Capitulo 1: El Laboratorio Secreto

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En una sala fría y blanca, iluminada por luces fluorescentes, la señora Zara y el señor Rowan se encontraban sentados frente a un escritorio repleto de documentos. Su mirada se movía de un papel a otro, mientras el director del laboratorio les explicaba los beneficios de participar en sus experimentos.

-El pago es generoso -dijo el director, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos-. Con esta cantidad, podrán vivir cómodamente y garantizar un futuro brillante para su hija.

Rowan frunció el ceño. La idea de poner en riesgo a su bebé lo inquietaba, pero la promesa de dinero era tentadora.

-¿Y qué tipo de experimentos son? -preguntó, intentando mantener la voz firme.

El director se encogió de hombros, restándole importancia.

-Solo pruebas para estudiar las capacidades humanas. Su hija será parte de algo grande, algo que podría cambiar el mundo.

A pesar de las dudas de Rowan, Zara sentía que había algo más detrás de esas palabras. Sin embargo, necesitaban el dinero urgentemente y decidieron aceptar la oferta.

Pasaron cuatro semanas dentro del laboratorio, donde las pruebas eran cada vez más intensas y desconcertantes. Zara fue sometida a una serie de experimentos que la dejaron exhausta, mientras Rowan observaba con creciente preocupación. La atmósfera era densa y fría; los murmullos del personal científico resonaban en los pasillos como ecos inquietantes.

Una noche, mientras se recuperaba en su habitación tras un largo día de pruebas, Zara sintió un dolor punzante en su vientre. En cuestión de horas, la llevaron a una sala blanca y estéril donde dio a luz a su hija Elia. La pequeña tenía el cabello blanco como la nieve y unos ojos azules que brillaban con intensidad. Pero en lugar de celebrar el nacimiento, se sintió atrapada en una pesadilla.

Fue entonces cuando encontró un informe oculto entre los documentos que había dejado descuidados en su habitación: si decidían participar, su hija sería robada al nacer y ellos serían eliminados para evitar problemas. Palideció al leerlo y supo que no podían quedarse ni un minuto más.

Con Elia en brazos, salió corriendo del laboratorio, buscando a Rowan. Lo encontró esperando ansiosamente cerca de la salida.

-¡Debemos escapar! -gritó Zara, con lágrimas en los ojos-. ¡No podemos permitir que nos quiten a nuestra hija!

Rowan asintió, decidido. Juntos corrieron hacia el bosque cercano, dejando atrás las luces frías del laboratorio. Después de horas caminando entre árboles altos y oscuros, encontraron una pequeña cabaña abandonada. Era rústica pero acogedora; allí podrían esconderse y criar a Elia lejos del peligro.

Mientras se acomodaban en su nuevo refugio, Zara acarició suavemente la cabeza de su hija.

-Prometo protegerte -susurró al aire, sintiendo la determinación arder en su pecho.

Rowan miraba la puerta con desconfianza. Sabía que habían tomado una decisión arriesgada, pero no había otra opción: lucharían por su familia hasta el final.

La cabaña se convirtió en su hogar, un lugar donde el amor y la esperanza florecerían lejos del horror del laboratorio. A medida que pasaban los días allí, cultivaron un pequeño huerto y aprendieron a cazar para sobrevivir. Cada noche se sentaban frente a la chimenea compartiendo historias sobre el futuro que deseaban para Elia.

Pasaron cuatro años en la cabaña, disfrutando de momentos simples pero llenos de amor. Sin embargo, las noches también traían consigo pesadillas. Zara despertaba sudando frío al recordar las miradas frías del director y las palabras escalofriantes sobre el destino de su hija. A menudo miraba a Rowan con preocupación.

-¿Crees que nos encontrarán? -preguntó una noche mientras miraban las llamas danzarinas.

Rowan tomó su mano con suavidad. -Haremos todo lo posible para mantenernos ocultos. Mientras estemos juntos, encontraremos una manera de protegerla.

Pero un día todo cambió cuando escucharon ruidos extraños cerca de la cabaña. Se intercambiaron miradas preocupadas; sabían que no podían bajar la guardia. Con el corazón acelerado, Rowan tomó un palo afilado mientras Zara recogía algunas piedras como armas improvisadas.

Los pasos se acercaban cada vez más... Sin dudarlo, decidieron huir rápidamente hacia su auto escondido entre los árboles. Con Elia en brazos y una mezcla de miedo y determinación en sus corazones, sabían que debían dejar atrás todo lo conocido para proteger lo más valioso: su familia.

La sombra del pasado acechaba constantemente mientras luchaban por mantener viva la esperanza en un mundo lleno de peligro...

𝕻𝖗𝖊𝖌𝖚𝖓𝖙𝖆𝖑𝖊 𝖆 𝖑𝖆 𝖑𝖚𝖓𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora