CAPITULO 28

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Cuando Julia llegó a casa de Natalia, dejó la bicicleta tirada de cualquier manera y subió corriendo las escaleras. No tenía tiempo que perder.

Julia tocó la puerta con urgencia, y mientras esperaba, repasaba con manos temblorosas lo que llevaba. Había traicionado a Alex. Había roto su confianza, algo que nunca pensó que sería capaz de hacer. Y ahora, tenía que enfrentarse a las consecuencias.

Natalia abrió la puerta y la dejó pasar sin decir una palabra, su expresión era tensa. Julia apenas la saludó antes de mirar a su alrededor, buscando a Marcos.

—¿Dónde está? —preguntó rápidamente, sin perder un segundo.

Natalia desvió la mirada, incómoda.

—No está —respondió, tratando de sonar despreocupada.

Julia frunció el ceño, notando la tensión en su amiga.

—¿Por qué no está? Necesito hablar con él. —Su tono era urgente, casi exigente.

Natalia evitó su mirada, moviéndose nerviosa. Se veía incómoda, como si quisiera evitar una confrontación.

—Pensamos que era mejor que no estuviera aquí... por si acaso. —Su voz era baja, casi un susurro.

Julia se quedó en silencio un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Sentía cómo la traición la apretaba el pecho. La idea de que Natalia pudiera dudar de ella le dolía más de lo que quería admitir.

—¿Por si acaso? —repitió, con incredulidad—. ¿De verdad pensaste que yo podría venir con Alex? ¿Qué piensas, que te iba a traicionar?

Natalia levantó la mirada, con una expresión culpable en su rostro.

—No fui yo, Julia —dijo, intentando justificarse—. Fue Marcos. Él planteó la posibilidad de que quizás... tú... podrías venir con Alex. Pensamos que sería peligroso para él.

Julia apretó los puños, sintiendo el enfado crecer dentro de ella.

—¿Marcos pensó eso? —repitió, con un tono amargo—. Mira, Natalia, no sé por quién me tomas, pero yo nunca te traicionaría de esa forma.

El silencio que siguió fue tenso, y Julia no podía ocultar el dolor que sentía. Le dolía que su mejor amiga pudiera pensar algo así de ella.

—No tenemos tiempo para esto —dijo finalmente Julia, respirando hondo para calmarse—. Dile a Marcos que tiene que marcharse. Ahora. Están planeando matarlo.

Natalia la miró fijamente, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Julia sacó un sobre del bolso y lo puso en sus manos.

—Aquí tienes información sobre todas las salidas que están controladas por los Moretti —explicó, dándole el sobre—. Tienen todos los puntos vigilados. No puede quedarse más tiempo.

Natalia abrió el sobre con manos temblorosas y miró el contenido. Había una lista detallada de los lugares donde los Moretti estaban apostados, esperando para atrapar a Marcos si intentaba escapar.

—¿Cómo...? ¿Ahora? —Natalia parecía perdida, sin saber qué hacer.

—Aquí también tienes dinero —dijo Julia, entregándole un fajo de billetes—. Se marcha solo, o te vas con él, pero tiene que ser hoy mismo.

Natalia miró el dinero, sus ojos brillando con agradecimiento. Sabía que no tenían suficiente dinero para salir del país, ni siquiera para huir lejos. Habían intentado ahorrar estos días, pero nunca lo suficiente.

—¿De dónde has sacado esto? —preguntó Natalia, con la preocupación evidente en su voz—. Julia... ¿qué has hecho?

Julia esquivó su mirada, sabiendo que Natalia tenía razón en preocuparse.

SUSURROS EN LA OSCURIDAD|| 2 FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora