Lazos

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Los días pasaron en un torbellino de secretos y susurros. Leonard y Xander se convirtieron en una dupla inesperada, navegando juntos por los oscuros recovecos de la escuela. Pasaban horas en la biblioteca, explorando antiguos tomos y buscando pistas sobre el enigmático "R30". A medida que la conexión entre ellos crecía, el peso de la soledad de Leonard se aligeraba, pero el costo de esa nueva amistad se sentía en la distancia que comenzaba a establecer con Christopher y Albert.

Christopher, acostumbrado a la cercanía con Leonard, notó el cambio de inmediato. Aunque la situación era confusa, no podía evitar sentir un nudo en el estómago al ver a su amigo alejarse. La conexión que una vez compartieron parecía desvanecerse, y cada vez que los miradas se cruzaban, era evidente que ambos sentían el vacío de la confianza perdida.

Albert, por su parte, se mantenía alerta. Había algo en la relación entre Leonard y Xander que le resultaba inquietante. La forma en que Leonard evitaba sus ojos, la manera en que se sumía en sus conversaciones con Xander, lo hicieron sentir que había sido desplazado. El príncipe se esforzaba por ocultar su descontento, pero su orgullo estaba herido. La idea de que Xander pudiera ser una sustitución para Leonard le revolvía las entrañas.

Mientras tanto, Leonard y Xander seguían desenterrando información peligrosa. Habían encontrado referencias a un antiguo grupo que utilizaba el código "R30" para identificar a portadores de poderes raros, pero también había menciones de experimentos oscuros y rituales que podían poner en riesgo la vida de aquellos que eran elegidos. Leonard se sentía atrapado entre la emoción de descubrir más sobre su identidad y el terror de lo que eso significaba.

Una tarde, en una esquina apartada de la biblioteca, Leonard y Xander se sentaron en una mesa cubierta de polvo y libros viejos. Con un mapa extendido frente a ellos, Xander marcaba los lugares donde habían encontrado información clave.

—Mira esto —dijo Xander, señalando un pasaje—. Aquí dice que aquellos con el "R30" son considerados como piezas de un juego más grande. Se habla de un culto que busca controlar a los portadores de habilidades raras, utilizándolos como armas.

Leonard frunció el ceño, la preocupación comenzando a apoderarse de su mente.

—¿Qué significa eso para nosotros? —preguntó, sintiendo la tensión en el aire.

—Significa que debemos tener cuidado. No solo debes proteger tu secreto, sino también asegurarte de que nadie sepa que tienes un amigo que comparte tu destino —respondió Xander, su voz baja y grave.

Leonard asintió, pero una sombra de duda cruzó su mente. Aunque se sentía más fuerte al lado de Xander, había un miedo latente a que su nueva amistad lo arrastrara a un peligro aún mayor.

Mientras tanto, Christopher y Albert continuaban observando desde la distancia. La confusión y el resentimiento comenzaron a acumularse en sus corazones. Christopher, incapaz de soportar la sensación de abandono, decidió acercarse a Leonard.

Una tarde, cuando el sol comenzaba a ponerse, encontró a Leonard en el jardín, concentrado en un libro. Se acercó, el nerviosismo burbujeando en su interior.

—Leonard —comenzó, tratando de mantener la voz firme—. ¿Podemos hablar?

Leonard levantó la vista, y por un momento, sus ojos se encontraron. Pero, en lugar de la calidez que solía haber, había una barrera que se había construido entre ellos.

—Claro —dijo Leonard, con un tono que delataba su incomodidad.

—¿Por qué te alejas? —preguntó Christopher, su voz llena de preocupación—. ¿Qué pasó con nosotros? No me gusta esto, me siento excluido.

Leonard dudó, las palabras atoradas en su garganta. No quería herir a Christopher, pero tampoco podía revelar todo lo que había descubierto con Xander.

—No es eso, Chris. Solo... estoy tratando de entender algunas cosas —respondió, sintiendo que la sinceridad era lo único que podía ofrecer.

Pero Christopher no se conformó con esa respuesta.

—¿Y Xander? —preguntó, la frustración comenzando a filtrarse en su tono—. Pareces más cómodo con él que con nosotros.

Leonard sintió un pinchazo en el corazón. La verdad era que, a pesar de todo, no quería perder a Christopher, pero su amistad con Xander lo había empujado a un rincón.

—No es así. Xander me ayuda a entender... lo que soy. Hay cosas que necesito explorar —dijo, intentando explicar sin herir.

Christopher lo miró, la confusión aún visible en su rostro. La chispa que solía conectarles parecía apagarse.

Mientras tanto, desde una distancia segura, Albert observaba la escena, una sombra de descontento cruzando su rostro. Su mente trabajaba, analizando las interacciones de Leonard, Xander y Christopher. No podía permitir que alguien más se interpusiera en su camino.

Con la tensión acumulándose entre los cuatro, Leonard sentía que el aire se volvía más pesado cada día. La búsqueda de respuestas lo había llevado a un nuevo amigo, pero a un alto costo. El mundo que había empezado a conocer se volvía cada vez más peligroso, y las relaciones que una vez consideró seguras se tambaleaban al borde del abismo.

Era un juego, y cada movimiento contaba. Pero en ese momento, lo único que Leonard quería era encontrar un equilibrio entre su nueva vida y los lazos que temía perder.

El Príncipe y el Villano (BXB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora