La batalla comienza

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Sin más advertencias, el Oscuro extendió sus manos, y de las sombras surgieron criaturas monstruosas, siervos del inframundo, hechos de pura oscuridad. Eran gigantes con cuerpos hechos de humo y fuego, y sus ojos brillaban con la misma luz roja que la del Oscuro.

Kuntur fue el primero en reaccionar, lanzándose al frente con su lanza en mano. Sus movimientos eran rápidos y certeros, pero las criaturas parecían reformarse tan pronto como eran golpeadas. Nina, por su parte, canalizó su energía espiritual, creando barreras de luz que intentaban detener el avance de las sombras, pero estas se disolvían con cada ataque.

—¡Amaru! —gritó Nina, mientras una de las criaturas rompía su escudo de energía—. ¡Debes usar el Khipu!

Amaru lo sabía, pero el poder del Khipu era inmenso, y temía que, si no lo controlaba correctamente, liberaría al Oscuro en lugar de sellarlo. Aun así, no había tiempo para dudar. Alzó el Khipu por encima de su cabeza y comenzó a concentrarse.

Los hilos del Khipu se iluminaron, y una ráfaga de luz dorada salió de ellos, envolviendo la sala. Las sombras retrocedieron momentáneamente, y las criaturas del Oscuro titubearon.

—El Khipu responde a ti, Amaru —dijo Inti, mientras bloqueaba un ataque con su espada—. Pero debes concentrar su poder en el sello del altar. Es la única forma de detener al Oscuro.

Amaru, respirando con dificultad, cerró los ojos e intentó sentir la conexión entre los hilos del Khipu y el altar. Pero antes de que pudiera actuar, una sombra gigantesca lo derribó, golpeándolo contra el suelo.

—¡Amaru! —gritó Kuntur, intentando acercarse, pero fue bloqueado por otra de las criaturas del Oscuro.

Amaru se levantó con esfuerzo, el Khipu aún brillando en sus manos, pero la oscuridad parecía hacerse cada vez más fuerte, sofocando la luz. El Oscuro estaba ganando terreno.

El Legado de los ApusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora