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Los años en la facultad se deslizaron entre mis dedos como arena, llenos de noches de estudio y desafíos que, aunque difíciles, me habían llevado a un punto de satisfacción inesperada. Había encontrado en la medicina no solo un camino profesional, sino también una pasión profunda. El día de mi graduación llegó, un momento que había esperado con ansias, y al mismo tiempo, lo temía. Mientras me preparaba, me recordé a mí misma que todo el esfuerzo valdría la pena.
Cuando finalmente estaba en el escenario, con mi toga y mi birrete, el auditorio relucía con aplausos. A medida que mi nombre resonó en el micrófono, busqué a mis padres entre la multitud. Sin embargo, cuando anunciaron mi graduación, una ola de decepciones me inundó. Ninguno de ellos se levantó para abrazarme o para compartir el momento. La multitud aplaudía, pero el sonido se sentía lejano, como si estuviera atrapada en una burbuja de silencio.
Mientras escuchaba los elogios por mis logros académicos, una sensación de pesar se instaló en mi pecho. Era un momento de celebración, pero el vacío de la ausencia de mis padres lo empañó todo. Intenté recordar las palabras de mis compañeros, los discursos motivadores, pero mi mente divagaba hacia el desasosiego que me acompañaba.
En ese instante, el director del programa me llamó al frente. Había sido elegida para dar el discurso final, un honor que había esperado con entusiasmo. Mientras me acercaba al micrófono, la presión de las miradas me envolvía. Respiré hondo y traté de canalizar mi nerviosismo en confianza.
—Queridos compañeros, profesores y familias —comencé, sintiendo el eco de mis palabras resonar en la sala—. Hoy celebramos no solo un logro académico, sino un viaje lleno de sacrificios, perseverancia y sueños. Cada uno de nosotros ha enfrentado desafíos, algunos de los cuales nos han dejado marcas profundas. Pero hoy, aquí estamos, listos para enfrentar el mundo, armados con conocimiento y pasión.
Miré hacia la multitud, buscando al menos un rostro familiar que me sonriera. Las palabras fluyeron más fácilmente al recordar a mis amigos, a Jossie y a todos aquellos que habían sido mi apoyo en momentos difíciles.
—Hemos aprendido lecciones que van más allá de los libros. Hemos aprendido sobre la amistad, la lealtad y la importancia de levantarnos ante la adversidad. Mi propia experiencia me ha enseñado que, aunque la vida no siempre nos da lo que deseamos, siempre podemos encontrar un camino hacia adelante.
Mientras continuaba, una mezcla de emociones se apoderó de mí. Hablé de los sacrificios que habíamos hecho, de las noches en vela y de los momentos de duda que nos habían hecho más fuertes. Quería que supieran que su esfuerzo no había sido en vano. Mi voz resonaba con determinación, y por un breve momento, el peso de la ausencia de mis padres se desvaneció.
Al finalizar, el auditorio estalló en aplausos. Aunque mis padres no estaban allí, sentí el apoyo de todos mis compañeros, de mis profesores, y de la comunidad que me había acogido. Con cada aplauso, esa sensación de vacío comenzaba a transformarse en un destello de esperanza.
Al llegar a mi cuarto del internado, exhausta pero aliviada por haber terminado, encontré un mensaje de audio en mi teléfono. Al reproducirlo, escuché la voz familiar de mi madre, intentando justificar su ausencia.
—Hannah, cariño, lamentamos mucho no poder estar contigo hoy. Un viaje inesperado ha surgido y tenemos que ayudar a un grupo de niños en el extranjero. Sabemos que es un día importante para ti, y te prometemos que celebraremos tu graduación a nuestro regreso. Te queremos, cuídate.
Las palabras se desvanecieron, y con cada frase, el dolor se profundizaba. Intenté comprender su situación, pero la tristeza me envolvía. Al igual que en mi cumpleaños, me di cuenta de que mis padres habían priorizado a otros niños antes que a su propia hija, persiguiendo una vocación que parecía siempre eclipsar mis logros.
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Con Amor, Hannah.
Dla nastolatkówEn un mundo donde el amor y el desamor son dos caras de la misma moneda, Hannah se enfrenta a un corazón destrozado, marcado por recuerdos de pérdidas y promesas olvidadas. A través de cartas, ella desvela sus pensamientos más profundos y vulnerable...