El Legado de los Apus

El eco de los antiguos

El grupo cruzó el umbral de la torre con cautela. La oscuridad los envolvió de inmediato, como si hubieran ingresado a un vacío sin fin. Las paredes de la torre parecían hechas de una piedra negra, lisa y fría al tacto, sin ninguna fuente de luz que los guiara.

—Esto no es como las otras ruinas que hemos visto —dijo Amaru, mirando a su alrededor—. Aquí se siente la muerte, pero no una muerte natural... algo más profundo.

Nina, con los ojos cerrados, tocó las paredes con las manos, buscando alguna señal o energía. Sentía una presencia inquietante que impregnaba el aire.

—Este lugar es un cruce entre el mundo de los vivos y el de los muertos —murmuró—. Los espíritus antiguos aún deambulan aquí, buscando una forma de cruzar al otro lado.

De repente, se escuchó un sonido, un eco lejano que resonaba en las profundidades de la torre. Era como un canto antiguo, una melodía triste y monótona que flotaba en el aire. Kuntur levantó su lanza y se puso en guardia.

—Estamos siendo observados —advirtió—. Algo o alguien está aquí con nosotros.

Avanzaron lentamente por un pasillo estrecho que los llevó más adentro de la torre. Las inscripciones en las paredes parecían contar la historia de un gran sacrificio, de cómo los primeros habitantes de los Andes habían sellado al Oscuro en el inframundo usando el poder del Khipu.

—El Khipu fue creado por los dioses, tejido con los hilos del tiempo y el destino —explicó Nina mientras leía los símbolos—. Solo aquellos que comprenden su propósito pueden utilizar su poder.

Amaru sintió una mezcla de asombro y miedo. ¿Estaban ellos destinados a usar el Khipu, o simplemente a protegerlo? Aún no tenía claro su papel en esta misión.