El Legado de los Apus

El corazón de la tierra

Guiados por la visión de Amaru, los Guardianes viajaron más allá de los valles sagrados, hacia una región desconocida para ellos, pero que, según antiguas leyendas, era el lugar donde el mundo espiritual y físico convergían. Allí, en las profundidades de las montañas, se decía que descansaba el "corazón de la tierra", una fuente de energía primordial que conectaba todo.

El viaje fue arduo. Cada paso parecía más difícil que el anterior, como si la tierra misma intentara detenerlos. A medida que se adentraban más en el terreno, notaron que las sombras que habían enfrentado antes regresaban, pero esta vez no eran los restos del Oscuro. Eran manifestaciones de la propia tierra, una fuerza antigua que luchaba contra ellos.

Finalmente, llegaron a una cueva en lo alto de una montaña perdida entre las nubes. Dentro, un vasto pozo de energía pulsaba con un brillo que cambiaba de color, desde el rojo ardiente hasta el azul profundo. El corazón de la tierra latía lentamente, como si estuviera dormido, pero al acercarse, Amaru sintió que algo estaba mal.

Inti, que siempre había sido el más en sintonía con las fuerzas naturales, se arrodilló ante el pozo de energía.

—Este lugar... es la fuente de todo. El Khipu, los Apus, las fuerzas que controlan nuestro mundo. Todo proviene de aquí. Pero algo lo ha alterado.

De repente, el suelo tembló. Una figura oscura, no tangible, surgió del pozo. No tenía forma definida, pero su presencia era abrumadora. Era una manifestación de la misma energía corrupta que había estado intentando acceder al poder del Khipu desde el principio.

Amaru se dio cuenta en ese instante de que la batalla no era solo contra las fuerzas oscuras externas, sino contra el desequilibrio dentro de la misma tierra.