capitulo 26

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PUNTO DE VISTA DE TERCERA PERSONA

Los zarcillos de relámpagos negros brotaban del cuerpo de Yuri, que mantenía un gran flujo constante de maná tanto adentro como fuera de él, hasta donde su cuerpo lo permitía. Mientras sostenía a la pequeña niña de cabello rojizo entre sus brazos, quien estaba temblando del miedo que tenía y rogaba por ayuda desesperadamente entre lágrimas.

Y entonces los ojos dorados de Yuri se clavaron en los ojos sangre del demonio viltra que tenía enfrente, quien era casi 60 centímetros más alto que él. Pero aún así, Uto se mostró cauteloso, sabía que el niño que estaba delante de él no era normal.

Por lo que decidiría matarlo al instante con su magia a distancia, pero en cuanto trató de influir en las sombras del entorno para usarlas de catalizador para su magia de sangre de hierro, antes de que pudiera siquiera pensar en formular su hechizo, su cuerpo sería paralizado por el hechizo DOMINIO de Yuri.

'Interesante, que trataste de hacerme con mi sombra', diría Yuri en un susurro lleno de curiosidad, mientras que uti abría los ojos por la sorpresa de tener al chico de los ojos dorados enfrente de él.

'¿Cómo?', diría Uto, sorprendido por la velocidad de Yuri, antes de que este conectara un golpe en su estómago, haciéndolo retroceder un par de metros por la fuerza del golpe, haciendo que una fina línea de sangre saliera de su boca.

'Ya veo, usaste la magia de rayo para potenciar tu velocidad, ¿verdad? Bonito truco inferior', escupió Uto, tratando de convencerse de que tenía ventaja, pero rápidamente esa idea se esfumó al ver una ráfaga de llamas blancas, tan frías como el Helheim, que chocarían contra las púas negras que salieron de las sombras en sus defensas. Después, lo que eran negras como la tinta ahora eran de un blanco puro agrietado por las llamas de escarcha de su contrincante.

Pero lo que más le molestaba era que Yuri ni siquiera le estaba poniendo el 100% de su atención, ya que parecía estar preocupado por algo al desviar la mirada hacia una dirección en específica.

'Maldito, ¿te atreves a ignorarme?', diría Uto mientras docenas de púas negras saldrían de las sombras cercanas de Yuri, provocando una sonrisa burlona en el rostro del retenedor, la cual desapareció al escuchar el sonido del vidrio romperse y ver cómo las espinas negras estaban a centímetros de la piel pálida del rubio, quien se encontraba protegido por dos poderosas barreras de maná.

Las cuales, a pesar de haber sido atravesadas, fueron lo suficientemente fuertes para detener el ataque. Pero en vez de preocuparse, el chico parecía interesado en la sangre de hierro, como si lo estuviera examinando minuciosamente por puro entretenimiento, lo que le hizo preguntarse qué pasaría cuando él se aburriera.

'Nada mal para ser un inferior, chico, ¿por qué no solo me entregas a la niña y te dejaré ir?', la voz de Uto salió con dudas y precaución al ver la fuerza del chico de no más de 12 años.

'¿Qué pasó con toda esa confianza y risitas asquerosas?', preguntó Yuri con desdén mientras examinaba las púas negras con interés. 'Olvídalo, mejor dime, ¿tienes otra magia aparte de esta?', diría Yuri mientras desactivaba sus barreras para sustituirlas por una fina capa de maná que lo envolvería como una barrera, pero casi invisible a la vista, mientras comenzaba a caminar hacia el retenedor.

Uto no podía creerlo, más bien, no quería que un mero mocoso lo estuviera tratando como si no fuera la gran cosa, a él, un alto sirviente, alguien con sangre viltra, simplemente imperdonable.

'¡Vete y piérdete, inferior!', rugiría Uto mientras lanzaba múltiples docenas de lanzas de su metal negro con dirección a Yuri, pero también con dirección a la pequeña, quien estaba siendo cuidada por Red, quien estaba en su forma completa.

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