Entrenamiento

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Leonard despertó con el sonido del crujido de la madera bajo los pasos del hombre que lo había dejado quedarse la noche anterior. Aún estaba agotado, pero no por el tipo de cansancio al que estaba acostumbrado en su vida anterior; este era el agotamiento de un cuerpo frágil, de un niño de cinco años que había sido golpeado y había huido por horas.

Abrió los ojos y se encontró envuelto en una manta raída, tirado sobre el suelo de la cabaña. El aire olía a humo y madera vieja, y la luz del sol apenas se filtraba por las ventanas cubiertas de polvo. Se incorporó, sintiendo cada músculo dolorido, pero su mente estaba clara. Tenía que seguir adelante.

El hombre estaba al otro lado de la cabaña, cortando leña como si nada hubiera pasado. Leonard lo observó en silencio durante unos momentos, sopesando sus opciones. Si quería que este hombre lo entrenara, tendría que ganarse su respeto de alguna manera, aunque no tuviera ni idea de cómo.

"Estás despierto." La voz del hombre lo sacó de sus pensamientos. No se molestó en mirarlo mientras seguía con su tarea, pero Leonard sabía que lo estaba vigilando. "No esperaba que sobrevivieras."

Leonard apretó los labios. Sabía que su aspecto no inspiraba confianza. Sus ojos rojos, ahora los del villano de la novela, probablemente le daban una apariencia aún más extraña e inquietante. Aún así, no podía permitirse el lujo de parecer débil.

"No pienso morir tan fácilmente." respondió, con la mayor firmeza que pudo reunir con su pequeña voz.

El hombre finalmente se giró para mirarlo, y sus ojos grises lo examinaron una vez más, esta vez con un destello de curiosidad. "¿Qué es lo que buscas exactamente, niño?"

Leonard tragó saliva, sabiendo que este era el momento para convencerlo. "Quiero que me entrenes. Necesito aprender a defenderme."

El hombre soltó una risa seca y burlona, como si Leonard hubiera dicho una tontería. "¿Un crío como tú? Apenas puedes caminar, y vienes aquí pidiendo que te enseñe a pelear. ¿Qué te hace pensar que vales mi tiempo?"

Leonard lo miró fijamente, sin apartar los ojos. "Porque no tengo otra opción. Si no me haces más fuerte, moriré. Tal vez no hoy, pero algún día. Y no quiero morir."

El hombre lo observó en silencio durante lo que pareció una eternidad, hasta que finalmente se dio la vuelta. "¿Tienes hambre?" preguntó de repente.

Leonard asintió, sorprendido por el cambio en la conversación. El hombre no esperó respuesta verbal; simplemente señaló una pequeña mesa donde había un pedazo de pan duro y una jarra de agua. "Come. Si quieres que te entrene, necesitas fuerzas. Después veremos si de verdad tienes lo que se necesita."

Leonard no necesitó que se lo dijeran dos veces. Se acercó a la mesa, tomando el pan con manos temblorosas. Estaba tan duro que le dolía morderlo, pero lo tragó sin protestar. Sabía que si iba a sobrevivir aquí, tendría que acostumbrarse a mucho peor.

Una vez que terminó, el hombre lo miró de nuevo, cruzándose de brazos. "Antes de enseñarte algo, necesito saber qué tan inútil eres."

Leonard sintió que un frío corría por su espina dorsal. "¿Qué quieres decir?"

"Quiero ver cuánto puedes soportar." dijo el hombre, y su expresión era fría, calculadora. "Si no aguantas el dolor, no sobrevivirás ni una semana. Ven afuera."

Leonard lo siguió hacia el pequeño claro detrás de la casa. Los árboles rodeaban la cabaña, altos y oscuros, y el aire tenía un olor fresco que lo hizo sentirse algo más vivo. Pero la tranquilidad del bosque era engañosa. Sabía que lo que venía no sería fácil.

"Primera lección: la fuerza no es solo física." El hombre se acercó a él, sacando una rama gruesa del suelo. "Si tu cuerpo es débil, tu mente debe ser más fuerte. Voy a golpearte. Y vas a aguantar."

El miedo se apoderó de Leonard por un segundo. Era un niño pequeño, frágil, y sabía que un solo golpe de ese hombre sería suficiente para derribarlo. Pero no podía permitirse retroceder. Este era el único camino que tenía si quería cambiar su destino, si quería ser lo suficientemente fuerte para enfrentarse a Albert y sobrevivir en este mundo hostil.

"Estoy listo." dijo, a pesar de que su voz temblaba.

El hombre asintió sin decir nada más y levantó la rama. El primer golpe lo tomó por sorpresa, aterrizando con fuerza en su costado. Leonard cayó al suelo de inmediato, el aire abandonando sus pulmones en un jadeo doloroso. Pero no gritó. Sabía que si mostraba debilidad ahora, nunca lo entrenaría.

"Levántate." ordenó el hombre, sin pizca de compasión en su tono.

Leonard se obligó a ponerse de pie, tambaleándose. El dolor se extendía por todo su cuerpo, pero se mordió la lengua para no soltar un gemido. Apenas había recuperado el equilibrio cuando el segundo golpe cayó, esta vez en su espalda. Nuevamente cayó al suelo, pero esta vez tardó más en levantarse.

"Si no puedes soportar esto, nunca serás lo suficientemente fuerte para sobrevivir." dijo el hombre mientras lo observaba. "La fuerza no es solo física, niño. Es mental. Es resistencia. El dolor es parte de la vida. Y si no puedes soportarlo, estás condenado."

Leonard jadeaba, sus pequeños brazos temblando, pero no se rindió. Se levantó de nuevo, aunque sus piernas estaban al borde de colapsar. Sabía que este era solo el principio. Si quería cambiar su destino, si quería ser algo más que el villano destinado a morir, tendría que aguantar mucho más que esto.

El hombre observó su esfuerzo en silencio, y tras unos minutos, finalmente bajó la rama. "Basta por hoy. No te desmayaste. Eso ya es algo." murmuró, casi como si estuviera impresionado. "Mañana veremos si eres capaz de aprender algo más que recibir golpes."

Leonard asintió, sin decir nada. Mientras el hombre volvía a la casa, él se quedó allí, respirando con dificultad y luchando contra el dolor. Esto era solo el primer paso. Sabía que los siguientes días serían aún más duros, pero no le quedaba otra opción.

Porque este no era solo un entrenamiento para él. Era su única esperanza de sobrevivir en un mundo que ya estaba en su contra.

El Príncipe y el Villano (BXB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora