CAPITULO 14

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Alex estaba allí, mirándola fijamente, sin saber qué decir, mientras Julia desahogaba todo lo que había estado conteniendo durante tanto tiempo. Su mirada era intensa, pero no había una respuesta en sus ojos, solo sorpresa y quizás algo más profundo que no lograba mostrar del todo. Se mantuvo en silencio, escuchando cada palabra que ella tenía que decir, mientras la tensión llenaba cada rincón de la habitación.

Julia no se quedó quieta ni un momento. Cada palabra que decía venía acompañada de un movimiento, sus gestos hablaban tanto como sus palabras. Su cuerpo estaba lleno de tensión, la frustración reflejada en cada uno de sus movimientos. Señalaba hacia él con el dedo, su postura desafiante y su mirada ardiente, llena de toda la rabia acumulada.

—¿Qué crees que estás haciendo, Alex? —gritó, y avanzó un par de pasos hacia él, sin temer acortar la distancia entre ambos.

Su cuerpo parecía vibrar con la emoción, y sus manos temblaban mientras hablaba, a veces apretando los puños con fuerza, como si intentara contener la ira que la invadía. Julia se movía de un lado a otro, incapaz de quedarse quieta, sus brazos gesticulando cada vez que hacía una pregunta, como si intentara enfatizar lo que no podía dejar de sentir.

En un momento, apoyó ambas manos sobre la mesa de la cocina, inclinándose hacia adelante, tratando de mantener la compostura mientras sus emociones la desbordaban. Respiraba con dificultad, el pecho subiendo y bajando mientras su mirada seguía fija en Alex, exigiendo respuestas que él no parecía dispuesto a dar.

Sus gestos eran expresivos y desesperados; su cuerpo entero parecía estar lanzando un mensaje tan claro como sus palabras: estaba cansada de la incertidumbre, de los juegos, de ser llevada de un lado a otro sin saber qué esperar. Julia se llevó una mano al pecho, intentando calmarse, pero su respiración seguía siendo rápida y pesada. Se estaba dejando llevar por la pasión del momento, y todo su cuerpo lo reflejaba: la forma en que se acercaba, cómo se movía con firmeza, y cómo sus ojos, llenos de lágrimas que intentaba contener, no se apartaban de los de Alex, buscando desesperadamente una respuesta, una señal, algo que la hiciera entender lo que estaba pasando entre ellos.

Alex no sabía qué responder. Cada palabra de Julia lo golpeaba como un puñetazo directo, y no había preparación que lo pudiera proteger de eso. Ella estaba poniéndolo en su sitio, y la sensación le resultaba tan incómoda como desarmante. No era algo que le sucediera a menudo: ser confrontado, ser cuestionado de esa manera tan honesta y emocional, era como si de repente todo el control que siempre había tenido se esfumara.

Sentía que la situación se le escapaba de las manos, y eso lo enfurecía, pero también lo asustaba. Alex, acostumbrado a ser el que dictaba las reglas, a ser el que tenía el poder en cualquier situación, ahora se encontraba ante una Julia que no estaba dispuesta a quedarse callada ni aceptar su comportamiento sin explicación. Era como si ella estuviera arrancándole el escudo que había construido a lo largo de los años, como si lo desnudara emocionalmente y expusiera todas sus inseguridades, aquellas que nunca se atrevía a enfrentar.

A medida que ella hablaba, Alex se daba cuenta de que no podía negar lo que estaba escuchando. Julia tenía razón, y eso solo hacía que la rabia y la impotencia dentro de él crecieran. Porque no se trataba solo de que ella lo estuviera confrontando, se trataba de que él sabía que la estaba haciendo daño. Sabía que la confusión y el dolor que Julia sentía eran su culpa, pero aún así no sabía cómo manejarlo de otra manera.

Le era imposible articular una respuesta adecuada. Su orgullo le impedía disculparse, pero el verla tan vulnerable, con los ojos llenos de lágrimas y la voz quebrándose por la frustración, lo hacía sentir culpable. Y esa culpa, mezclada con su propio miedo a lo que estaba sintiendo por ella, lo dejaba paralizado. Era como si las palabras se le atascasen en la garganta, como si cada respuesta que se le ocurría fuera insuficiente, estúpida, o directamente injusta.

SUSURROS EN LA OSCURIDAD|| 2 FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora