ALEX
Estaba en una reunión de negocios, rodeado de mis trabajadores. Todos parecían más concentrados en los documentos frente a ellos que en otra cosa, pero noté las miradas furtivas que me dirigían de vez en cuando. Los golpes y moretones en mi cara eran difíciles de ignorar, y aunque sabía que todos sospechaban algo, nadie decía nada. Sabían que preguntar no era una opción.
La reunión avanzaba de forma monótona, hablando sobre cifras, proveedores, y el próximo proyecto de expansión. Uno de los directivos se aclaró la garganta y me miró con algo de duda.
—Señor Moretti, respecto a la nueva adquisición, tenemos algunas discrepancias con los términos propuestos por el proveedor.
Creo que deberíamos considerar renegociar el contrato antes de proceder.
Miré los documentos y asentí lentamente.—No habrá renegociación —dije, mi voz firme
-. Aceptarán los términos o buscaremos a alguien más. No estamos en una posición en la que necesitemos mendigarles.Los directivos asintieron, tomando nota de mis instrucciones sin más preguntas. Era el tipo de respeto que necesitaba, una obediencia sin cuestionamientos. Pero incluso mientras daba órdenes, mi mente estaba en otra parte. No podía dejar de pensar en Julia, en lo que le había sucedido y en lo que aún faltaba por hacer.
Había quedado con Dante en la oficina hoy para ponerme al día sobre otros asuntos, así que me disculpé con la junta y salí del salón de reuniones. Mis pasos resonaban por los pasillos mientras me dirigía hacia la oficina privada. Dante ya debería estar allí.
—Buenos días —le dije al entrar.
Allí estaba él, esperándome, de pie junto a la ventana con una expresión pensativa.
—Alex —dijo al verme, asintiendo-. ¿Cómo está Julia?
—Está bien —le respondí sin demasiados detalles. No quería profundizar en ese tema por ahora.
Dante asintió, pero pude notar la preocupación en su mirada. Se alejó de la ventana y se sentó frente al escritorio, esperando. Sabía que si lo había mandado llamar era porque había algo importante de lo que necesitábamos hablar.
—¿Por qué me llamaste? —preguntó, directo.
Yo también me senté y respiré hondo antes de comenzar.—Sé quién fue el traidor, Dante.
Su expresión cambió de inmediato. Vi cómo se tensaba, cómo sus ojos se volvían más oscuros, llenos de una rabia contenida.—¿Quién fue? —exigió saber, su voz sonando casi como un gruñido.
Le sostuve la mirada por un momento, midiendo mis palabras.
—Fue Marcos -dije finalmente—. Me enteré por Julia. Él les dio información a los Delgado, les dijo que ella estaba conmigo y que sabía dónde estaba Nico.
Dante golpeó el escritorio con el puño, maldiciendo por lo bajo.
—Ese bastardo... —murmuró-. Alex, tenemos que hacer algo. No podemos dejar que alguien como él se salga con la suya.
Lo observé por un momento, viendo cómo la rabia lo consumía. Yo también sentía la misma furia, esa necesidad de hacer pagar a Marcos por su traición, por el peligro en el que había puesto a Julia. Pero también había algo más, algo que me retenía. Había prometido darle a Julia unos días, y aunque todo en mí gritaba por actuar de inmediato, sabía que debía cumplir mi palabra.
—Lo sé, Dante —respondí—. Pero no podemos apresurarnos. Julia me pidió algo... me pidió que le diera tiempo. Dos días. Y aunque odio la idea, voy a respetar su deseo.
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SUSURROS EN LA OSCURIDAD|| 2 Finalizada
RomanceDespués de un rescate arriesgado, Alex logra salvar a Julia de las manos de los Delgado. Sin embargo, el precio de este rescate fue alto: las autoridades han comenzado a seguir cada uno de sus pasos, y ahora Alex y Julia no solo se enfrentan a sus e...