Secretos

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Una mano fría y firme, que le hizo erizar la piel. Leonard giró la cabeza, encontrándose con los ojos oscuros de Xander, su nuevo compañero de cuarto. La sonrisa del chico era deslumbrante, pero había algo en su mirada que no le gustaba.

—Leonard, amigo —dijo Xander, su voz suave pero con un matiz amenazante—. He estado escuchando cosas sobre ti.

Leonard intentó liberar su brazo, pero Xander lo sostuvo con más fuerza, una advertencia clara. La alegría del momento se esfumó, reemplazada por una sensación de inquietud que se instaló en su estómago.

—¿Qué cosas? —preguntó Leonard, esforzándose por mantener la calma. Sabía que Xander había llegado a la escuela con un aire de misterio, y su risa a menudo ocultaba algo más siniestro.

Xander se inclinó un poco más cerca, como si compartiera un secreto. Leonard pudo sentir su aliento en su piel, una combinación de dulzura y peligro.

—Sobre tu animal, sobre ti... Hay rumores. Dicen que no eres quien aparentas ser. Que tu lobo negro no es solo un símbolo de poder, sino algo más oscuro.

El corazón de Leonard se aceleró. Las palabras de Xander resonaban como un eco de sus propios temores. El lobo que había invocado no solo era un reflejo de su fuerza, sino también de su lucha interna, un recordatorio constante de que su conexión con la magia de este mundo era complicada.

—No me importa lo que digan —replicó, su voz más firme de lo que se sentía—. No tengo que demostrarle nada a nadie.

Xander sonrió, pero su expresión era fría, casi burlona.

—¿De verdad? ¿Crees que puedes ignorar lo que piensan los demás? En este lugar, la opinión de los nobles puede ser una espada de doble filo.

Leonard se liberó de su agarre, pero no antes de que Xander se acercara más, su presencia opresiva llenando el aire.

—Ten cuidado, Leonard. El mundo aquí es un juego de ajedrez, y tú, mi amigo, podrías ser solo una pieza sacrificable.

El chico se dio media vuelta y se alejó, dejando a Leonard con un nudo en el estómago. Su advertencia resonó en su mente como un eco. ¿Era realmente una pieza en el tablero?

Con el pulso acelerado, Leonard continuó su camino hacia el campus. Las risas de otros estudiantes y el bullicio de la vida cotidiana le parecían distantes. Se preguntaba si alguna vez podría sentirse realmente parte de este mundo, o si siempre sería un extraño atrapado en un juego peligroso.

Mientras se adentraba en la multitud, sintió la mirada de alguien más. Albert estaba allí, observándolo desde la distancia, su expresión seria y calculadora. Había algo en su presencia que lo atraía, pero también lo llenaba de desconfianza.

Leonard tomó una profunda respiración, recordando las palabras de Xander. No podía permitirse ser un peón. Tenía que encontrar su propio camino, aferrarse a su poder y a sus amistades, y prepararse para lo que viniera.

Era un mundo complicado, lleno de sombras y luces, y aunque el miedo lo acechaba, había una chispa de determinación en su corazón. Con cada paso, se acercaba a descubrir su verdadero lugar en este juego, decidido a no ser una víctima, sino un jugador.

Después de su inquietante encuentro con Xander, Leonard se dirigió a su dormitorio con la mente en ebullición. Las palabras del chico resonaban en su cabeza como un eco, y la sensación de peligro lo seguía a cada paso. Al abrir la puerta, el ambiente le pareció cargado de una tensión palpable, como si el aire mismo supiera que algo no estaba bien.

Su mirada se posó en la cama, donde una hoja doblada descansaba sobre las sábanas, como si lo estuviera esperando. Se acercó con cautela, el corazón latiendo en un ritmo frenético. Al tomar la hoja entre sus dedos, sintió un escalofrío recorrer su espalda. Con manos temblorosas, la desplegó.

"SE TU SECRETO."

Las palabras lo hirieron como un puñal. Inquietud se apoderó de él. Se giró la hoja y, con un suspiro, leyó la anotación adicional: "R30". Su confusión creció. ¿Qué significaba eso? Su mente buscaba respuestas, pero no encontraba ninguna que lo satisficiera. La idea de que alguien conocía su secreto lo hizo sentir vulnerable, y la presión de la soledad se intensificó.

Se sentó en el borde de la cama, sintiendo cómo el peso del mundo se acumulaba sobre sus hombros. No podía confiar en Christian, ni en Albert, ni en Xander. Era un juego peligroso, y las piezas se movían a su alrededor sin que él tuviera control alguno. El lobo negro que había invocado representaba su fuerza, pero también su aislamiento. Nadie entendía la carga que llevaba, y ese secreto, esa parte de él, podía ser su perdición.

Las horas pasaron y Leonard se sumió en sus pensamientos, sintiéndose más solo que nunca. Afuera, el bullicio de la fiesta de celebración continuaba, pero para él todo era un eco distante, como si se encontrara en una burbuja de incertidumbre.

Decidió que necesitaba respuestas. Sin embargo, ¿cómo podría averiguar lo que "R30" significaba sin levantar sospechas? Tal vez fuera un código, un lugar o una hora. Pero, ¿quién lo había dejado? ¿Y por qué?

Con una determinación renovada, se levantó de la cama. Tenía que hacer algo. Debía ser astuto. Si alguien estaba tras de él, no iba a dejarse atrapar. Leonard tomó un momento para respirar hondo, reafirmando su decisión. 

Con el corazón palpitante y la mente centrada, se preparó para salir. Tenía que investigar, buscar respuestas y averiguar quién estaba detrás de ese mensaje. Las sombras se acercaban, pero Leonard estaba listo para enfrentarlas. No iba a permitir que el miedo lo detuviera.

Mientras se dirigía hacia la puerta, sintió una chispa de determinación encenderse en su interior. Esta era su vida, sus secretos, y iba a luchar por descubrir la verdad.

El Príncipe y el Villano (BXB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora