Bueno, este es el cuarto libro que hago de shots multifandom, así que en este seguiré escribiendo los shots con los personajes de la mayoría de fandoms a los que pertenezco (si hiciera shots de todos no acabaría nunca) así que espero que os guste ta...
-Felicidades, has llegado a Sakaar -dijo una voz robótica que le hizo despertarse de su letargo-
Trató de mover las manos sin éxito, debido a que las tenía sujetas con unos arneses a la silla en la que estaba sentado. Esta empezó a moverse, mientras la voz robótica seguía hablando.
-Pero ¿Qué es Sakaar? -prosiguió la voz- Sakaar está en el límite entre lo conocido y lo desconocido -varias imágenes de la ciudad se proyectaron frente a el- nuestro gobernante es el Gran Maestro -una alta figura masculina se alzó a su lado- el fue el primer perdido y el primer encontrado. Aquí llegan todas las cosas o personas perdidas, y tú ahora formas partes de ese grupo -la silla comenzó a moverse más rápido- ¡Enhorabuena, estás a punto de conocer al Gran Maestro! Prepárate -avisó, a la par que las luces comenzaban a parpadear en diferentes colores-
-Prepárate -repitió, ella se agarró con fuerza a la silla- prepárate -cada vez iba más deprisa- vas a conocer al Graaan Maestro
Sin poder evitarlo, gritó tan alto como le permitieron sus pulmones. Creyó que se volvería loco de tanto escuchar la misma palabra. Las luces parpadeantes tampoco ayudaban a conservar su cordura.
De pronto las luces y la voz desaparecieron, y se vio lanzado irremediablemente en mitad de una sala llena de personas vestidas de una manera muy extraña. Frente a el, un hombre canoso ataviado con una túnica amarilla y azul le observaba con atención.
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A su lado estaba el hombre que le había capturado. El llegó a ese planeta tan extraño por equivocación. El nuevo cuidador del Bifrost no hacía bien su trabajo. El chico se preguntó dónde estaría Heimdall, y porqué no estaba en Asgard cuidando su entrada como siempre había hecho.
En cuánto lo vio trató de lanzarse hacia el, hasta que se dio cuenta de que seguía teniendo las manos atadas a los brazos de la silla. El de la túnica sonrió complacido, antes de mirar al hombre de cabello oscuro a su lado.
-¿Qué me has traído? -le preguntó, el otro miró al chico de nuevo-
-Un luchador -anunció- estoy seguro de que será capaz de vencer a tu campeón
-¿De veras? -inquirió- todos los que se han enfrentado a el están muertos -confesó- espero que el sea la excepción -murmuró haciendo un gesto con la cabeza- ¿Cómo te llamas, guapo?
-¿Cómo osas dirigirte a mi de esa forma? -cuestionó frunciendo el ceño- nadie me ha llamado de esa forma jamás, y tú no serás el primero
-¿Y qué vas a hacer al respecto? -quiso saber el hombre, el chico tiró con fuerza de las ataduras a las que estaba sujeto, concentrando toda su fuerza en ellas hasta que consiguió romperlas-
-Te mataré -anunció mirándolo con la ira reflejada en sus ojos oscuros- has mancillado mi honor, para ello solo hay un castigo posible : la muerte
-¡Es un luchador! -celebró el canoso sonriendo a la vez que daba unas ceremoniales palmadas, miró al que le había secuestrado- has hecho bien amigo mío. Espero que vengas a ver el combate
