CAPITULO 19

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JULIA.

Estaba en la oficina, sentada, mirando todo a mi alrededor cuando de repente una chica entró sin llamar. Me miró fijamente, y decidí ponerme de pie y saludarla, intentando ser amable.

La chica, que claramente era la secretaria, me miró de arriba a abajo, con esos aires de superioridad que no podía evitar notar. Sentí como mi sonrisa se desvanecía poco a poco. ¿Por qué era tan... despectiva? Su actitud era altiva, como si me estuviera evaluando y decidiera que no encajaba allí.

—¿Tú quién eres? —preguntó con frialdad, sus ojos recorriéndome con cierto desdén.

—Soy Julia —respondí, tratando de mantener la compostura.

Ella se quedó en silencio, sin decir nada, claramente esperando algo más. Me sentí incómoda, como si tuviera que justificar mi presencia, como si fuera una intrusa. Quise explicar mi relación con Alex, pero me encontré titubeando, sin saber qué decir.

—Soy... Alex es mi... —balbuceé, sin saber cómo definirlo. Amiga, conocida, amante, pareja... todo parecía tan incierto y complicado.

Antes de que pudiera encontrar las palabras adecuadas, la voz de Alex resonó en la oficina, cortando la tensión.

—Ella es una amiga —dijo, entrando con paso firme.

Sentí una punzada en el pecho. Claro, me había salvado de la incomodidad de tener que responder, pero "amiga"... ¿En serio? Todo lo que habíamos compartido, la intensidad de lo que habíamos vivido, ¿y él me definía simplemente como una amiga? No podía evitar sentirme herida.

La secretaria pareció estar satisfecha con la respuesta, asintiendo con esa sonrisa de satisfacción. Le entregó unos papeles a Alex y salió de la oficina, cerrando la puerta tras de sí. Un silencio incómodo llenó el lugar, mientras yo trataba de procesar lo que acababa de pasar.

Intenté quedarme callada, lo juro. Intenté no dejar que me afectara. Pero la irritación seguía creciendo en mi interior, quemándome por dentro, y antes de darme cuenta, las palabras salieron de mi boca.

—¿Amiga? —pregunté, sin poder ocultar la molestia en mi voz.

Alex levantó la mirada, claramente sorprendido.

—¿Qué?

—¿Solo soy tu amiga? —insistí, sintiendo la rabia acumulada brotar de repente.

Podía ver cómo mi pregunta le molestaba, cómo su expresión se endurecía. Pero no podía contenerme. Todo lo que habíamos compartido, y él me ponía esa etiqueta... Si no lo decía, iba a explotar.

—No me jodas, Julia... —respondió Alex, su voz cargada de frustración—. ¿De verdad vamos a tener esta conversación ahora?

—Solo quiero saber, Alex. ¿O es que haces esto con otras amigas tuyas también? —dije, tratando de mantener mi voz tranquila, aunque la tensión era evidente.

Alex dejó los papeles sobre el escritorio y suspiró profundamente, como si estuviera buscando la paciencia que necesitaba para responderme.

—Julia, ahora no es el momento —dijo, su tono cansado, como si realmente no quisiera seguir con la conversación.

Me quedé en silencio por un momento, intentando reprimir el nudo en la garganta que comenzaba a formarse. Asentí lentamente, tratando de no mostrar cuánto me afectaban sus palabras.

—Está bien, tienes razón. Tenemos que ir a la cita médica, ya vamos tarde —respondí, intentando sonar lo más indiferente posible.

No iba a insistir más. Había intentado hablarlo, intentado que entendiera lo que significaba para mí, pero a él parecía molestarle cada vez que lo hacía. Y no iba a seguir arrastrándome, no después de todo lo que había ocurrido. Sentía que mis palabras habían chocado contra una pared, que no importaba lo que dijera, él simplemente no estaba listo para enfrentarlo.

SUSURROS EN LA OSCURIDAD|| 2 FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora