Capítulo 13 : H de Heroína

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—Tienes que venir, Hannah —insistió Jossie, su voz suave pero firme al otro lado del teléfono—. Será una buena manera de cerrar todo. Es tu último día en el campus.

Yo no quería ir. No me sentía capaz de caminar entre aquellos pasillos que, durante años, me vieron crecer, aprender y finalmente romperme. Pero Jossie no me dejaba rendirme. Su persistencia era lo único que me mantenía anclada a la realidad, a lo que quedaba de mí.

—No sé, Jossie... No quiero que me vean.

—No se trata de ellos, se trata de ti. Una despedida apropiada. Cierra este capítulo con la cabeza en alto.

Accedí, aunque con la sensación de que algo no encajaba. Me puse mi chaqueta más discreta y llegué al auditorio unos minutos antes de que comenzara la charla. Había un bullicio leve, voces mezclándose en el aire mientras la multitud se acomodaba en las butacas. Jossie y yo encontramos dos asientos hacia el fondo. Mi intención era quedarme en la sombra, oculta entre la multitud.

El ambiente se llenó de murmullos cuando el escenario se iluminó y vi quiénes estaban sentados en la mesa principal: el profesor Anderson, la nueva rectora y algunos otros profesores de la facultad. Sentí un nudo en el estómago al ver la figura de Anderson, erguido y altivo, como si la gravedad de sus actos no lo tocara.

—¿Por qué me trajiste aquí? —le susurré a Jossie, clavando mis uñas en el borde de mi asiento.

—Solo espera —me dijo con una sonrisa que parecía guardar un secreto.

El evento comenzó con palabras amables, de reconocimiento hacia la "gran carrera" del profesor Anderson. Yo quería gritar, marcharme de ahí, pero algo en los ojos de Jossie me detuvo. Había una calma en ella, una certeza que me obligaba a quedarme. Entonces la rectora tomó el micrófono.

—Como muchos de ustedes saben —comenzó con tono solemne—, he estado ausente los últimos meses debido a una licencia por motivos personales. Sin embargo, desde mi regreso, he sido informada sobre ciertos asuntos que, aunque incómodos, es necesario exponer. Esta institución se enorgullece de la transparencia y la justicia, y es mi deber como rectora asegurarme de que esos principios se mantengan intactos.

El silencio en el auditorio era ensordecedor. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Sentí que el aire en la sala se volvía pesado, denso. La rectora respiró hondo antes de continuar.

—Durante mi ausencia, se recibieron múltiples denuncias anónimas en contra del profesor Anderson, relacionadas con comportamientos inapropiados hacia estudiantes. Las acusaciones fueron graves, y se decidió iniciar una investigación interna. Se instalaron cámaras ocultas en su oficina, y además de los testimonios recibidos, se recopilaron pruebas documentales y grabaciones de audio.

Sentí que me hundía en la silla, el sudor frío recorriendo mi espalda. Las palabras de la rectora flotaban en el aire como un peso que todos podíamos sentir. Entonces, ella mencionó lo que jamás pensé escuchar.

—Entre los testimonios que hemos recibido, uno de los más impactantes corresponde a una estudiante que fue públicamente humillada y expulsada bajo acusaciones falsas. Hemos revisado los audios y documentos y puedo decir, con total certeza, que Hannah Jhonson es inocente de cualquier irregularidad. Los archivos muestran pruebas irrefutables de que su expulsión fue un acto de represalia del profesor Anderson, como lo fue también su exclusión de actividades académicas clave.

Sentí las miradas de la sala moverse de un lado a otro, tratando de encontrarme. Mi cuerpo temblaba, pero no podía moverme. Mis ojos se llenaron de lágrimas, no de tristeza, sino de una mezcla de alivio y rabia acumulada. Jossie me apretó la mano con fuerza, sus ojos brillando de orgullo.

Con Amor, Hannah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora