Max suspiró profundamente, mirando a ambos como si estuviera debatiendo algo en su mente. Charles, con el corazón latiendo a toda velocidad, apenas podía mantener su respiración controlada. Sabía que ese momento era decisivo.
Finalmente, Max se acercó a Charles, su mirada suave pero firme. Colocó una mano en su hombro, y la otra descansó en su propia cadera, tirando suavemente de él hacia sí. Charles, sorprendido al principio, pero aliviado, rodeó a Max con sus brazos, abrazándolo con fuerza por la cintura. Podía sentir el calor del cuerpo de Max contra el suyo, y la tensión que había sentido durante semanas comenzó a desvanecerse.
Carlos observaba la escena con una expresión que parecía contener una risa a punto de explotar. De repente, con una voz clara y triunfal, gritó:
—¡Lo logré!
Charles se giró hacia él, todavía sin soltar a Max, completamente confundido.
—¿Qué se supone que lograste? —preguntó, sin entender.
Carlos, con una enorme sonrisa, se acercó, y con un gesto exagerado, se inclinó hacia ellos, como si estuviera compartiendo un gran secreto.
—Todo esto fue un plan, Charles. Sabía que si seguía cerca de Max y te daba unos empujoncitos, eventualmente te pondrías lo suficientemente celoso como para finalmente declararte —dijo con orgullo—. ¡Y funcionó!
Max, con una sonrisa divertida, asintió, mirando a Charles con cariño. Charles, por su parte, lo miraba aún incrédulo, asimilando lo que Carlos acababa de revelar. ¿Todo ese tiempo, Carlos había estado jugando a provocarlo, solo para que él admitiera sus sentimientos?
—¿En serio? —murmuró Charles, atónito, todavía abrazando a Max—. ¿Esto fue todo parte de tu plan?
Carlos asintió con una sonrisa satisfecha.
—Sí, y fue brillante, ¿no? Ahora ya no puedes echarte para atrás.
Por un momento, Charles no supo cómo reaccionar. Miró a Max, quien sonreía con una dulzura que lo desarmaba, y luego volvió su mirada a Carlos, quien lo observaba esperando su reacción.
Finalmente, Charles rompió en una sonrisa, negó con la cabeza, y antes de que Carlos pudiera preverlo, le dio una palmada fuerte en la espalda.
—¡Corre! —le dijo con una risa, empujándolo un poco hacia adelante.
Carlos, riéndose a carcajadas, comenzó a alejarse mientras Max y Charles se miraban de nuevo, envueltos en ese abrazo. Los celos, la confusión y el malestar se desvanecieron, dejando solo una sensación de alivio y cariño.
—¿Sabes? —dijo Max en un susurro—. Me alegra que te hayas dado cuenta por fin.
Charles sonrió, apoyando su frente contra la de Max.
—Sí, yo también —admitió, antes de besar suavemente los labios de Max, sellando lo que había comenzado como una tensión incómoda y había terminado como algo mucho más significativo.
El próximo Versainz!
Y después si les gusta subo de las 2