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Mai se alarmó cuando vio mi estado. Mordía constantemente sus uñas, como si el dolor en sus dedos fuera a calmar el torbellino que llevaba dentro. Estaba nervioso, terriblemente nervioso, pero no más que yo. El dolor que atravesaba mi cuerpo era más que insoportable, sentía cómo mis entrañas se contraían con furia, como si cada segundo fuera una nueva ola de tormento. Todo me dolía a morir, y para colmo, cada sonido a mi alrededor me irritaba profundamente. Los ruidos, antes insignificantes, ahora eran truenos, chocaban unos con otros, creando un eco ensordecedor que se hundía en mis oídos, torturándome.

— ¿Dónde... está Ran? — logré articular, tocando débilmente el brazo de Mai mientras me llevaban a la sala de partos.

— Aún... aún no está aquí, pero no te preocupes por él, preocúpate por ti y por tu bebé por ahora — su voz temblaba, intentando sonar fuerte, pero el miedo era evidente.

— Señorita, usted no puede pasar a la sala de partos. Espere afuera — la detuvo una enfermera con firmeza. Alcancé a ver el rostro de Mai, lleno de preocupación, justo antes de que las puertas se cerraran tras de mí.

Quizás Mai tenía razón. Lo único importante ahora era que mi bebé estuviera bien. En medio del dolor, entre las sombras del recuerdo, su imagen vino a mi mente…

Flash black
Cuando ____ tenía 17 años.
— cuando sea adulto, me encantaría casarme y tener dos o tal vez tres hijos... -toque su naríz con mi dedo índice, una manía que tenía— ¿Y tú?

Asahi: me gustaría tener una niña, no me importa si son dos niñas, dos niños, pero me encantaría ser papá de una hermosa bebe... -sus ojos se iluminaron.

El lugar en donde estábamos era la cima una pequeña colina, rodeada de césped hermosamente verde, bajo la sombra de un árbol asombroso, el aire azotaba nuestro rostro y el sol de verano brillaba en todo esplendor.

Asahi: ¿Por qué me ves así? -sonrío nerviosamente.

     Él siempre era así, sus palabras estaban cargadas de sentimiento, creo que eso fue lo que me enamoró de él, su voz llena de emoción.

— ¿Crees que algún día, podamos formar una familia?....

Asahi: estoy seguro que así será... -tomo mi mentón y lo levantó, haciéndome mirarlo-. Estoy dispuesto a pasar a tu lado, los últimos días, años y segundos que me quedan, hasta el fin. Se que aún eres joven pero... ¿Te quieres casar conmigo?...

   Mi Asahi...

Disparos hicieron retumbar la sala

Asahi: por favor, ellas no tienen nada que ver... Se los pido...

   Vi como era azotado en el suelo cerré los ojos por un par de segundos, el primer disparo no lo vi, pero el segundo... El segundo lo viví en cámara lenta impactar... Antes de morir, él me miró, me regaló una de sus últimas sonrisas y un "te amo" sin voz que pude leer en sus labios.

  Asahi: cuando tú hermano se descuide, te voy a robar. -bromeo.

  Asahi: me encantan tus ojos ¿No se los quieres regalar a mis hijos? Jajaja

  — Asahi, cállate, mi hermano te va a escuchar.

   Las voces eran un eco que retumbaban en mis tímpanos, atravesando mi cuerpo, embutiéndose en mi interminable dolor, que en vez de curarse, se vuelve más grande, como una bola de nieve que es arrastrada, cada vez se hace mucho más grande.

Asahi: no se nena, lo que si se es que te quiero ver todas las mañanas al despertar.. -susurro.
Yai: pues yo no te quiero ver todos los días en mi casa -su voz nos asustó.
Asahi: ay marica -se volteo rápidamente-. Avise hermano, casi me da un paro ¿Me vas a cuidar si me da un paro?...

VIOLET EYES [RAN HAITANI] (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora