SUSURROS EN LA OSCURIDAD|| 2 Finalizada

CAPITULO 8

Mientras Julia intentaba convencer a Alex de que le diera unos días para hablar con Marcos y Natalia, quería entender las cosas y decirle a Natalia toda la verdad. Sentía que, antes de que Alex hiciera algo irreversible, debía confrontar a Marcos, darle la oportunidad de explicar sus motivos, y sobre todo, proteger a Natalia de todo lo que podría venir.

Mientras tanto, en el otro lado de la ciudad, Marcos estaba en casa de Natalia, tratando de explicarle todo. Había decidido confesarle la verdad, ya no podía seguir ocultándola.

-¿Julia qué? —preguntó Natalia, cada vez más alterada—. ¿Tú qué? ¿Vendes qué?

Marcos miró hacia el suelo, sus hombros caídos por el peso de la culpa.

—Yo pensé que era lo mejor... ella estaba tan triste, y tú también... -murmuró, sin atreverse a mirarla a los ojos.

—Marcos, estoy alucinando, te lo juro. Esto es surrealista —dijo Natalia, comenzando a hiperventilar, incapaz de procesar lo que estaba oyendo.

Marcos intentó acercarse a ella, pero Natalia retrocedió, manteniendo la distancia. La repulsión y la incredulidad eran evidentes en sus ojos.

—Era la única manera... yo necesitaba el dinero
-intentó justificar Marcos, pero sus palabras solo parecían empeorar la situación.

Natalia se llevó las manos a la cabeza, como si así pudiera detener la sensación de estar viviendo una pesadilla.

—¿Y Julia? ¿Sabía todo esto? —preguntó, y su voz tembló, no sabía si lo que más le dolía era la traición de Marcos o el hecho de que Julia hubiera estado involucrada y no se lo hubiera dicho.

—Sí, hace semanas que ella trabaja conmigo - confesó Marcos, con voz rota.

Natalia sintió que su mundo se desmoronaba, como si cada cosa en la que había creído se derrumbara de golpe.

—¿Y qué? ¿Por qué me dices esto ahora? - preguntó, mientras las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas. Miró a Marcos como si fuera un completo extraño, alguien que ya no reconocía.

-La he cagado... —dijo él, sintiendo el peso de cada palabra.

—¿Qué? ¿A qué te refieres? —preguntó Natalia, el miedo y la rabia luchando por el control de su voz.

Marcos tragó saliva y procedió a contarle toda la verdad.

—Hace unas semanas, mientras estaba en las calles, los hombres de los Delgado nos atacaron. Nos dieron una paliza, pero no se quedó ahí. Me cogieron, me llevaron a un lugar y allí... me torturaron, me dieron una paliza y me pidieron información. Amenazaron a mi familia, y les conté todo lo que sabía - confesó, su voz quebrándose a medida que hablaba—. Traicioné a Julia... y a Alex.

—¿Alex? ¿Qué? -Natalia lo miraba sin comprender, cada vez más confusa.

—Alex... es el jefe, Alejandro Moretti. Yo les dije que Julia tenía relación con el —admitió Marcos, sintiéndose completamente derrotado.

Natalia lo miró con los ojos muy abiertos, tratando de procesar toda la información. No solo acababa de enterarse de que Marcos era un extraño para ella, sino que además estaba metido en el tráfico de drogas, y que había traicionado a su amiga, a su hermana de otra madre.

—¿Qué has hecho...? -susurró, incapaz de entender la magnitud de sus acciones.

—Yo... yo les dije que Julia tenía información.
No pensé que le harían daño... —Marcos se desplomó en el suelo, incapaz de mantenerse en pie bajo el peso de la culpa—. Mi familia...
los amenazaron...