♡ Capítulo 31 ♡

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Finnian Ascot

Íbamos de camino al baile en el carruaje, con el sonido de las ruedas resonando suavemente por el empedrado. Lissi iba sentada a mi lado, su cabeza ligeramente apoyada en mi hombro, respirando tranquilamente. Podía sentir su tranquilidad a través del contacto, y no pude evitar sonreír al pensar en lo bien que se veía con su vestido rojo, resaltando bajo la luz de las antorchas en el camino.

Frente a nosotros, Nicolás iba sentado, algo inquieto. Podía notarse en cómo movía las manos, jugando con los botones de su traje y mirando ocasionalmente por la ventana, como si intentara prepararse mentalmente para lo que estaba por venir. Era entendible, después de todo, este era su primer evento importante.

De repente, Nicolás levantó la mirada y me miró directamente a los ojos, su expresión era de pura incertidumbre.

—¿Qué pasa si no puedo conseguir a alguien para bailar? —preguntó, con el ceño ligeramente fruncido.

Me reí ligeramente, intentando no hacerle sentir mal por su nerviosismo. Era una situación típica para alguien de su edad, y no lo culpaba por estar un poco ansioso.

—No pasará nada, Nicolás —respondí con una sonrisa tranquilizadora—. Todavía eres muy joven para estar buscando una doncella. No te preocupes por eso.

Nicolás asintió, aunque pude notar que aún seguía algo tenso. Decidí cambiar un poco mi tono, poniéndome un poco más serio para asegurarme de que entendiera la importancia de lo que estaba por decir.

—Lo único que te voy a pedir es que no te alejes demasiado de mi lado, ¿de acuerdo?

Lo miré fijamente, asegurándome de que el mensaje quedara claro. No quería que se perdiera en el bullicio del baile o que se sintiera incómodo sin saber qué hacer. Al fin y al cabo, era nuestro deber cuidarlo.

Nicolás asintió de nuevo, esta vez con más seguridad.

—Sí, claro. No me alejaré —dijo, su voz más firme que antes.

Miré a Lissi por el rabillo del ojo, y aunque no dijo nada, pude notar una ligera sonrisa en sus labios, sabiendo que todo saldría bien.

Cuando llegamos al baile, bajé del carruaje primero, dejando que Nicolás me siguiera. Él bajó con algo de nerviosismo, acomodándose el traje y lanzando miradas alrededor, claramente impresionado por la majestuosidad del lugar. Finalmente, fue el turno de Lissi, y cuando sus pies tocaron el suelo, no pude evitar notar cómo inmediatamente atrajo la atención de todos.

Su vestido rojo era absolutamente hermoso, resplandeciendo bajo las luces que iluminaban la entrada del gran salón. El diseño realzaba cada detalle, cada movimiento suyo parecía haber sido coreografiado para resaltar su elegancia. La multitud cercana, que hasta entonces había estado conversando entre ellos, guardó silencio por un instante, deslumbrados por su presencia.

De repente, una voz familiar rompió el silencio.

—¡Lissi! —escuché, y al girarme vi a Amelia acercarse rápidamente con una expresión de asombro—. ¡Tu vestido es precioso!

Lissi se volteó sorprendida, pero sonrió ampliamente al ver a su hermana. Se abrazaron con cariño, mientras Amelia continuaba admirando el vestido de Lissi con genuina admiración. Era raro que su hermana no comentara algo sarcástico, pero esta vez su elogio era totalmente sincero.

No pasó mucho tiempo antes de que otras dos figuras familiares se unieran a la escena. Iris llegó acompañada de Lady Adelaida, la abuela de Lissi, ambas con la misma expresión de sorpresa y aprobación.

El corazón de una Princesa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora