La vida de Katniss no fue fácil. Perdió a su padre cuando tenía 10 años, se vio obligada a ser la responsable de cuidar y velar por su familia, ya que su madre quedo incapacitada para cuidarlas después del fallecimiento de su madre. Por años siempre la critico y no pudo entender cómo se dejó morir sabiendo que tenía dos hijas que cuidar.
Katniss tuvo que vagar por muchos días, ya que la comida no aparecía y nadie tenía de más como para ofrecerle, todos estaban a medias con las porciones de alimento. Ella hubiera muerto y su familia también si no hubiera sido por Peeta.
De ahí en adelante ella se dedicó a la caza, allí conoció a Gale. Los dos se complementaron y lentamente fueron un equipo, eras los únicos que se atrevían a cruzar la alambrada e ir al bosque. Vendían las presas por comida, eso les sirvió para sobrevivir unos años.
Hasta el día de la cosecha. Cuando Katniss oyó el nombre de su hermana como tributo no podía creerlo, ella solo tenía una papeleta. Las probabilidades estaban de su parte, pero no. La pequeña Prim iba a ir a los juegos... pero antes de que su hermana pudiera reaccionar ella se ofreció como tributo.
Desde ese momento la vida de Katniss cambió considerablemente, ya no era una chica de la veta ahora era voluntaria de un distrito que casi nadie reconocía. Su destino se vio entrelazado con el de Peeta. Ella nunca quiso matarlo, por el contrario tenía una deuda con él que nunca pudo pagar o si quiera agradecer; ya que fue consciente del golpe que recibió él por parte de su madre.
Katniss no comprendía porque Peeta la elogiaba tanto, se mostraba interesado en ayudarla y conversar con ella. Pensó ingenuamente que era su estrategia, ganarse su confianza para después matarla. Pero no fue hasta que estuvieron en la arena que ella entendió que él lo hacía para que sobreviviera.
Sí, es cierto. Katniss jugo con los sentimientos de Peeta porque era la única posibilidad de que los patrocinadores los ayudarán a salir, y ella necesitaba urgentemente la medicina para salvarlo de la muerte. La herida de Peeta en la pierna no hacía más que empeorar. Fue en ese momento que comprendió que si él moría ella no se lo perdonaría nunca. Se besaron muchas veces en la cueva, pero un beso, solo uno la hiso sentir algo: Un hambre tan fuerte y tan potente que las dejaron con ganas de un segundo.
Ella nunca antes tuvo tiempo para pensar en el amor. Su único objetivo era mantener con vida a Prim, cuidarla, protegerla... cosa que lamentablemente no funciono, no importará cuanto hiso por lograrlo.
Después de salir victoriosos y ver morir a gente inocente, volvieron a casa. Las cosas entre ellos cambiaron mucho, él al comprender que todo fue un acto se sintió dolido y ella culpable. Cuando anunciaron que en el vasallaje Katniss tendría que volver a la arena, Peeta no dudo en ofrecerse como voluntario: él cambio mucho en ese año. Antes era un chico tímido hasta miedosos, pero en el vasallaje demostró ser un hombre fuerte, leal, buen contrincante pero sobre todo humano. A pesar de que tuvo que matar, nunca dejo su humanidad de lado. Y eso Katniss lo comprendió cuando vio su cara cuando la adicta se sacrificó por él.
Ella ya lo sabía, ella sabía que estaba enamorada de Peeta, pero confirmarlo solo iba a serla ver débil. Jamás lo admitiría en los juegos del hambre cuando sus aliados decidieran cazarlos y matarlos. Ella no tenía intenciones de volver, deseaba tanto que fuera Peeta quién regresará a casa como vencedor aunque eso significará el dolor de Prim.
Pero las cosas cambiaron mucho cuando ella fue rescatada y él no. Su corazón no pudo soportar el dolor de perderlo, incluso asumió que estaba muerto. Su mente no hacía otra cosa que recordarlo: Recordaba el beso en la playa, esa misma sensación de hambre en su estómago o lo segura que se sentía cuando dormía abrazada de él, esa tranquilidad de soñar y no despertar producto de las pesadillas.
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Crescendo (THG)
FanfictionTras la guerra, la vida en Panem empieza a surgir de las cenizas. Se sacrificaron muchas vidas para que la paz y tranquilidad llegara a la vida de cada uno de los habitantes de ese pequeño lugar. Pero para Peeta Mellark ha sido una lucha diaria por...