Capítulo 6 : Johns Hopkins

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Frente a mí, se alzaba la imponente Johns Hopkins University, una de las instituciones más prestigiosas del mundo. Fundada en 1876, la universidad no sólo era conocida por su excelencia académica, sino también por su hospital de renombre mundial, donde algunos de los avances médicos más importantes de la historia habían tenido lugar. Era un lugar donde las mentes brillantes se reunían, y ahora yo estaba a punto de ser parte de ese legado. La historia, la tradición, y el rigor académico que impregnaban cada rincón del campus me hacían sentir al mismo tiempo pequeña e increíblemente motivada.

El campus era aún más hermoso de lo que había imaginado: amplios jardines bien cuidados, con césped verde brillante que parecía extenderse sin fin, rodeados de árboles que proyectaban sombras refrescantes en medio del calor de finales de verano. Los edificios de ladrillo rojo, coronados con cúpulas y columnas blancas, daban al lugar una mezcla perfecta entre lo antiguo y lo moderno, transmitiendo una sensación de historia y prestigio. Todo esto parecía estar diciéndome que el esfuerzo, el sacrificio, y las noches en vela habían valido la pena.

A mi alrededor, estudiantes de todas las edades caminaban en diferentes direcciones. Los nuevos, como yo, con maletas llenas de expectativas y nerviosismo, mientras los veteranos se movían con una seguridad que envidiaba. Algunos conversaban en grupos animados, otros caminaban en solitario, inmersos en sus pensamientos o mirando sus teléfonos, como si ya fueran parte viva de ese lugar.

A lo lejos, vi una carpa blanca con un cartel que decía "Inscripciones." Miré la hora en mi teléfono y, dándome cuenta de que iba un poco tarde, apresuré el paso. Al llegar, una mujer mayor me recibió con una sonrisa cálida y me entregó los documentos que debía firmar.

— Bienvenida a Johns Hopkins, Hannah — me dijo al pasarme una carpeta con el logo de la universidad —. Edificio West Hall, tercer piso. Aquí está la llave de tu habitación.

Le agradecí antes de dirigirme al edificio que sería mi nuevo hogar. Al caminar por el campus, no podía dejar de observar cada detalle: los bancos bajo los árboles, donde algunos estudiantes ya estaban leyendo, los grupos que paseaban charlando animadamente, las bicicletas estacionadas junto a las entradas de los edificios. Todo parecía sacado de una película universitaria, y era difícil procesar que ahora formaba parte de todo eso.

Cuando llegué a West Hall, observé el edificio con grandes ventanales y una entrada de puertas pesadas de madera. El pasillo estaba lleno de actividad: estudiantes desempacando maletas, cajas desparramadas, y un bullicio que llenaba el aire. Caminé hasta la puerta de mi habitación, saqué la llave y respiré profundamente antes de abrirla.

Esperaba encontrar una habitación tranquila, donde pudiera instalarme con calma, pero desde el otro lado ya se escuchaba música a todo volumen. Al abrir la puerta, vi a una chica en el centro de la habitación, con el cabello rizado y gafas grandes, bailando mientras desempacaba sus cosas. La música pop inundaba el ambiente, y su energía era contagiosa.

Al notar mi presencia, detuvo la música de golpe y me miró, claramente avergonzada. Apagó el altavoz de forma torpe y se acercó con una sonrisa nerviosa. — Soy Josselyn — dijo mientras extendía su mano —. Primer año de medicina.

Miró mi ropa y mi cabello de arriba abajo, intentando descifrar qué decirme. Tras unos segundos de duda, soltó una risa nerviosa. — Me gusta tu... emmh, cabello.

Sonreí, aceptando su mano con suavidad. — No te preocupes, a mí tampoco me gusta mucho — bromeé, tratando de romper el hielo —. Soy Hannah, medicina también.

Con Amor, Hannah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora