, ¿cómo está tu madre?

- No tardará en volver, ¿puedes decirme si ha comido algo después de que subieras?

- Creo que no, después de cenar estuvo con Constanza y luego vinimos al dormitorio.

Inés se despertó lentamente, todavía mareada y con la boca seca, se quejaba del sabor de boca que le había dejado la inyección. Y vio que todos la miraban.

- ¡Llevémosla al hospital, hijo! - dijo Victoriano, todavía asustado.

- Estoy bien, no voy a ir al hospital, necesito comer. - dijo ella, un poco enfadada.

- No vale la pena enfadarse mamá, no has comido nada después de cenar, no ha sido culpa nuestra, y si tengo que llevarte al hospital, lo haré, te guste o no. - Alejandro le alcanzó el vaso de zumo. - Julia, ¿puedes quedarte un momento con mi madre? - pregunta y se levanta, haciendo una señal a los demás para que salgan de la habitación. - Papá, tengo que hablar contigo.

- Alejandro, ¡no! - dijo Inés, mirándolo.

- No qué, no voy a dejar que tengas una crisis sólo por cumplir un maldito capricho, no voy a dejar que esto vuelva a pasar, no voy a perderte.

¡Enséñame cómo lidiar con esto!📖✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora