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Victoriano y Constanza bajaron a reunirse con los demás y charlaron hasta que Inés apareció en las escaleras, muy guapa con un vestido de flores con una abertura. Victoriano, que estaba hablando con su padre, dejó de hablar al ver a Inés muy guapa en las escaleras.

- ¿Puede alguien bajar un babero y un paño para poner en el suelo? Mi hijo se ha vuelto un baboso desde que se ha hecho mayor.

- Papá, déjate de bromas, mira a mi Morenita. - Carlos se giró de nuevo para mirar a Inés, tenía un brillo que todo el mundo notaba.

- Vaya, ¡se ha hecho la luz en esta casa! - dijo sonriendo.

- ¡Buenos días a todos! - saludó Inés, sonriente. - ¿Habéis visto caer una estrella?

- No, mamá, has sido tú la que has llegado radiante. - dijo Alejandro, yendo a abrazarla. - Hoy estás más guapa.

- Gracias mi amor, me alegra que hayas venido.

Después de que todos elogiaran a Inés y se fueran a tomar un café, ella y Casandra charlaron sobre su tratamiento y sus progresos. Junto con Alejandro, el fisioterapeuta y una de las enfermeras, Inés hizo un chequeo a la joven, que pronto tendría que someterse a pruebas más específicas en el hospital cuando regresaran a Boston.

- ¿En qué piensas trabajar cuando vuelvas de tu viaje? - preguntó Inés mientras examinaba a Cassy.

- Quiero trabajar en arquitectura sostenible, haciendo proyectos más ecológicos reutilizando todo, desde los materiales hasta el agua, pero para eso quiero hacer un curso en Italia para conocer la mayor conducción de agua reutilizable que ha construido el hombre.

- Me encantaría visitarte en Italia.

- A papá no le gustó mucho la idea, dijo que para mí era suficiente quedarme en Boston a estudiar, pero que irme al otro lado del océano es demasiado para él.

- Hmm, ¿dijo eso? Deja que te fortalezcas y te daré el alta completa y hablaremos de ello, ¡sí! - Cassandra respiró hondo, cogió la mano de Inés, que estaba sobre su pierna, y habló, aprovechando que estaban solas.

- Mamá, no quiero pelearme con él por esto, papá no me ha dicho nada desde la noche del accidente, pero yo no me fui de la fiesta con él, porque nos peleamos por eso, le dije que iba a hacer el viaje a Italia a final de curso, me gritó, me enfadé tanto que me fui de la fiesta con mis amigos y ¡mira lo que pasó! - Inés no dijo nada, se limitó a abrazarla con fuerza, sabía que era algo que padre e hija tendrían que asumir.

Los demás siguieron a lo suyo, Victoriano y Diana se fueron a la empresa, tenían cosas que solucionar, dejando a su hija al cargo.

Julia y Carlos dieron un paseo por la finca, él les iba enseñando todo lo que podía.

- Esto es muy bonito, ¡viviría en un paraíso como este el resto de mi vida! - dijo ella.

- ¡Las hadas de aquí, donde cae la cascada, te escucharán y te concederán tu deseo!

- No sería mala idea, pero para que eso ocurriera, mi pequeña tendría que quedarse, ¡y no creo que eso vaya a ocurrir ahora!

- Ella realmente era lo suficientemente fuerte como para venir, ¿no?

- Y cómo, se bajó del coche dos veces, y ya en el aeropuerto quería volver a casa.

- Ojalá hubiera podido protegerla ese día.

- No creo que nadie hubiera podido, lo habría hecho de todos modos, la hirió demasiado, una de las marcas sólo se le quitó después de la cirugía plástica. Ella no dice mucho.

¡Enséñame cómo lidiar con esto!📖✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora