El guardián del umbral

1 1 0
                                    


Al llegar al centro de la torre, el grupo encontró una gran sala circular. En el centro, había un altar de piedra, y sobre él, una figura gigantesca los esperaba. Parecía una estatua, pero de inmediato se dieron cuenta de que no lo era. Sus ojos brillaban con una luz roja, y su cuerpo, hecho de roca y metal, estaba cubierto de runas antiguas.

—¡Es un guardián! —gritó Amaru, desenvainando su cuchillo—. Protege el altar.

El guardián se movió con una velocidad sorprendente para su tamaño, alzando un gran hacha que parecía hecho de piedra y hueso. El arma se movió en un arco mortal hacia ellos, obligando a los tres a esquivar el ataque.

Kuntur atacó primero, lanzando su lanza hacia el torso del guardián, pero el arma rebotó sin causar daño alguno.

—Es demasiado fuerte —dijo Kuntur, retrocediendo para evitar otro golpe—. No podemos enfrentarlo de frente.

Nina, mientras esquivaba los ataques, se concentró en las runas que cubrían el cuerpo del guardián.

—Las runas... son la clave. ¡Es vulnerable si podemos romperlas!

Amaru, viendo que luchar directamente sería inútil, decidió seguir el consejo de Nina. Corrió alrededor del guardián, buscando un punto débil en las inscripciones. Mientras Kuntur lo distraía con ataques rápidos, Amaru vio una grieta en una de las runas del brazo del guardián.

—¡Aquí! —gritó Amaru, apuntando a la grieta—. Ataca aquí.

Kuntur lanzó su lanza con todas sus fuerzas, y el arma impactó en la grieta, haciendo que el guardián se tambaleara. Las runas comenzaron a brillar de manera intermitente, y el gigante emitió un rugido ensordecedor.

Nina aprovechó la oportunidad. Colocó ambas manos en el suelo y canalizó la energía de los Apus, enviando una onda de poder hacia el guardián. Las runas se rompieron una por una, y el ser de piedra se desmoronó, cayendo al suelo en un montón de escombros.

—Lo logramos —dijo Amaru, respirando con dificultad.

Pero Nina no parecía aliviada. Miró el altar con preocupación.

—Esto fue solo la primera prueba. Todavía no hemos alcanzado el Khipu.

El Legado de los ApusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora