Elia se despertó en una sala blanca, fría y despojada de cualquier ornamentación. La luz era intensa, casi dolorosa, y lo único que podía ver era a Caleb, que la miraba con una mezcla de seriedad y determinación. A su lado, un chico de unos dieciocho años estaba sentado en una silla, con un vendaje negro cubriendo sus ojos. Su presencia era inquietante, pero Elia no tenía tiempo para pensar en eso; su cuerpo aún dolía por la pelea reciente con el monstruo.
"Elia," comenzó Caleb, su voz firme. "Tienes que aprender a controlar tu mente. Es esencial si quieres sobrevivir en este lugar."
Elia sintió un escalofrío recorrer su espalda. La ansiedad la invadía; no sabía cómo hacerlo. "¿Y si no puedo?" preguntó, temblando.
Caleb respondió con una mirada dura. "Cada vez que falles, habrá consecuencias."
Antes de que pudiera protestar, Caleb hizo una señal y el chico vendado se tensó en su silla. Elia sintió un nudo en el estómago mientras se preparaba para intentar entrar en la mente del desconocido. Se concentró, pero cada intento resultaba en un fracaso. Con cada error, sentía el dolor agudo de los latigazos que le azotaban la espalda.
Después de lo que pareció una eternidad y tras doce intentos fallidos, algo cambió. Una conexión se formó y finalmente logró entrar en la mente del chico. Con gran esfuerzo mental, le ordenó telepáticamente que se levantara y aventara la silla en la que estaba sentado. Al hacerlo, sintió una oleada de agotamiento recorrer su cuerpo.
"Bien hecho," dijo Caleb con voz fría. Pero no había tiempo para celebrar; el verdadero desafío apenas comenzaba.
"Ahora," continuó Caleb, "tienes que aplicar ese control mental en una pelea." Con un gesto de su mano, hizo entrar a una criatura horrible: un ser sin piel, sin ojos, que medía alrededor de tres metros y tenía dientes afilados como cuchillas.
"Estas criaturas son mis hijos," dijo Caleb con desdén. "Si no cumples con mis expectativas, te convertiré en uno de ellos."
El terror se apoderó de Elia mientras miraba al monstruo avanzar hacia ella. Su corazón latía con fuerza y el miedo amenazaba con paralizarla. La criatura se lanzó contra ella y Elia tuvo que luchar contra sus golpes mientras trataba de concentrarse en controlar su mente.
La pelea fue brutal; cuatro horas parecieron pasar como si fueran días. Cada intento por entrar en la mente del Reaper era frustrante; parecía imposible hasta que finalmente lo logró... aunque solo por un breve instante.
Cuando estaba a punto de recibir un golpe brutal que podría acabar con ella, Caleb levantó la mano y paralizó al monstruo justo a tiempo. El asombro llenó su rostro al darse cuenta de lo que había logrado Elia: una niña de apenas cuatro años había conseguido lo que muchos adultos no podrían.
"Esto es impresionante," pensó Caleb para sí mismo. "Podría ser una máquina increíble para manipular."
Elia jadeaba por el esfuerzo mental y físico.
Mientras el Reaper permanecía inmóvil ante ella, Elia sintió una mezcla de miedo y determinación crecer dentro de sí misma. Estaba lista para enfrentar lo que fuera necesario para sobrevivir y proteger a aquellos a quienes amaba.
El eco del desafío resonó en su mente mientras recordaba las palabras de Caleb: "Control mental". No era solo un mecanismo para dominar a otros; era una herramienta poderosa para moldear su propia realidad. Reflexionando sobre esto, decidió utilizarlo no solo como defensa sino también como forma de empoderarse.
Caleb observó atentamente cada movimiento de Elia. Sabía que estaba ante algo especial; esta niña tenía un potencial más allá de lo imaginable. Pero también sabía que debía ser cauteloso; el poder sin control podía ser devastador.
Elia cerró los ojos por un momento e inhaló profundamente. En ese instante, recordó a su amiga; las risas compartidas y los momentos felices le dieron fuerza. Abrió los ojos y miró al Reaper con nueva determinación.
"Esta vez será diferente," murmuró para sí misma.
Concentrándose nuevamente, extendió sus manos hacia el monstruo e intentó establecer esa conexión mental más fuerte y duradera. Esta vez no solo quería controlar al Reaper; quería entenderlo.
Mientras se sumergía en la mente del monstruo, percibió fragmentos confusos: dolor, soledad y rabia acumulada durante años. Era como si hubiera tocado las fibras más profundas del ser del Reaper; entendió que detrás de esa imagen aterradora había una historia desgarradora.
El corazón le latía con fuerza mientras absorbía esa información. La conexión era intensa pero también aterradora; podía sentir sus propios límites siendo empujados al máximo.
De repente, comprendió algo crucial: "No necesito dominarlo; necesito liberarlo." Con ese pensamiento claro en su mente, comenzó a proyectar imágenes positivas hacia el Reaper: paisajes hermosos, momentos felices y la calidez del amor que ella conocía.
La criatura titubeó ante esta avalancha emocional inesperada. Por primera vez desde hacía mucho tiempo, parecía dudar en atacar.
Caleb observaba atónito mientras Elia transformaba la lucha física en un enfrentamiento emocional profundo. Era evidente que estaba haciendo algo extraordinario.
Con cada imagen positiva enviada al Reaper, Elia sentía cómo crecía su propio poder interior; estaba aprendiendo a usar su don no solo como arma sino como medio para sanar.
Finalmente, cuando vio al Reaper vacilar completamente ante sus proyecciones emocionales, supo que había alcanzado un nuevo nivel de control mental: uno basado en empatía y comprensión genuina.
"¡Basta!" gritó Caleb inesperadamente. "Esto es suficiente por hoy."
El ambiente cambió instantáneamente cuando la criatura se detuvo por completo antes ella; había dejado caer sus armas invisibles y ahora parecía menos feroz.
Elia respiraba pesadamente mientras trataba de procesar lo sucedido. Había logrado algo increíble: no solo había sobrevivido a la prueba sino que también había encontrado una forma única de conectar con algo tan oscuro como el Reaper.
Elia supo sin duda alguna que estaba lista para enfrentar cualquier desafío futuro; no solo por sí misma sino también por aquellos a quienes amaría profundamente.
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𝕻𝖗𝖊𝖌𝖚𝖓𝖙𝖆𝖑𝖊 𝖆 𝖑𝖆 𝖑𝖚𝖓𝖆
Science FictionEn un laboratorio secreto, la madre de Elia decide participar en experimentos a cambio de dinero. Al enterarse de que su hija sería robada y ellos asesinados al nacer, huyen a una cabaña. Sin embargo, son descubiertos y asesinados por los secuaces d...