Faltaba un día para el combate, y Elia, sentada en el frío suelo de su celda, sentía un nudo en el estómago. La presión del tiempo se hacía palpable, y aunque había estado practicando su telequinesis hasta el agotamiento, sabía que su hipnosis necesitaba perfeccionarse. La luna brillaba a través de la pequeña ventana, llenando la celda con una luz plateada que parecía susurrarle promesas de libertad. Era su compañera en la soledad, un recordatorio de que había algo más allá de esas paredes grises.
Con determinación, Elia cerró los ojos y se sumergió en la meditación. Respiró hondo, sintiendo cómo cada inhalación llenaba su ser de energía y cada exhalación liberaba sus miedos. Pensó en la luna, en su belleza inalcanzable y en cómo siempre había sido su refugio. Pero esta vez, la luna no era suficiente; necesitaba algo más.
De repente, una idea brillante cruzó su mente: ¿y si podía vagar y entrar en la mente de alguien? Era un riesgo, pero tal vez podría aprender algo valioso antes del combate. Con esa resolución ardiente en su corazón, se concentró profundamente. Las sombras de su celda comenzaron a desvanecerse mientras su conciencia se elevaba.
Vagó por los pasillos del laboratorio, viendo rápidamente las caras de otros cautivos. Cada uno reflejaba el miedo y la desesperación que ella misma sentía. Pero entre todos ellos, una figura llamó su atención: un chico con pelo negro que estaba apartado del resto. La oscuridad lo envolvía como un manto; no podía ver su rostro claramente, pero había algo intrigante en él.
Sin pensarlo dos veces, decidió entrar en su mente. Al hacerlo, se encontró sumergida en una oscuridad abrumadora. No había pensamientos ni recuerdos; solo un vacío profundo que le heló la sangre. ¿Dónde estaba el subconsciente de este chico? Su corazón latía con fuerza mientras buscaba respuestas.
De repente, sintió una mano fría sobre su hombro. El terror la invadió; esa presencia era poderosa y desconocida. En un instante que pareció eterno, fue lanzada al suelo por una fuerza invisible. La voz masculina resonó a través de la penumbra: "¿Qué quieres?"
"¡Aléjate de mí!" gritó Elia con todas sus fuerzas, pero pronto se dio cuenta de que no tenía el control. Esa voz emanaba autoridad y desafío.
"No has respondido mi pregunta", insistió él con firmeza.
La adrenalina corrió por sus venas; debía escapar de ese lugar oscuro antes de que fuera demasiado tarde. Con una explosión de energía telequinética, movió su cuerpo con fuerza y logró liberarse del agarre del chico oscuro. Aprovechando la oportunidad, agarró su mano y lo empujó al suelo.
Pero antes de que pudiera hacer algo más, Elia sintió cómo su conciencia era arrastrada de regreso a su cuerpo como si hubiera sido sacudida por una tormenta violenta. Abrió los ojos rápidamente, empapada en sudor frío.
“¿Quién era ese chico?” pensó con inquietud. Era fuerte, mucho más de lo que había anticipado. Su subconsciente había reaccionado ante ella como si estuviera defendiendo algo precioso. Esa fuerza podría ser un peligro real en el futuro.
Mientras Elia intentaba calmarse, una nueva preocupación se instaló en su mente: ¿podría haber otros como él? ¿Qué secretos escondía el laboratorio? Su curiosidad creció junto con sus temores; sabía que necesitaba estar lista no solo para el combate físico que se avecinaba sino también para enfrentar lo desconocido que habitaba dentro y fuera de ella.
La noche avanzaba y la luna seguía brillando con fuerza a través de los barrotes de su celda. Elia miró hacia arriba y sintió una chispa de esperanza mezclada con determinación; debía descubrir quién era ese chico oscuro antes de que fuera demasiado tarde. Su lucha apenas comenzaba y estaba dispuesta a enfrentarse a cualquier sombra que amenazara con consumirla o a aquellos que intentaran detenerla.
-¿quien era esa chica? ¿Como logró entrar a mi mente?- se preguntaba Liam, no podia dejar de pensar en eso, tenia que haber sido alguien muy fuerte, tuvo el descaro de entrar en su mente y lo consiguió, tenia que estar alerta si alguien intentaba atacarlo nuevamente.
Liam empezó a caminar hacia los baños, se dió una ducha pero no pudo dejar de pensar en li que habia sucedido -enserio ¿quien es esa chica? ¿La habre conocido?- se preguntaba Liam dirigiendose a su "cama" hoy seria una noche pesada.
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𝕻𝖗𝖊𝖌𝖚𝖓𝖙𝖆𝖑𝖊 𝖆 𝖑𝖆 𝖑𝖚𝖓𝖆
Science-FictionEn un laboratorio secreto, la madre de Elia decide participar en experimentos a cambio de dinero. Al enterarse de que su hija sería robada y ellos asesinados al nacer, huyen a una cabaña. Sin embargo, son descubiertos y asesinados por los secuaces d...