El Legado de los Apus

La visión de los Apus

En los días siguientes, el sol permaneció oculto durante más tiempo del que ningún habitante recordaba. El pueblo estaba inquieto, pero Wira aseguró que los dioses hablarían pronto.

Amaru, preocupado por su pueblo, decidió buscar respuestas por su cuenta. Subió hasta la cima de una de las montañas cercanas, un lugar sagrado donde se decía que los Apus podían ser escuchados por aquellos que estuvieran dispuestos a escuchar.

El viento helado azotaba su rostro mientras ascendía. Cuando llegó a la cima, se arrodilló frente a una roca tallada con símbolos ancestrales y cerró los ojos, esperando una señal.

De repente, sintió un calor extraño, como si el sol hubiera emergido de detrás de las nubes. Abrió los ojos y ante él apareció una figura imponente: un cóndor gigante, sus plumas doradas brillaban a la luz de un sol invisible. Era Kuntur, el mensajero de los Apus.

—Amaru —dijo Kuntur con una voz profunda que resonaba en las montañas—. El tiempo del equilibrio ha terminado. El Oscuro ha despertado, y solo aquellos con el valor de enfrentar su sombra podrán salvar a los nuestros. Debes encontrar el Khipu de la Sabiduría. Solo entonces podrás restaurar lo que ha sido roto.

Amaru intentó preguntar más, pero antes de poder formular una palabra, Kuntur extendió sus alas y desapareció en el viento.

Regresó al pueblo con una sensación de urgencia. Sabía que su vida, y la de todos en Hatun Pacha, estaba a punto de cambiar para siempre.