JULIA
El sonido de los golpes en la puerta era cada vez más intenso. El sudor me resbalaba por la frente mientras miraba fijamente la entrada, apuntando con el arma temblorosa. Necesito un plan, pensé. Si me quedo aquí quieta, me van a encontrar y no voy a poder hacer nada. Miré la pistola en mis manos, y sentí cómo el miedo me invadía por completo.
Respiré hondo, intentando calmar los latidos frenéticos de mi corazón, y entonces decidí moverme. Me levanté de un salto, aún temblorosa, y me coloqué contra la pared, justo al lado de la puerta. Mi espalda se pegó al frío muro mientras sostenía el arma con ambas manos, apuntando al vacío. No podía estar ahí, de pie en medio de la habitación, expuesta. Si conseguían entrar, tenía que tomarles por sorpresa, atacar por detrás... o, al menos, intentarlo.
Escuché el crujir de la puerta cuando empezó a ceder. Todo mi cuerpo se tensó al oír la madera romperse. Dejé de respirar por un momento, el silencio absoluto en mi cabeza mientras los segundos se volvían eternos. Todo lo que me rodeaba desapareció; solo estaba yo, esa puerta y el hombre al otro lado.
Finalmente, la puerta se abrió de golpe. Me quedé inmóvil, pegada a la pared, conteniendo el aire. Un hombre entró con el arma en la mano, avanzando lentamente, seguro de que no encontraría resistencia. Me estaba buscando. Podía oír mis propios pensamientos repitiendo que debía disparar, pero cuando levanté el arma y le apunté, no fui capaz.
Mi mano temblaba tanto que apenas podía sostener la pistola. Mi dedo estaba en el gatillo, pero no podía apretar. ¿Y si fallaba? ¿Y si no era suficiente? Nunca había disparado a nadie. La idea de apretar el gatillo, de que esa bala atravesara el cuerpo de alguien, me aterraba. Todo mi cuerpo temblaba, y un grito ahogado se formaba en mi garganta.
—No puedo... —susurré en mi mente, el terror apoderándose de mí.
El hombre se acercaba cada vez más, su respiración pesada, y yo me sentía cada vez más acorralada. "Dispara, dispara ya, o no saldrás de esta." Mis pensamientos chocaban entre sí, en un debate interno que parecía interminable. El miedo me gritaba que me quedara quieta, que no podía hacerlo, pero una pequeña chispa de instinto de supervivencia gritaba con todas sus fuerzas.
Y entonces, lo vi girar en mi dirección. Su arma apuntó hacia el lugar donde yo estaba oculta, y fue en ese momento cuando, sin pensarlo más, apreté el gatillo. El estruendo del disparo llenó la sala, y durante un segundo, todo se congeló.
El hombre cayó hacia atrás, su arma se le escapó de las manos. Mis oídos zumbaban por el sonido del disparo, pero no podía apartar la mirada de él. Había disparado... había disparado a alguien. Mis piernas comenzaron a flaquear, el arma temblaba en mis manos, pero no podía soltarla. ¿Qué había hecho?
Este sitio no era seguro. No podía quedarme aquí, no después de lo que acababa de hacer. Tenía que salir, tenía que encontrar a Alex. Mi respiración estaba entrecortada, y mis manos seguían temblando mientras intentaba controlar el pánico. Miré la puerta rota frente a mí. El cuerpo del hombre al que le había disparado yacía en el suelo, pero aún no podía procesarlo. Solo tenía una cosa clara: tenía que escapar.
Crucé la puerta con el corazón latiéndome en la garganta. Los pasillos estaban en penumbra, iluminados solo por las luces que parpadeaban y el eco de los disparos en la distancia. El caos reinaba en la mansión, gritos y órdenes llenaban el aire. Sentía como si el mundo se estuviera desmoronando a mi alrededor. Me moví rápido, casi corriendo, sin saber a dónde iba, pero con la clara idea de alejarme lo más rápido posible.
De repente, escuché pasos detrás de mí. Antes de poder reaccionar, un hombre enorme apareció de la nada, bloqueando mi camino. Su mirada era fría, su presencia aterradora. Apenas tuve tiempo de levantar las manos antes de que se abalanzara sobre mí. Intenté retroceder, pero me agarró del brazo y me empujó contra la pared con una fuerza que me dejó sin aire.
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SUSURROS EN LA OSCURIDAD|| 2 Finalizada
RomanceDespués de un rescate arriesgado, Alex logra salvar a Julia de las manos de los Delgado. Sin embargo, el precio de este rescate fue alto: las autoridades han comenzado a seguir cada uno de sus pasos, y ahora Alex y Julia no solo se enfrentan a sus e...