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El invierno había cubierto la isla con su manto blanco, y con el nuevo año, la vida en el hospital seguía su curso mientras yo me enfocaba en mi próximo reto: el examen de ascenso. Las noches de estudio se volvían eternas, y aunque me dedicaba a repasar cada línea de los textos, algo dentro de mí parecía estar buscando más allá de las palabras, una salida, una dirección.
Marco, con su porte seguro y su acento italiano, me acompañaba en cada una de esas noches. Al principio, era solo apoyo académico; corregía mis notas y señalaba mis errores con paciencia. Pero con el tiempo, esa cercanía fue tomando una forma diferente. Había algo en su manera de ser que me tranquilizaba, aunque nuestra relación nunca cruzaba ciertos límites.
—Hannah, debes descansar un poco —me dijo una noche, cerrando el libro que tenía frente a mí con suavidad—. Mañana continuarás con la mente más fresca.
Asentí, aunque sabía que mi cabeza seguiría llena de datos, teorías y procedimientos. Sin embargo, me permití cerrar los ojos por un momento mientras él se acercaba a besarme suavemente en la frente. No era la primera vez que lo hacía, y aún así, cada gesto suyo era contenido, como si temiera que al cruzar una línea todo cambiaría.
A pesar de nuestra cercanía, dormíamos juntos, pero siempre respetando esa distancia invisible. Nunca mencionamos lo que esa barrera significaba, ni por qué ninguno de los dos parecía dispuesto a derribarla. Marco era cuidadoso conmigo, más allá de lo que alguna vez imaginé, y aunque el cansancio de las noches interminables nos unía, nunca se atrevía a ir más allá de esos breves besos que intercambiábamos al final del día.
La relación que teníamos era curiosa, no éramos una pareja en el sentido convencional, pero había un respeto profundo, algo que parecía mantenernos en un equilibrio frágil.
—Buonanotte, Hannah —me susurró en una de esas noches, mientras apagaba la luz y se acomodaba a mi lado, sin invadir mi espacio.
—Buenas noches, Marco —respondí, mientras el silencio caía sobre nosotros, dejando solo el susurro del viento afuera.
Marco cuidaba de mí de una manera que no terminaba de entender, como si yo fuera algo más valioso que cualquier otra cosa en su vida. Y en esas noches de estudio y quietud compartida, no pude evitar preguntarme qué era lo que en verdad nos mantenía así, separados y unidos al mismo tiempo.
Una de esas noches, mientras el viento helado golpeaba las ventanas y las páginas de nuestros libros de estudio descansaban abiertas sobre la mesa, Marco me miró de una manera diferente. Había algo en su mirada que nunca antes había percibido con tanta intensidad, como si el peso de todas las noches juntos finalmente se deslizara en ese instante.
Sin decir nada, se acercó y me besó. Su tacto fue tierno, casi como si temiera romperme. El tiempo se detuvo, y yo, una ilusa, me dejé caer de nuevo en los brazos del amor. Había pasado tanto tiempo desde que sentí algo similar que, por un breve momento, me permití pensar que lo merecía, que tal vez, después de todo lo que había pasado, podía volver a experimentar algo parecido al amor.
El calor de sus besos era tranquilizador, me envolvía como una manta suave en medio de una tormenta de nieve. Pero a pesar de la paz que me brindaba, había una realidad que no podía ignorar: nuestra relación no tenía un nombre. No éramos novios, ni compañeros en el sentido habitual. Éramos algo casual, algo que ambos entendíamos, pero que ninguno de los dos se atrevía a definir.
Nos manteníamos ocultos de los demás, casi como si el mundo exterior no pudiera comprender lo que ocurría entre nosotros. Y aunque había momentos como ese, donde me sentía tan cerca de él, en el fondo sabía que lo que compartíamos no tenía un futuro claro. Era algo pasajero, un refugio en medio de la tormenta, pero no podía evitar preguntarme cuánto tiempo más duraría.
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Con Amor, Hannah.
Teen FictionEn un mundo donde el amor y el desamor son dos caras de la misma moneda, Hannah se enfrenta a un corazón destrozado, marcado por recuerdos de pérdidas y promesas olvidadas. A través de cartas, ella desvela sus pensamientos más profundos y vulnerable...