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Un año y contando
El sol de la tarde caía suavemente sobre el circuito de Suzuka. Yuki Tsunoda caminaba con paso relajado por los pasillos del paddock, sus pensamientos divididos entre las estrategias para la carrera del fin de semana y algo mucho más personal. Hoy era un día especial. No solo era su carrera de casa, lo cual siempre le llenaba de emoción y nerviosismo, sino que también se cumplía un año desde que había comenzado su relación con Pierre Gasly.
Recordaba vívidamente el día en que todo cambió entre ellos. Antes de eso, habían sido compañeros de equipo en AlphaTauri, trabajando codo a codo en busca de mejoras, aprendiendo a entenderse tanto dentro como fuera del auto. Su relación había comenzado como una amistad, cargada de bromas y momentos de camaradería, pero había sido mucho más de lo que ambos se dieron cuenta al principio. Fue solo después de que Pierre dejó el equipo que se dieron cuenta de lo mucho que se extrañaban mutuamente, y fue entonces cuando decidieron darle una oportunidad a lo que sentían.
Yuki sonrió para sí mismo mientras pasaba junto al garaje de Alpine, donde Pierre ahora se encontraba. No era el mejor equipo en cuanto a resultados, pero Pierre estaba satisfecho, y eso era lo que importaba. Decidió no interrumpirlo ahora, sabiendo que ambos estarían ocupados durante los preparativos para la carrera. Sin embargo, más tarde esa noche, tenían un plan.
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La carrera fue exigente, como siempre lo era en Suzuka. Yuki había tenido un buen desempeño, logrando sumar puntos, algo que lo llenó de orgullo frente a su público local. Mientras daba la vuelta de celebración, sus pensamientos estaban divididos entre el rugido del motor y lo que le esperaba esa noche. No veía la hora de reencontrarse con Pierre, de dejar atrás por unas horas el mundo de la Fórmula 1 y simplemente ser ellos dos.
Cuando finalmente llegó al hospitality, el ambiente era animado. El equipo celebraba, y Yuki se dejó llevar por la alegría del momento. Sin embargo, después de un rato, sintió su teléfono vibrar en el bolsillo. Una sonrisa se extendió por su rostro al ver el mensaje de Pierre.
"Te espero en la parte trasera del paddock. Tengo una sorpresa."
La curiosidad lo invadió, y Yuki rápidamente se excusó de la celebración para dirigirse al lugar acordado. Mientras caminaba por los pasillos, su corazón latía más rápido de lo habitual, no por el esfuerzo físico, sino por la anticipación.
Cuando llegó al lugar, vio a Pierre de pie junto a un pequeño set de luces que había colocado en una esquina más privada del paddock, lejos de las miradas indiscretas. Pierre sonreía con esa calidez que siempre lograba que el corazón de Yuki se acelerara.
—Feliz aniversario, Yuki —dijo Pierre, acercándose para envolverlo en un abrazo.
—Feliz aniversario —respondió Yuki, dejándose hundir en el calor del cuerpo de Pierre. El abrazo era suave, cálido, familiar. Se habían abrazado tantas veces, pero nunca perdía el significado, siempre tenía un peso especial.
Pierre lo miró y sacó algo de su bolsillo. Era una pequeña caja envuelta en papel plateado. —Te tengo algo —dijo con una sonrisa traviesa.
Yuki arqueó una ceja, divertido. —¿Qué es?
Pierre no respondió de inmediato, sino que le entregó la caja. Yuki la abrió con cuidado y se encontró con una pequeña pulsera de plata con un dije que tenía forma de un coche de Fórmula 1. La miró de cerca, notando los detalles, y sonrió.
—Es hermosa —dijo suavemente—. Gracias, Pierre.
Pierre se encogió de hombros, algo más nervioso de lo habitual. —Es solo un pequeño recordatorio. Para que siempre lleves una parte de nosotros contigo, aunque estemos en equipos diferentes.
Yuki no pudo evitar sentirse conmovido por el gesto. Sabía lo complicado que era mantener una relación en el mundo de la Fórmula 1, pero ellos lo habían logrado hasta ahora. Sabían que siempre había que hacer un esfuerzo adicional, pero nunca se sintió como una carga.
—Tengo algo para ti también —dijo Yuki de repente, sacando una pequeña bolsa de su bolsillo. Pierre lo miró con sorpresa.
—¿En serio? No tenías que...
—Claro que sí —lo interrumpió Yuki—. Es nuestro aniversario, ¿no? Además, estoy seguro de que te va a gustar.
Pierre abrió la bolsa y sacó un llavero que tenía el diseño de un pequeño kart. La nostalgia brilló en sus ojos. —Esto es... es como el primer kart en el que corrí.
—Exactamente —respondió Yuki, con una sonrisa satisfecha—. Sé que siempre hablas de cómo todo empezó para ti en ese kart, así que pensé que te gustaría tener un recordatorio de eso.
Pierre lo miró con afecto, sus ojos brillando con algo más que gratitud. Se inclinó hacia Yuki y lo besó, un beso suave y lleno de cariño, uno que prometía mucho más de lo que las palabras podían expresar.
—Gracias —murmuró Pierre cuando se separaron.
Yuki solo asintió, sin necesidad de más palabras. Esa noche, lejos de las luces del circuito y el bullicio del paddock, se tomaron su tiempo para estar juntos. Compartieron historias, rieron sobre las cosas que habían sucedido en el último año, y se prometieron que seguirían adelante, sin importar las dificultades que pudieran enfrentar.
Porque al final del día, lo que importaba no eran los equipos diferentes ni los circuitos alrededor del mundo. Lo que importaba era que siempre se encontraban el uno al otro, que siempre había un rincón privado para ellos, incluso en el mundo frenético de la Fórmula 1. Y con esa certeza, sabían que su relación solo seguiría creciendo, un día, una carrera, y un año a la vez.
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