Max estaba parado en el paddock, completamente distraído revisando mensajes en su teléfono, sin tener la menor idea de que Carlos se acercaba sigilosamente desde atrás. Con una sonrisa juguetona en los labios, Carlos se colocó justo detrás de él y, sin previo aviso, deslizó sus brazos firmes alrededor de su cintura, rodeándolo en un abrazo inesperado.
Max soltó un pequeño jadeo de sorpresa y dio un respingo, girando el rostro para encontrarse con una sonrisa descarada de Carlos. A pesar de su sorpresa, Max no pudo evitar soltar una risa nerviosa.
—¡Carlos! —exclamó, tratando de sonar enojado, aunque la sonrisa en su rostro delataba que no estaba realmente molesto—. ¿Te parece divertido asustarme así?
Carlos no dejó de reírse mientras lo mantenía bien sujetado entre sus brazos, ignorando por completo el falso regaño de Max.
—Tenía que hacerlo, Verstappen. No podía dejar pasar la oportunidad —respondió Carlos con un tono burlón, sin intención de soltarlo aún—. Además, te está buscando tu hermana. Dice que la llames urgente.
Max puso los ojos en blanco, aunque la sonrisa no se le borraba de los labios. Alzando la mirada hacia Carlos, entrecerró los ojos con fingida sospecha.
—¿Ah, sí? ¿Seguro? —le respondió, fingiendo desconfianza—. ¿Y no podrías habérmelo dicho sin darme este susto?
Carlos solo se encogió de hombros, divertido, mientras seguía abrazándolo con total descaro. Se inclinó un poco hacia Max, como si estuviera compartiendo un secreto, y le susurró:
—Es que te ves más adorable cuando te sorprendes —dijo, y su risa suave resonó junto al oído de Max.
Max negó con la cabeza, riéndose a pesar de sí mismo. Le dio un pequeño codazo en las costillas, en un intento de zafarse del abrazo. Pero Carlos solo reforzó su agarre durante un momento más, sin soltarlo tan rápido, disfrutando de la cercanía y del pequeño juego entre ellos.
Finalmente, y tras unos segundos que parecieron eternos, Carlos dejó que Max se escapara, soltándolo con una palmada en la espalda y una sonrisa descarada. Mientras Max se giraba para irse, le lanzó una mirada de advertencia, aunque la chispa en sus ojos delataba que estaba más divertido que molesto.
—Más te vale que realmente me esté buscando, Sainz —murmuró Max en tono de broma, y justo antes de alejarse, le dio un ligero golpe en el brazo de broma. Sabía que en el brazo fuerte de Carlos ese golpe no causaría ni el menor impacto, pero aun así, quiso dejarle esa pequeña "venganza".
Carlos soltó una carcajada, mirando a Max mientras se alejaba, pero de pronto notó que no estaban solos. A pocos metros, Charles Leclerc, Daniel Ricciardo y Pierre Gasly los observaban con expresiones de sorpresa y sonrisas cómplices.
Los tres pilotos se acercaron, lanzando miradas entre divertidas y curiosas, sin disimular el interés que les había despertado la escena.
—¿Qué tenemos aquí? —bromeó Daniel, con esa típica sonrisa amplia y llena de picardía—. ¿Sainz abrazando a Verstappen por la cintura? No sabía que eras tan… cariñoso.
Carlos se rió, tratando de no parecer afectado por las miradas de sus amigos, aunque un ligero rubor aparecía en sus mejillas. Se encogió de hombros con aire despreocupado.
—¿Qué puedo decir? —respondió con naturalidad—. A veces hace falta abrazar a alguien que siempre está tan serio.
Pierre alzó una ceja, cruzándose de brazos con una sonrisa burlona.
—Claro, claro… ¿Pero por la cintura? Qué manera tan… íntima de dar un aviso, ¿no?
Carlos soltó otra carcajada, rodando los ojos ante las bromas de Pierre.
—Oh, vamos, ni que fuera para tanto. Solo fue un abrazo —dijo, encogiéndose de hombros—. Además, tenía que asegurarme de que realmente escuchara lo que le dije.
Charles, que había estado observando la escena con una media sonrisa, no pudo resistirse y se unió a las bromas.
—Entonces, ¿así es como das avisos importantes? Tal vez deberías usar esa técnica más seguido. A lo mejor hasta mejora la comunicación entre nosotros, ¿eh?
Carlos se rió, sabiendo que sus amigos no iban a dejar pasar la oportunidad de hacerle burla. Aun así, no podía evitar sonreír ante la idea de cómo había captado toda la atención de Max y de los demás pilotos.
—Lo tendré en cuenta, Charles, lo prometo. Pero con Max… Bueno, él necesita más atención —respondió, sin borrar la sonrisa divertida de su rostro.
Los demás se echaron a reír ante la respuesta, y Carlos, a pesar de sus intentos de mantenerse serio, no pudo evitar que una sonrisa se le escapara. Sabía que habían visto algo más en su gesto hacia Max, pero en el fondo no le importaba.