Durante las semanas siguientes, la inquietud que Charles había intentado ignorar solo creció. Cada vez que veía a Carlos y Max juntos, la incomodidad se volvía insoportable. Parecía que, de un momento a otro, Carlos se había infiltrado en cada aspecto de la vida de Max, ocupando un lugar que Charles sentía como suyo, aunque ni siquiera podía definir con claridad qué lugar era ese.
Max, ajeno a la tensión entre ambos, seguía con su vida de siempre. A veces se encontraba con Charles en el paddock y lo saludaba con una sonrisa relajada, o compartían un momento breve durante alguna rueda de prensa. Pero eran momentos fugaces, demasiado cortos como para disipar la frustración que crecía en el interior de Charles.
Lo que empeoraba todo era que Carlos parecía disfrutar de la situación. A pesar de ser amigos desde hace tiempo, había algo en la forma en que Carlos interactuaba con Max, como si supiera exactamente cómo hacer que Charles perdiera la compostura. Cada abrazo entre Max y Carlos, cada risa compartida, cada mirada cómplice, se sentía como un pequeño triunfo para Carlos, y un recordatorio doloroso para Charles de lo que no tenía.
Una tarde, después de una sesión de clasificación especialmente intensa, Charles había decidido quedarse en el hospitality de Ferrari para relajarse un poco. Pero apenas pudo hacerlo cuando vio a Carlos y Max entrando juntos, riendo y bromeando como si fueran inseparables. Charles trató de ignorarlos, volviendo su atención a los datos que revisaba en su tablet, pero era inútil. Los veía desde el rabillo del ojo, y la rabia comenzó a burbujear dentro de él.
Finalmente, cuando Carlos lanzó un comentario en voz alta sobre "lo mucho que extrañaba correr con Max en el mismo equipo", Charles no pudo más. Se levantó de su asiento de un tirón, haciendo ruido y llamando la atención de ambos.
-¿Siempre tienes que estar pegado a él? -soltó Charles, sin poder contenerse más.
Carlos y Max lo miraron, sorprendidos. Max frunció el ceño, confuso por la actitud de Charles, mientras que Carlos alzó las cejas, con una sonrisa juguetona asomando en sus labios.
-¿Perdón? -preguntó Carlos, fingiendo no entender.
Charles dio un paso hacia ellos, su mirada fija en Carlos, ignorando por completo a Max.
-Siempre estás con él -dijo Charles, su voz tensa-. Siempre, Carlos. No sé qué estás buscando, pero ya basta.
Carlos se cruzó de brazos, la sonrisa todavía presente en su rostro.
-No sabía que había un límite de tiempo para pasar con los amigos -respondió, con un tono despreocupado que solo encendió más la ira de Charles.
-No es solo eso, y lo sabes -replicó Charles, su voz alzándose-. Actúas como si... como si quisieras provocarme. Como si esto fuera algún tipo de juego para ti.
-¿Provocarte? -Carlos dejó escapar una risa irónica-. ¿En serio? Charles, no estoy haciendo nada que no haya hecho antes. Si te molesta que Max y yo seamos amigos, ese es tu problema.
Max, que había permanecido en silencio hasta ese momento, observaba la interacción con una expresión cada vez más preocupada. Se dio cuenta de que la situación estaba escalando rápido.
-Chicos... -intentó intervenir Max, pero Charles no lo dejó terminar.
-Esto no es solo sobre amistad, Carlos -siseó Charles-. Lo que haces, cómo te metes entre nosotros... ¡Es como si estuvieras tratando de sabotear algo!
Carlos se acercó un paso a Charles, ya sin la sonrisa.
-¿Sabotear qué, Charles? ¿Qué es exactamente lo que estoy saboteando? -preguntó, su voz afilada-. Porque hasta donde yo sé, tú ni siquiera has hecho nada para merecer el lugar que tanto reclamas.
-¡Basta! -la voz de Max cortó el aire, haciendo que ambos se detuvieran en seco.
Charles y Carlos se giraron hacia él. Max, visiblemente molesto, los miró con severidad.
-Esto tiene que parar -dijo Max, su voz más firme de lo que Charles había escuchado en mucho tiempo-. No voy a dejar que discutan por mí como si fuera un objeto. Esto no es un juego, y no es algo que puedan decidir entre ustedes.
Max se acercó a ambos, manteniéndoles la mirada.
-Esto es decisión mía -dijo finalmente, con una voz que dejó claro que no aceptaría más discusiones.
Charles sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones. ¿Había sido tan obvio todo este tiempo? ¿Había puesto en juego lo poco que tenía con Max por culpa de sus inseguridades y celos? Se quedó allí, en silencio, mientras las palabras de Max resonaban en su cabeza, una verdad que, hasta ese momento, no había querido enfrentar.
Era decisión de Max. Y él solo podía esperar que esa decisión lo incluyera.
Versainz o Lestappen?, esa es decisión de ustedes.
Les esta gustando??, el próximo cuando decidan cual de los los dos quieren va a ser el último.
Chauuu!💗🦁