Uzziel fue el primer djinn o mago antiguo que existió, sin rival en el manejo del éter y el maná. Sin embargo, como todo poder tiene un precio, al dedicar toda su vida al conocimiento, descuidó a su familia, lo que provocó que se alejaran de él, ya...
Mi cuerpo dolía y mi mente se sentía muy cansada, que había pasado... Cierto estaba cayendo por un acantilado junto a mi hermano menor, Artur. Usando todas mis fuerzas lograría abrir mis ojos, dejando ver árboles y un pasto verdoso. Pero lo más importante es que mi hermano estaba bien, y eso era lo único importante. Pensé mientras mis ojos se cerraban.
PARPADEO
Cuando volví a abrir mis ojos, me encontraba siendo cargado en la espalda de Arthur, quien caminaba por el bosque con dirección desconocida para mí. Creo que podía ver dos manchitas siguiéndonos, una azul y otra roja, pero parecía que no querían lastimar a mi hermano, por lo que me relajé.
PARPADEO
Después de no sé cuánto tiempo, nuevamente abriría mis ojos y pude ver el cielo azul celeste junto a las nubes, de un blanco como la nieve. Además, pude ver a mi hermano, quien parecía haberse tomado un baño, encontrándose limpiando parte de mi cuerpo con un trapo húmedo. También parecía que las manchas azules y rojas estaban alrededor de mí, como rezando por mi bien. Nuevamente, sabiendo que mi hermana estaba bien, cerré mis ojos.
PARPADEO
Cuando los volví a abrir, aún no podía moverme ni hablar. Era casi como si estuviera muerto, pero consciente, parecía que Arthur me seguía cargando rumbo a un montón de rocas, mientras las dos notas de azul y rojo seguían a nuestro lado. Pero algo llamó mi atención, Arthur entró por un agujero y nos aventó a los dos por él, y debido al repentino movimiento, volví a desmayarme.
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Hola niño, ya es hora de despertar. Una voz resonó en mi cabeza, casi como obligándome a despertar de mi letargo. Poco segundos después, mis ojos se abrieron lentamente con pesadez.
Mmm, ¿qué pasa? -dije mientras me levantaba- pudiendo ver que me encontraba dentro de una cueva, algo iluminada por los cristales.
'Veo que te levantaste, ¿cómo se encuentra tu cuerpo?' -diría una voz a mi espalda-, una voz algo maternal. Pero al voltear, pude ver algo todo lo contrario a maternal.
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A primera vista parecía una clase de demonio, pero solo una raza puede tener esa cantidad de Maná extrema que hace ver como insectos a los humanos, elfos y enanos, y esos son los
Asura.
Rápidamente me puse en posición de pelea. Aunque no estaba asustado, ya que yo fui el monarca de los dijin y el único Asura que era capaz de hacer algo contra mí era el mismísimo rey de los dragones. Pero ahora no era ni las migajas de lo que fui, y nunca le tuve miedo a la muerte, mucho menos ahora. O eso pensé hasta que vi a mi hermanito dormido a unos metros de él y ahí sí el miedo me invadió, pero no por mí, si no por la vida de él.
Casi como si fuera un animal salvaje queriendo proteger a sus bebés, saltaría sobre mi hermano protegiéndolo con mi propio cuerpo, mientras veía a la asura mientras a apretaba mis dientes por la frustración y el Maná a mi alrededor se agitaba debido a mi estrés por no saber qué hacer para proteger a mi hermano menor.
