ALEX
Cojo a Julia en brazos, su cuerpo débil e inerte descansando contra mi pecho. Mis manos tiemblan mientras alcanzo el walkie.
-¡Retirada! —digo con voz firme, aunque siento el dolor agudo en mi costado cada vez que hablo—. ¡Todos, retiraos! -Las autoridades deben de estar de camino. No quiero que mis hombres, los que sigan vivos, sean arrestados.
Ya tendremos tiempo de masacrar a todos.
Bajo con Julia en brazos, sus ojos cerrados y su piel fría. Es tan pequeña, tan frágil entre mis brazos, que parece una pluma. Aun así, cada paso que doy se siente como si fuera atravesando el infierno. El dolor en mi costado se intensifica, la cuchillada late con fuerza, y cada escalón que bajo es una nueva punzada que se clava en mi cuerpo.
Pero nada de eso importa. La tengo a ella, y mientras la tenga a salvo, puedo soportarlo.
Puedo con esto, tengo que poder. La gente se cruza por el pasillo, mis hombres corriendo en diferentes direcciones, gritos de retirada, disparos que aún se oyen a lo lejos. El caos sigue ahí, pero todo lo que veo es a Julia, y la única cosa que siento es la necesidad de sacarla de aquí.Siento que mis piernas tiemblan con cada escalón, el frío del dolor recorriéndome, pero sigo bajando, paso a paso. Julia sigue desmayada, su cabeza apoyada en mi pecho, y en mi interior la culpa me quema como una herida abierta. Si solo hubiese contestado esa maldita llamada, si no la hubiese dejado sola...
Mis pensamientos se ven interrumpidos por un ruido lejano, el eco de las sirenas acercándose. Mi corazón late con fuerza, y siento la urgencia clavarse en mi interior.
Tenemos que salir de aquí, y rápido. No puedo permitirme perder a ninguno más de los míos, no hoy.
—Aguanta, Julia, ya casi estamos —le susurro, más para mí que para ella.
El aire frío de la noche golpea mi rostro cuando finalmente alcanzo la salida. Dante me está esperando, su expresión tensa al verme aparecer con Julia en brazos y la sangre manchando mi ropa. Nos cruzamos una mirada, y sin decir palabra, me guía hacia uno de los vehículos que ya tiene preparado.
—Vamos, Alex, tenemos que irnos ya —dice, abriendo la puerta trasera del coche.
Dante me mira con esos ojos serios que siempre tiene, y veo la preocupación en ellos, aunque no lo diga en voz alta.
—Alex, la pasma se está acercando rápido —dice, su tono firme—. Tienes que irte ya. Saca a Julia de aquí. Yo me encargaré del resto y despistaré a los agentes.
Por un segundo, quiero discutir, quiero quedarme y asegurarme de que todos salen vivos, pero sé que tiene razón. Julia está en mis brazos, herida y débil, y no puedo arriesgarme. Dante es el único al que confiaría esta misión, el único en quien podría delegar la responsabilidad de sacar a los demás.
Asiento lentamente, una mirada llena de gratitud hacia él. No necesito decirle nada, él ya lo sabe. Me ayuda a abrir la puerta trasera del coche, y me subo con Julia entre mis brazos. Con cuidado, la acomodo en el asiento, asegurándome de que está cómoda. Ella sigue inconsciente, y eso hace que un nudo se forme en mi garganta, pero intento mantener la calma.
—Te debo una, Dante —le digo, mi voz apenas un susurro.
Él asiente y me da una última mirada antes de cerrar la puerta del coche. Me giro hacia Julia, su cuerpo pequeño en el asiento, y sé que debo mantenerme fuerte. Tengo que sacarla de aquí, ponerla a salvo. El rugido del motor suena cuando pongo en marcha el vehículo, y en cuestión de segundos, estoy alejándome del caos.
Por el espejo retrovisor, veo a Dante dirigirse hacia el edificio, organizando a los hombres, dándoles órdenes rápidas. Todo se va haciendo más pequeño mientras me alejo, el eco de las sirenas sigue resonando, y sé que la noche no ha terminado para los demás
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SUSURROS EN LA OSCURIDAD|| 2 Finalizada
RomanceDespués de un rescate arriesgado, Alex logra salvar a Julia de las manos de los Delgado. Sin embargo, el precio de este rescate fue alto: las autoridades han comenzado a seguir cada uno de sus pasos, y ahora Alex y Julia no solo se enfrentan a sus e...