"I'M AFRAID I CAN'T DO THAT"

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Los cascos del caballo de Pearl chocan contra el suelo con rapidez, a la par que ella le azuza para que vaya más deprisa. Era una mañana normal, hasta que un hombre detuvo su caballo frente a la puerta de su cabaña. 

Ella no sabía quién era, pero el si que sabía quién era ella. La conocida pistolera Pearl Smith, responsable de más de cien muertes en los últimos tres años. Famosa por ser muy escurridiza, una embustera y una ladrona. Pearl observó al hombre a través de la cortina de la cabaña y rápidamente cogió su rifle de repetición por se acaso la cosa se ponía fea. 

El desconocido situó frente a su puerta, con las manos apoyadas en su cinturón de armas. 

-¿Señorita Smith? -preguntó haciendo un gesto con la cabeza hacia la cabaña- ¿Está ahí dentro?

Ella abrió la puerta, se colgó el rifle tras la espalda al observar que el hombre no era uno a los que le debía dinero. Por la pinta que llevaba, debía de ser un cazarrecompensas. Ya había lidiado con ellos antes, la mayoría estaban enterrados en su patio trasero después de que les hubiera metido un tiro en la frente por atreverse a intentar matarla. 

Con solo una mirada, supo que este era diferente a todos los demás. Sus ojos azules se fijaron en ella, haciendo que esta viera sus intenciones reflejados en ellos. No quería matarla, quería llevarla a la cárcel de Strawberry para cobrar la recompensa que ofrecían por ella y de paso ver cómo la colgaban.

No estaba dispuesta a permitir que eso sucediera hasta dentro de mucho tiempo, por lo que le sostuvo la mirada antes de hablar.

-¿Quién lo pregunta? -exigió saber, el hombre sacudió la cabeza-

-Ofrecen una jugosa recompensa por su cabeza, señorita -murmuró haciendo círculos en el suelo con la punta de su bota- imagino que está al tanto de ello

-Si no lo estuviera no estaría viviendo en una cabaña en medio de la nada -respondió esta- ¿No le parece señor...?

-Callaghan -se presentó- Arthur Callaghan

-Permítame que te de un consejo de forajido a forajido -dijo sintiendo el cañón del arma apoyado contra sus lumbares- monta en tu caballo y vete antes de que te meta un tiro en la cabeza como a todos los cazarrecompensas que vinieron a por mi antes de ti 

El negó con la cabeza, a la par que una sonrisa divertida asomaba a sus labios

-Me temo que no puedo hacer eso, Pearl -susurró mirándola con fijeza- necesito el dinero ¿Sabes?

-¿Y quién no? -secundó comenzando a caminar hacia dentro de la casa de nuevo lentamente- ha sido un placer hablar con usted -reconoció- que tenga un buen día

Cuando el hombre efectuó el primer disparo ella ya había cerrado la puerta. Se agachó para evitar que el resto de sus disparos acertasen en su cuerpo, y corrió hacia la ventana de la parte trasera de la cabaña. Levantó el cristal y salió rápidamente por allí, para montarse en su caballo. 

Le acarició el flanco, y picó espuelas haciendo que saliera disparado. El cazarrecompensas la vio y montó en el suyo para ir tras ella. Pearl miró hacia atrás para ver a qué distancia estaba, y se quitó el rifle que llevaba a la espalda para poder utilizarlo. 

Se dio la vuelta mientras el caballo seguía en carrera, y efectuó varios disparos hacia las patas del caballo del hombre, con la intención de que se encabritara y lo tirara en algún momento, o el tuviera que detenerse para relajarlo debido al ruido de las descargas.

Efectivamente, su caballo sacudió la cabeza, señal de que toda aquella situación era  demasiado para el, haciendo que el hombre tuviera que parar para calmarlo, lo que le dio a ella tiempo suficiente para escapar de su alcance tan rápido como su montura le permitió.

No guardó el rifle hasta no perderlo de vista, por se acaso. Al caer la noche, montó un pequeño campamento en una casa abandonada que encontró por el camino. Mientras cocinaba un trozo de carne de ciervo sobre las llamas, recordó el rostro del hombre que la había perseguido.

Era guapo

MUY guapo

Pearl pensó que era una pena que no se hubieran conocido en otra situación.

Una verdadera pena.


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