Comedor-----Versainz

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El comedor mixto estaba lleno de ruido y conversaciones entrelazadas, hasta que un inesperado silencio cayó sobre varias mesas cuando Carlos Sainz entró y, sin previo aviso, rodeó a Max Verstappen en un abrazo que sorprendió a todos. Max, que estaba de espaldas a las mesas hablando con Christian Horner, se sobresaltó al sentir el contacto repentino, pero rápidamente relajó los hombros al reconocer el olor y el calor de Carlos. Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, y, sin dudarlo, pasó sus brazos por encima de los hombros de Carlos, recostándose contra su pecho.

En una de las mesas, Charles Leclerc miraba la escena sin parpadear, los ojos fijos en ellos con una mezcla de celos y decepción que sus amigos no tardaron en notar. Lando Norris fue el primero en darle una ligera palmada en la espalda, sonriendo al captar lo obvio en la expresión de Charles.

—Eh, Charles, ¿estás bien? Pareces un poco... ¿cómo decirlo? —Lando hizo una pausa fingida, disfrutando de la tensión que veía en su amigo—. ¿Celoso?

—No estoy celoso —respondió Charles, frunciendo el ceño y apartando la mirada, aunque sus ojos rápidamente volvieron al abrazo entre Carlos y Max.

—No parece eso desde aquí —bromeó Esteban Ocon, observando la escena y luego a Charles con una sonrisa burlona—. Mira cómo no sueltan ese abrazo… como si fueran algo más.

—Debe ser frustrante para ti ver a tu rival favorito así de cerca con otro, ¿no? —se rió Pierre Gasly, dándole un codazo en las costillas.

Charles apretó los labios y desvió la mirada, pero al ver a Carlos y Max tan cómodos y despreocupados en su abrazo, sintió un nudo en el estómago. No podía negar que ver a Carlos, su amigo cercano, abrazando tan afectuosamente a Max lo molestaba más de lo que debería.

—¿Creen que hay algo entre ellos? —preguntó Alex Albon desde otra mesa, alzando las cejas mientras miraba a Lando y los otros, sin perder de vista la escena.

—Bueno, la forma en que Carlos lo abraza no parece casual —añadió George Russell, intentando contener una sonrisa mientras analizaba la expresión de Max, quien claramente estaba disfrutando el momento—. Max no suele permitir que lo abracen así, mucho menos en público.

Pierre soltó una carcajada y miró a Charles, deleitándose en su incomodidad.

—Vamos, Charles, admítelo. Estás más celoso de lo que quieres aceptar —dijo con una sonrisa pícara—. Ese abrazo no parece tener intenciones de terminar, y por cómo Max lo abraza también... bueno, es claro que no está incómodo.

Charles apretó los puños y miró a su plato, intentando ignorar las bromas, pero sus ojos traicioneros volvían constantemente a la escena.

—Oh, pobre Charles, Carlos y Max deben ser más que amigos, o quizás es algo reciente y están en esa fase... —siguió Lando, riendo entre dientes mientras los otros pilotos asentían, aumentando la incomodidad de Charles.

—¿Por qué Carlos haría algo así? —murmuró Charles para sí mismo, aunque lo suficiente fuerte para que sus amigos lo escucharan. Su voz estaba cargada de frustración, y sin quererlo, había dejado al descubierto la intensidad de sus sentimientos.

Esteban arqueó una ceja, intrigado por lo que acababa de escuchar, y aprovechó para bromear más.

—¿Acaso querías ser tú el que lo abrazara así, Charles? —dijo, disfrutando del creciente rubor en el rostro de Charles—. Porque parece que aquí alguien se ha adelantado…

Charles no pudo aguantar más. La escena frente a él era demasiado, y las bromas solo aumentaban sus celos y enojo. Sin pensarlo dos veces, golpeó la mesa con la palma de la mano, haciendo que todos en su mesa se sobresaltaran y que algunas miradas en otras mesas se desviaran hacia él.

—Basta —dijo con voz tensa, levantándose de su asiento. Sin mirar a sus amigos, salió del comedor con paso rápido, dejando a sus compañeros en un silencio sorprendido que rápidamente se rompió en risas y susurros.

Desde el abrazo, Carlos notó el ruido y abrió un ojo, observando cómo Charles salía del comedor visiblemente molesto. La reacción de su amigo no le pasó desapercibida, y aunque la mayoría de los pilotos seguían observando con curiosidad el gesto entre él y Max, Carlos simplemente mantuvo su sonrisa.

Max, notando que Carlos se había distraído, lo miró con curiosidad.

—¿Pasa algo, Carlos? —preguntó en un tono suave, un poco confundido.

Carlos bajó la mirada hacia Max, manteniendo su expresión relajada mientras el comedor retomaba poco a poco su bullicio. No le importaba lo que los otros pilotos pensaran, ni las miradas que seguían sobre ellos.

—Nada que deba preocuparme —respondió con una sonrisa tranquila, mirándolo directo a los ojos. Sintiéndose más confiado, apretó ligeramente el abrazo y añadió—. Creo que, por ahora, estoy exactamente donde quiero estar.

Max esbozó una sonrisa de complicidad, sintiéndose inexplicablemente cómodo y en paz en los brazos de Carlos, sin preocuparse de las miradas o de lo que pudieran pensar los demás.

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One shots (ships f1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora