♡ Capítulo 35 ♡

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El día había llegado, y aunque estaba emocionada por ver a Nicolás dar este gran paso, no podía evitar notar lo nervioso que estaba. Mientras lo llevaba de la mano hacia la escuela, podía sentir cómo su pequeño cuerpo temblaba ligeramente. Nicolás no soltaba mi mano, y de vez en cuando miraba hacia mí con esa expresión que mostraba todo su miedo. Quería decirle tantas cosas, pero sabía que lo mejor era mantenerlo calmado.

—No te preocupes, mi amor. Sé que estás nervioso, pero todo va a salir bien —le dije suavemente, inclinándome para estar a su altura y acariciando su mejilla. Él asintió, aunque no parecía convencido.

Sabía que Finnian quería estar aquí, pero tenía trabajo en el cuartel esta mañana. Aun así, me había asegurado de decirle a Nicolás que su papá lo recogería más tarde, después de clases, lo que le había arrancado una pequeña sonrisa cuando se lo mencioné durante el desayuno.

—¿Papá me vendrá a buscar? —preguntó, su voz temblorosa pero con un brillo de esperanza en sus ojos.

—Claro que sí, lo prometió —le confirmé mientras nos acercábamos a la entrada de la escuela. Desde la distancia, vi a los demás niños entrando, algunos riendo y otros con la misma expresión nerviosa que Nicolás.

Cuando finalmente llegamos a la entrada, Nicolás se detuvo. Sus pasos pequeños y decididos se transformaron en un ancla que lo mantenía pegado al suelo. Se negaba a moverse.

—No quiero ir, mamá —me dijo en un susurro, escondiendo su rostro en mi vestido. Su miedo me rompía el corazón, pero sabía que este era un paso importante.

Antes de que pudiera decir algo más, el maestro apareció frente a nosotros con una sonrisa cálida.

—Hola, Nicolás, ¿verdad? —preguntó el maestro con una voz amable. Nicolás asintió, sin soltarme. El maestro continuó—. ¿Sabes qué? Tengo un grupo fantástico dentro. Todos están deseando conocerte. Estoy seguro de que les caerás genial. ¿Te gustaría venir conmigo?

Nicolás levantó la vista hacia mí, buscando aprobación. Le devolví una sonrisa tranquilizadora, y aunque su mano seguía aferrada a la mía, lentamente comenzó a soltarla.

—Todo estará bien, cariño. Vas a divertirte, te lo prometo —le susurré mientras el maestro extendía su mano hacia él.

Con una pequeña respiración profunda, Nicolás finalmente soltó mi mano y tomó la del maestro. Me dio una última mirada, una mezcla de miedo y coraje, antes de caminar hacia la puerta con el maestro.

—Papá vendrá por ti —le recordé suavemente mientras desaparecía entre los demás niños.

Me quedé allí, observando cómo mi pequeño daba su primer paso hacia una nueva etapa. Mi corazón se llenaba de orgullo, y a la vez, de una leve nostalgia. Pero sabía que este era el comienzo de algo maravilloso para él.

Mientras veía a Nicolás desaparecer entre la multitud de niños dentro de la escuela, suspiré profundamente. Había sido un momento importante, y aunque me sentía feliz y orgullosa de él, también había una pequeña punzada de ansiedad en mi corazón. Con una última mirada a la escuela, emprendí el viaje de regreso a casa.

El camino era largo y tedioso, especialmente ahora que la nieve cubría gran parte del suelo, lo que hacía cada paso más pesado. Siempre me había gustado la nieve, pero ahora, con el embarazo tan avanzado, me cansaba el doble. Sentía cómo el frío aire helaba mis mejillas, y aunque el paisaje era hermoso, cada vez me pesaban más los pies.

Después de caminar un buen trecho, escuché el sonido de un caballo acercándose desde detrás de mí. Los cascos retumbaban sobre la nieve, y pronto oí una voz que me llamó la atención.

El corazón de una Princesa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora