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El año escolar había llegado a su fin. Durante los últimos meses, el recuerdo de Cassandra había regresado a mi mente en formas inesperadas, apareciendo en sueños que lentamente se transformaban en pesadillas. Las imágenes de aquella tarde volvían con fuerza: su cuerpo maltrecho, la cicatriz en su espalda, sus ojos que cargaban un pasado doloroso. Pero lo más vivo de esos sueños era siempre el momento en que nuestras manos se estrecharon, cuando con la mirada me agradeció de una forma que las palabras nunca podrían expresar.
Con el paso del tiempo, esos recuerdos empezaron a desvanecerse, como una fotografía que poco a poco pierde nitidez. Su rostro, su voz, incluso el miedo que me paralizó aquella noche, se convirtieron en sombras lejanas, casi irreales. Lo que una vez fue una experiencia abrumadora ahora solo era un eco de mi niñez, algo que comenzaba a enterrarse bajo la rutina diaria.
Sin embargo, la vida seguía su curso. La entrega de calificaciones llegó, y como siempre, mis padres parecían más emocionados que yo. Nunca me preocupó demasiado ese momento. Sabía que mis notas serían buenas, pero este año había algo diferente en el aire. El peso del futuro estaba más presente que nunca.
Cuando el profesor entregó las hojas con las notas impresas, supe en ese instante que las cosas cambiarían. Observé el papel y las calificaciones confirmaron lo que ya había sospechado: estaba lista para dar el siguiente paso. Apenas llegué a casa, empecé a enviar solicitudes de admisión a todas las universidades cercanas, aunque, en el fondo, mi esperanza siempre estuvo puesta en que alguna universidad lejos de casa me escogiera. Quería comenzar una vida propia, alejada de la familiaridad que, aunque reconfortante, comenzaba a sofocarme.
Una mañana, mientras bajaba las escaleras, encontré la mesa del comedor llena de sobres blancos. El desayuno aún humeaba en la cocina, pero la emoción de mis padres no se debía a la comida. Sus rostros brillaban con anticipación. Habían colocado las cartas que llegaron esa misma mañana sobre la mesa, como si de una ceremonia se tratara.
—¿Qué esperas? —me animó mi madre—. Ve y ábrelas.
Con el corazón latiendo más rápido de lo habitual, me senté en la silla principal del comedor. Mis ojos recorrieron los sobres y, uno a uno, los fui abriendo. La mayoría eran respuestas positivas de universidades en las que había solicitado ingreso. No podía negar la felicidad de ver que mis esfuerzos habían valido la pena. Sin embargo, lo que me llamó la atención fue la gran cantidad de invitaciones que venían de universidades a lo largo del país, incluso de lugares en los que nunca pensé estudiar.
Pero lo que verdaderamente me atrapó fue un sobre diferente, más grueso que los demás, con un logo azul que resaltaba en el centro. No recordaba haber enviado ninguna solicitud a esa universidad, y al abrirlo, descubrí que se trataba de una institución cerca de Harrisburg, una ciudad donde había vivido años atrás. La coincidencia me dejó pensativa, así que decidí investigar más sobre la universidad.
Lo que encontré me impresionó. Tenía todo lo que podría desear en una institución. El prestigio, los programas que ofrecían, la cercanía a una ciudad en la que tenía gratos recuerdos... era todo lo que había estado buscando. Y aunque la idea de regresar a un lugar tan familiar me causaba cierta nostalgia, algo en mi interior me decía que este era el lugar donde debía estar.
Mis padres, felices por cada carta que abría, no podían evitar lanzar miradas de orgullo hacia mí. A pesar de que les costaba la idea de que me fuera lejos, entendían que este momento tenía que llegar. Aunque, a veces me daba la sensación de que se estaban viendo a sí mismos reflejados en mí, en todo lo que no pudieron ser. Mi padre, como siempre, lo disimulaba mejor, pero mi madre era incapaz de ocultar sus expectativas.
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Con Amor, Hannah.
Teen FictionEn un mundo donde el amor y el desamor son dos caras de la misma moneda, Hannah se enfrenta a un corazón destrozado, marcado por recuerdos de pérdidas y promesas olvidadas. A través de cartas, ella desvela sus pensamientos más profundos y vulnerable...