R30

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Leonard salió de su dormitorio con cautela, asegurándose de que los pasillos estuvieran despejados antes de adentrarse en la oscuridad. La escuela, normalmente vibrante y llena de risas, ahora parecía un laberinto de sombras. Con el mensaje críptico en mente, cada paso que daba se sentía como un movimiento en un juego peligroso.

Decidió dirigirse a la biblioteca. Era el lugar más probable donde podría encontrar pistas sobre el enigmático "R30". Tal vez hubiera registros de códigos o algún libro que ofreciera respuestas. Las estanterías altas y el silencio casi reverencial de la biblioteca lo reconfortaron, un pequeño refugio en medio de su tormenta interna.

Al entrar, encendió una lámpara de aceite y observó las filas de libros, cada uno guardando secretos que podría desear. Se dedicó a buscar títulos relacionados con la magia, la historia de los animales y cualquier cosa que pudiera relacionarse con su situación. El tiempo pasaba mientras hojeaba páginas amarillentas y antiguos volúmenes polvorientos.

Fue entonces cuando escuchó un susurro a sus espaldas.

—¿Buscas algo en particular? —dijo una voz suave, pero con un tono afilado.

Leonard se dio la vuelta, encontrándose cara a cara con Xander. Su expresión era neutral, pero Leonard percibió un brillo de curiosidad en sus ojos.

—No deberías estar aquí —respondió Leonard, tratando de mantener su voz firme.

—Lo mismo podría decirse de ti —replicó Xander, acercándose con una sonrisa enigmática—. Pero no soy aquí para chivarte. En realidad, creo que ambos estamos buscando lo mismo.

Leonard frunció el ceño. No podía confiar en él, pero la idea de que pudieran estar alineados en sus objetivos lo intrigaba.

—¿Qué sabes de "R30"? —preguntó, desafiando a Xander.

—Eso depende —contestó Xander, cruzando los brazos—. ¿Qué es lo que te preocupa, Leonard? Sabes que los secretos nunca se quedan ocultos para siempre.

Leonard sintió que su corazón se aceleraba. Xander sabía más de lo que decía.

—Solo estoy tratando de entender lo que significa. ¿Por qué alguien me dejaría esto? —dijo, la tensión en su voz evidente.

—Porque alguien te está vigilando —respondió Xander, su tono volviéndose más serio—. Hay muchas fuerzas en juego, y no todas son benévolas. Hay rumores sobre ti, sobre tu animal. No todos están contentos con tu presencia aquí.

Leonard sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las palabras de Xander resonaban en su mente, y la idea de ser un blanco en el juego de nobles y poder le oprimía el pecho.

—¿Por qué te importa? —preguntó Leonard, tratando de sonar desafiante.

Xander se encogió de hombros.

—Porque estoy cansado de los juegos. Quizás también quiera saber la verdad. Tal vez ambos podamos beneficiarnos.

Antes de que Leonard pudiera responder, Xander hizo un gesto hacia un rincón oscuro de la biblioteca, donde las sombras parecían más densas.

—Hay algo que debes ver. Algo que puede ayudarte a entender. Pero tendrás que confiar en mí.

El dilema se presentó ante Leonard. La idea de seguir a Xander, de adentrarse más en el misterio, le provocaba un revuelo de emociones. Pero el deseo de descubrir la verdad sobre su situación era más fuerte. Con un último vistazo a la puerta de la biblioteca, tomó una decisión.

—Está bien. Vamos —dijo, su voz resonando con resolución.

Mientras se adentraban en la oscuridad, una mezcla de esperanza y temor lo acompañaba. En su mente, las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, y aunque el camino por delante era incierto, Leonard sabía que no podía volver atrás. Estaba en la búsqueda de su propia verdad, y estaba dispuesto a enfrentar cualquier sombra que se interpusiera en su camino.

El Príncipe y el Villano (BXB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora