Hasta el fin

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Capítulo 39.

Muchos dirían que el gris es sinónimo de tristeza, depresión y nubosidad, pero para mí, representa el amor incondicional e irrevocable por una mujer que he amado toda la vida, y fue precisamente ese sentimiento quien me devolvió a la vida y a la realidad.

El amor es más fuerte que el olvido y la tortura, ¿saben por qué?, porque es el único sentimiento que puede hacer que el corazón se reviente de alegría y sigas viviendo con el doble de intensidad.

Katniss Everdeen tiene una habilidad impresionante para romper mis esquemas, quería que las cosas fueran distintas pero una vez más las cosas salen como ella las tenía planeadas; puede ser bastante obstinada cuando se lo propone.

Si bien el lugar no estaba decorado como lo imagine: nuestro dormitorio rodeado de velas y pétalos de flores de diferentes colores donde la luna sería nuestra única compañera, la cual sería testigo de la unión de dos personas que están dispuestas a estar juntos en las buenas y en las malas.

La admiro nuevamente y sin pensarlo me lanzó a sus labios. Tomó su rostro entre mis manos como tantas veces lo he hecho, y delicadamente introduzco mis labios en los suyos con pasión, como si estuviera absorbiéndole la vida en cada beso. Al poco tiempo terminamos sobre la cama, no quiero incomodarla y por lo mismo hago que ella quede sobre mí.

Mis labios comienzan a viajar por su cuello; primero en el lóbulo de su oreja, pude notar como su cuerpo se fusionaba con el mío en un abrazo. Poco a poco ella empezó a unir más nuestros cuerpos hasta que lográbamos sentirnos a pesar de la ropa que teníamos encima. Al hacerlo, nos tensamos pero eso no impidió que dejara de hacer lo que estaba haciendo.

Cuando ya me estaba acostumbrando a las emociones y sensaciones que estaba sintiendo, empecé a aumentar la cantidad de besos pero en distintas partes de su cuerpo; sus mejillas, su cuello, su nariz y así. Mirándola a los ojos le pedí permiso para sacar su camiseta, dejándola solo con el sujetador, ella se cubrió con sus manos sus delicados senos y bajo la mirada unos segundos.

- Lo siento, es que... es... mi primera vez.

- Lo sé, la mía también. Y estoy igual o más nervioso que tú.

- No lo aparentas. Te veo muy tranquilo, yo soy la que está toda ruborizada.

- Que no lo aparente no significa que no lo esté.

- ¿Qué te pone tan nervioso?

- No quiero hacerte daño. Y la verdad es que no tengo idea de cómo hacerlo, por eso quería esperar un poco más. Pensaba que tal vez Haytmich pudiera aconsejarme un poco, ya sabes, de hombre a hombre pero una vez más te adelantaste a mis planes, y tengo miedo de que no sea lo que esperabas. Quiero que la primera vez de ambos sea tal y como la imaginaste... no quiero desilusionarte Katniss.

- No lo harás- Ella toma mi cara entre sus manos y me da un beso. Ahora soy yo quién está arriba de ella, lentamente deslizo la comisura de mis labios por su vientre, provocando que el vello de su piel se erice y tenga que entrecerrar los ojos. Es una sensación extraña, es como si el corazón fuera a salirse del pecho y tus pulmones no tuvieran la capacidad suficiente para respirar a ese ritmo, estoy a punto de detenerme, cuando Katniss empieza a lanzar ruidos desde su boca.

Cuando quiero darme cuenta, mis labios están ya rozando la parte baja de su ombligo, acercándome peligrosamente a sus pantalones, pero ella no se queda atrás y empieza a desordenar mi pelo.

- - Peeta...- su voz es una melodía que podría escuchar mil veces y nunca aburrirme.- Tengo miedo...

Detengo mis besos y elevo mi cuerpo hasta que nuestros rostros vuelven a estar alienados. Le dedico una cálida sonrisa, para transmitirle seguridad aunque por dentro este temblando.

- - ¿Confías en mí?

- - Sí.- Después de esa palabra, nuestros labios vuelven a fundirse en uno solo y ya no tengo miedo. - Te amo.- susurra, volviéndome a besar.

Ella hace que coloque mis manos sobre sus senos, indicándole que, durante esta noche y para siempre, es mía. La quiero, como nunca querré a nadie, y el saber que somos uno acrecienta mis deseos de continuar. Ambos nos fundimos en uno solo, y suavemente acaricio su cuerpo desnudo, dejando pequeños besos en cada parte; explorando y descubriendo hasta los más secretos rincones de su piel, haciéndola resurgir entre gemidos.

Nuestros cuerpos desnudos son un libro abierto, nos decimos con cada caricia lo que por años no fuimos capaces de decirnos, lo que la guerra y los juegos nos obligaron a forjar pero que dentro de esa mentira todo era real.

Ningún reloj será suficiente para medir el tiempo que quiero pasar con ella, no hay palabras que puedan expresar lo que siento en estos momentos. El miedo se ha disipado, no más mentiras, no más engaños, no más cámaras, no más secretos... solo amor, desde ahora en adelante todo será real. Ya que cada parte de mí le pertenece, mi boca es su boca, mi pecho es su pecho, mi felicidad es la suya.

Con cada movimiento penetro más en su vida como ella en la mía, perdiéndonos entre caricias y palabras hermosas, rodeando con los brazos nuestra piel, perdiéndonos en los jadeos del otro.

Sabiendo ahora más que nunca, que estábamos destinados a estar juntos.

Hasta el fin.

Crescendo (THG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora